Choque diplomático entre Moscú y Washington por un bombardeo aéreo en las cercanías de Alepo
Internacional
Un bombardeo aéreo erróneo mató el sábado a decenas de soldados leales al régimen de Bachar Al Asad y sirvió para demostrar la enorme brecha que separa a los dos países en su estrategia sobre Siria
19 Sep 2016. Actualizado a las 05:00 h.
Al tiempo que Estados Unidos se lanzaba a la caza del enemigo interior, sus diplomáticos tenían que hacer frente a las críticas de Rusia, especialmente dura tras un bombardeo aérero erróneo que mató el sábado a decenas de soldados leales al régimen de Bachar Al Asad y que sirvió para demostrar la enorme brecha que separa a los dos países en su estrategia sobre Siria, que apenas ha servido para acordar una frágil tregua. El choque diplomático no tardó en reflejarse en el campo de batalla. Ayer se registraron los primeros ataques aéreos sobre Alepo, feudo opositor y ciudad clave en el desarrollo del conflicto. Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), cuatro bombardeos impactaron sobre zonas rebeldes. Pese a la tensión, ninguno dio el pacto por terminado.
Por esta provincia, en el norte del país, se debe facilitar la entrada de ayuda humanitaria desde Turquía a las ciudades asediadas, uno de los requisitos para mantener el cese de hostilidades. Sin embargo, los camiones con medicamentos y alimentos siguen en la frontera porque el Gobierno de Damasco deniega el acceso al este de Alepo, feudo rebelde.
Pero no es solo el incumplimiento de las condiciones del pacto lo que ha puesto contra las cuerdas el alto el fuego. El bombardeo estadounidense del sábado sobre Deir al Zor, territorio del Estado Islámico (EI), donde no está vigente el alto el fuego y la coalición internacional antiterrorista seguía operando, mató al menos a 90 soldados del Ejército sirio. Aunque Washington asumió el «error», Moscú lo responsabilizó de debilitar su continuidad porque lo cierto es que ha mermado la confianza diplomática entre las dos potencias.
El ataque estadounidense sobre Deir Ezor permitió, paradójicamente, el avance de los yihadistas. Moscú fue tajante sobre que el incidente abría «un gran interrogante» en la permanencia de la tregua y cargó contra EE.UU. al decir que estuvo «en el límite entre la negligencia criminal y la connivencia con los terroristas».
El Consejo de Seguridad de la ONU convocó una reunión, a puerta cerrada, con el enfrentamiento de las dos delegaciones. La embajadora de Estados Unidos ante Naciones Unidas, Samantha Power, criticó que durante años se hayan bloqueado las sanciones contra el régimen de Bachar Al Asad por atacar objetivos civiles y ahora se pretenda un encuentro por «tan solo un ataque aéreo erróneo».
Una semana de tregua
Hoy se cumple una semana de tregua tras la que EE.UU. y Rusia iniciarían, según lo acordado, una coordinación militar contra el EI y el Frente Fatah Al Sham (el renombrado Al Nusra), considerados terroristas por ambos. El Kremlin y la Casa Blanca, que apoyan bandos diferentes en el conflicto, son los valedores de este nuevo intento por poner fin a la guerra. El pasado lunes, alcanzaron un acuerdo de mínimos por el que ambos debían persuadir a sus aliados: Moscú, evitando que el régimen sirio bombardeara zonas opositoras y Washington garantizando que los rebeldes se distancien de los extremistas con los que tiene alianzas en algunas zonas del país.
Por otra parte, la agencia Amaq, próxima al EI, reivindicó el derribo de un avión del Ejército sirio en las afueras de la ciudad de Deir al Zor. La oenegé con base en Londres OSDH aseguró que los bombardeos rusos contra posiciones del EI han causado la muerte de al menos 38 extremistas. En total, en toda Siria, tanto en zonas de tregua como del Estado Islámico (EI), contabilizó al menos 167 muertes, entre civiles y combatientes; la jornada más mortífera desde que se aplicara la tregua.