La Voz de Galicia

Trump dictó la excusa de su hijo sobre la reunión con los rusos en la campaña

Internacional

REDACCIÓN / LA VOZ

Las pruebas aumentan la presión sobre el presidente en plena investigación del fiscal Mueller sobre el alcance del Rusiagate

02 Aug 2017. Actualizado a las 07:28 h.

En la mesa de trabajo del Air Force One a la vuelta de la cumbre del G20 en Hamburgo. Ahí fue donde Donald Trump decidió imponerle a su hijo, Don Jr., una versión incorrecta -en la que ocultaba entre otros datos la asistencia de su cuñado, Jared Kushner y la identidad de una de sus interlocutoras- de la reunión que mantuvo en la Torre Trump con un empresario afín a Vladimir Putin y con Natalia Veselnitskaya, la abogada de confianza de varios empresarios afines al presidente ruso.

Trump echó mano de Hope Hicks y Josh Raffel, dos de los asesores de la Casa Blanca más cercanos y leales al presidente para intentar frenar una tormenta mediática que no hacía más que debilitar al magnate.

La versión inicial del hijo de Trump, resumida en un comunicado de apenas cuatro líneas, daba como excusa del encuentro «la necesidad de reunir información sobre el problema de las adopciones de niños rusos» por parte de familias estadounidenses. Horas después, cuando The New York Times se disponía a publicar varios correos privados de Donald Jr., este reaccionó colgándolos él mismo en sus propias redes sociales y añadiendo a su argumentario que el objetivo real de la cita con los rusos era el de recibir información supuestamente comprometedora sobre Hillary Clinton. «¿Quién no iría?», se preguntaba a modo de justificación el vástago del presidente.

Sin embargo, este nuevo hallazgo por parte del Washington Post no hace más que estrechar el cerco sobre el presidente en plena tormenta sobre la Casa Blanca. El fiscal especial Robert Mueller sigue con su discreta investigación sobre las implicaciones reales del magnate en la trama rusa. Y la mentira es, junto con los escándalos sexuales, uno de los puntos peor valorados por los votantes estadounidenses, lo que podría mermar la credibilidad de un presidente que ya es el menos popular del país desde la etapa de Richard Nixon.

Peor que el desplome de su prestigio podrían ser sus consecuencias penales. Mueller trabaja sobre la hipótesis de una obstrucción a la justicia en base a las numerosas mentiras que se le achacan a Trump, a las coacciones que denunció James Comey y otros indicios de las relaciones de los colaboradores del presidente con Rusia.

Ayer, el equipo presidencial anunció el inicio del desmantelamiento de las instalaciones estadounidenses en Rusia que el Kremlin ordenó cerrar tras las sanciones impuestas por Trump, que esta misma semana podría firmar una ampliación.

El magnate está dispuesto a saltarse la ley para agilizar la construcción del muro fronterizo

El Gobierno de Trump se acogerá a permisos especiales para poder obviar determinadas leyes y acelerar la construcción del muro en la frontera con México. El Departamento de Seguridad Nacional eliminará condiciones relativas al medio ambiente, los recursos naturales y la gestión de tierras en la zona de San Diego.

Para ello se acoge a una fórmula que ya utilizó George W. Bush para obviar más de tres decenas de leyes y regulaciones para terminar de construir casi 1.100 kilómetros de valla fronteriza a lo largo de la misma frontera que Donald Trump pretende ahora cerrar prácticamente. 

El propio Departamento de Seguridad Nacional indicó en su comunicado que entre 2005 y 2008 se acogió en cinco ocasiones a esta fórmula, prevista en la Ley de Reforma de Inmigración Ilegal y Responsabilidad Inmigratoria.

La Administración Trump ha fijado para marzo o abril del 2018 el inicio de la construcción del muro. El presidente, no obstante, tiene que conseguir antes financiación del Congreso para él.

La semana pasada, la Cámara de Representantes dio luz verde a una partida de 1.600 millones de dólares para iniciar la construcción. Esta tiene que ser ratificada por el Senado, donde Trump aún no cuenta con los apoyos necesarios para ello. No solo se oponen los senadores demócratas, sino también algunos republicanos.


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