La socialdemocracia alemana elige a Andrea Nahles para reflotar el partido
Internacional
Es la primera mujer al frente de la formación en 155 años de historia del SPD
23 Apr 2018. Actualizado a las 05:00 h.
Por primera vez en sus 155 años de historia, el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) ha elegido a una mujer como presidenta, la jefa del grupo parlamentario y exministra de Trabajo Andrea Nahles. Un 66,35 % de los cerca de 600 delegados presentes en un congreso extraordinario del partido votaron a favor de Nahles, una política de 47 años que tendrá la difícil misión de frenar la caída de popularidad del SPD y superar las divisiones internas.
Nahles se impuso a Simone Lange, alcaldesa de Flensburg. No obstante, el hecho de que un tercio de las bases le negasen el apoyo fue interpretado como una señal de las grietas en la formación y es ya uno de los peores resultados en una votación para presidente en la historia del SPD.
«Hace 30 años que entré en el SPD. La primera de nuestra familia. Católica. Hija de trabajadores. Chica. De provincia. Más no tengo que decir», se presentó Nahles ante sus correligionarios, según recoge Dpa. «Muchas mujeres conocen este techo de cristal tan raro con el que se topan una y otra vez. Siempre hay algo que lleva a que al final siempre sean los hombres los que se ponen delante. Hoy en este congreso se romperá este techo de cristal en el SPD. Y permanecerá abierto», prometió.
Renovación
Según recoge la citada agencia alemana, Nahles anunció un proceso de renovación del partido, que sufrió una debacle histórica en las elecciones del 24 de septiembre y quedó muy dividido por formar por tercera vez un Ejecutivo con la conservadora Angela Merkel. «Se puede renovar un partido desde el Gobierno, esto se lo quiero demostrar a partir de mañana», argumentó Nahles. La política prometió que bajo su mandato el SPD luchará por domar lo que llamó «el capitalismo digital» y aseguró que el capítulo sobre el fortalecimiento y las reformas de la Unión Europea pactado con los conservadores será aplicado «letra por letra».
Nahles sucede a Martin Schulz, quien renunció al cargo por falta de apoyo interno después de haber negociado con éxito el acuerdo de coalición con Merkel. La nueva pesidenta del SPD asume en tiempos turbulentos para el partido, que celebró ayer su quinto congreso en poco más de un año. La agrupación más antigua de Alemania obtuvo en los comicios generales un 20,5 % de los votos, su peor resultado desde 1949.
De pequeña aspiraba ya a ser canciller
La primera mujer presidenta del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), Andrea Nahles, se labró un nombre durante el último Gobierno del SPD, hace 15 años, cuando siendo diputada encabezó una rebelión interna para evitar que se aprobaran profundas reformas del sistema social. Ahora, convertida en jefa parlamentaria del SPD y tras ejercer de ministra de Trabajo la pasada legislatura, la política de 47 años busca devolver la ilusión a una formación sumida en una crisis de identidad y desmoralizada por las derrotas.
Nahles (1970, Mendig, en Renania-Palatinado) fue una figura clave para que los socialdemócratas aprobasen el acuerdo para formar una tercera coalición de Gobierno con los conservadores de Angela Merkel. De esta forma reforzó su autoridad en el partido y allanó el camino para convertirse en la candidata del SPD a la cancillería en las elecciones generales del 2021. Tendrá opción así de cumplir un sueño de juventud. En una revista de su colegio declaró que de mayor aspiraba a convertirse en «ama de casa o en canciller».
Separada y madre de una hija, Andrea Nahles es licenciada en Filosofía y Filología alemana y miembro del SPD desde que tenía 18 años. Fue líder de las juventudes socialdemócratas (los «Jusos»), por lo que conoce muy bien las bases, y en el 2009 fue elegida secretaria general del partido. Siendo ministra de Trabajo, sacó adelante numerosas iniciativas, entre ellas la aprobación del salario mínimo y mejoras en las jubilaciones, así como en las pensiones de los supervivientes del Holocausto.
En la memoria colectiva todavía está muy presente un enérgico discurso que Nahles pronunció en enero durante un complicado congreso en el que el SPD buscaba el apoyo de sus delegados para negociar la reedición de una gran coalición con Merkel. Muchos esperan que ese ímpetu contagie a las bases y sirva para recomponer a un partido hecho pedazos y que colecciona desastres electorales.
«Jefa en la recámara»
La nueva presidenta ha vivido en directo cada una de las crisis de la formación, desde la escisión provocada en 1998 por Oskar Lafontaine, quien abandonó el partido para fundar La Izquierda, hasta la erosión de electorado acentuada por las legislaturas en gran coalición bajo la canciller. La energética Nahles ha recorrido un largo camino, incluida la prórroga vivida desde su designación por unanimidad de la ejecutiva del partido, a finales del pasado febrero, hasta el congreso de ayer. Su rápida nominación para relevar a Schulz, quien renunció al cargo entre fuertes tensiones, desató críticas de las bases, recelosas de una solución desde arriba a la enésima crisis del partido.
Nahles está acostumbrada a ganar la partida con vibrantes discursos al borde de la afonía. Sus relaciones con Merkel no siempre han sido fáciles, pero la canciller valora su capacidad de trabajo, mientras que ella estima en esta su perseverancia. Su momento más difícil fue en el 2005, cuando precipitó la caída del entonces presidente del SPD, Franz Müntefering, leal a Gerhard Schröder y obligado a renunciar al imponerse ella como secretaria general en vez del candidato del aparato. Nahles se arrepintió, al borde de las lágrimas, de haber derribado a su jefe, a lo que siguió su renuncia a ocupar el cargo. Alcanzó la vicepresidencia del partido en 2017. A partir de ahí, ha sido una «jefa en la recámara» para un partido que, desde el adiós de Lafontaine, ha conocido nueve relevos en su presidencia.
En lo privado es tan combativa como en lo político: a los 16 años sufrió una grave lesión practicando deporte, que le dejó una cojera, y su frente está atravesada por una cicatriz resultado de accidente en coche, que no le quitó su pasión por la velocidad.