La Voz de Galicia

Bruselas propone crear campos para concentrar a los inmigrantes en los países de origen y tránsito

Internacional

cristina porteiro bruselas / corresponsal

La Unión Europea busca una respuesta común ante el desafío migratorio

20 Jun 2018. Actualizado a las 05:00 h.

¿Cómo evitar otro escándalo como el del Aquarius?, se preguntan los líderes europeos. La imagen de la UE resultó severamente dañada la pasada semana tras asistir a una batalla mezquina entre sus gobiernos por evitar desembarcar en puerto a los centenares de migrantes que viajaban a bordo del buque. La situación podría repetirse en cualquier momento porque el nuevo Ejecutivo italiano le ha declarado la guerra a las normas de asilo y Malta se niega a convertir la isla en un macro-campamento de refugiados como los que albergan las islas griegas. Lejos de buscar un mecanismo de auxilio proporcionado y solidario, la UE ha optado por endurecer su política migratoria.

El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, ha sido el encargado de poner de acuerdo a las capitales europeas para incluir en el borrador de conclusiones de la cumbre europea del 28 y 29 una propuesta para crear «plataformas regionales de desembarco», un eufemismo con el que rebautizar a los campos de concentración de migrantes.

Según reza el texto, las personas rescatadas en operaciones marítimas serán expulsadas a estos centros, ubicados en terceros países de origen y tránsito, fuera de las fronteras exteriores de la UE y lejos de miradas indiscretas. Allí se identificarán a los demandantes de asilo y se tramitarán sus solicitudes «para distinguir entre migrantes económicos y los que necesitan protección internacional», con la ayuda de Acnur y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). El problema radica en su legalidad. Según las leyes internacionales del mar, la Convención de Ginebra sobre Refugiados y la Convención Europea de Derechos Humanos, los náufragos o personas rescatadas en una zona de búsqueda y rescate europeas deben ser desembarcadas en un puerto seguro de la UE. «La propuesta es indecente y vulnera el derecho humanitario», denunció ayer el eurodiputado de Catalunya en Comú, Ernest Urtasun, antes de instar al presidente español, Pedro Sánchez, a rechazar la externalización de las labores humanitarias.

La propuesta de Tusk cuenta con defensores en la mesa del Consejo Europeo, incluido el presidente francés, Emmanuel Macron. Algunos gobiernos de la UE la apadrinaron hace tiempo. Es el caso del Ejecutivo danés, el húngaro o el austríaco. Este último quiere aprovechar que tomará el relevo de la presidencia de la Unión en julio para endurecer las políticas migratorias. Tusk ya se ha adelantado. Para tener una política migratoria y de asilo equilibradas, el polaco exige como «precondición» el control efectivo de las fronteras exteriores y más esfuerzos para acelerar las expulsiones de quienes no tienen derecho al asilo. No habrá solidaridad sin responsabilidad. Si Italia o Grecia no son capaces de controlar los flujos migratorios, tendrán que echar mano del ejército de 10.000 guardas europeos de costas y fronteras antes de recurrir a cualquier mecanismo de reparto por cuotas.


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