El desplome de una llave al universo
Internacional
Desde el observatorio de Arecibo se verificó la distorsión espacio-tiempo
07 Dec 2020. Actualizado a las 05:00 h.
Con un estruendo. Así «se despidió» del mundo el famoso radiotelescopio puertorriqueño de Arecibo, un icono mundial de la ciencia. Eran apenas las 7.55 de la mañana del pasado martes, cuando la plataforma instrumental de la torre se desplomó sobre el plato, tras la ruptura de los cables que la mantenían en el aire. La instalación, creada en 1963, y dañada por el paso del tiempo y por los huracanes María e Irma, había quedado devastada.
La noticia se expandió como la pólvora en un país golpeado recientemente por desastres naturales y financieros. «Tengo que informarles con el corazón en la mano que el observatorio de Arecibo colapsó. Se derrumbó señores», anunció, entre sollozos, a las ocho en punto de la mañana, la meteoróloga Ada Monzón, presentadora de la cadena Wapa TV. «Hemos hecho el intento de salvarlo. Qué podemos decir. Es momento de ver cómo vamos a conservar esta historia», añadía la consternada científica.
El riesgo de desplome comenzó el pasado agosto, cuando se desprendió uno de los cables que sujetaban la estructura y dañó al plato, de 305 metros de diámetro, el mayor del mundo durante décadas, hasta la construcción reciente de otro radiotelescopio en China, mayor, aunque, según los científicos, más limitado desde el punto de vista de las operaciones.
La caída de otro cable en noviembre anunciaba lo peor. La National Science Foundation (NSF) estadounidense, administradora de la instalación -Puerto Rico es un territorio de EE.UU.- decidió entonces desmantelar el telescopio, ante el riesgo de colapso, que se produjo antes de lo previsto. «Para los que nos mueve la ciencia, el observatorio de Arecibo representaba el equivalente a una catedral», escribió el científico José Alonso Costa en el diario El Nuevo Día. «Es un icono reconocido mundialmente, un símbolo de imaginación y tecnología humana», añadió su colega, el físico Daniel Altschuler, operador del observatorio.
Había caído la instalación que produjo, en 1981, los primeros mapas de radar de la superficie de Venus y, once años más tarde, descubrió la existencia de hielo en los polos norte y sur de Mercurio.
Desde el observatorio de Arecibo, los científicos Russell Hulse y Joseph Taylor verificaron la distorsión del espacio -tiempo predicha por Albert Einstein, ganando el premio Nobel.
Con el radiotelescopio se descubrieron también los primeros exoplanetas y una gran cantidad de púlsares, además de haberse realizado un mapeo de los asteroides que podrían amenazar el planeta Tierra.
Arecibo también fue utilizado para buscar vida extraterrestre, un aspecto reflejado en la película Contact. Y es que el telescopio fue también un icono cultural. Desde allí miraban Jodie Foster y Mathew McConaughey a las estrellas en la película de 1996. Un año antes se estrenaba la película Goldeneye, en la que un James Bond encarnado por Pierce Brosnan luchaba en la plataforma del telescopio por cumplir su misión.
El desplome del observatorio de Arecibo golpea aún más una isla sumida en una grave crisis económica. Puerto Rico declaró la bancarrota en el 2015, tras aceptar que debía reestructurar una deuda cercana a los 70.000 millones de dólares. La isla pidió asistencia económica a EE.UU., que envió una suerte de troika al territorio, golpeado después por los dos grandes huracanes, que empeoraron la situación financiera y provocaron el éxodo de miles de puertorriqueños a territorio continental.
El desplome de Arecibo aumentará los problemas financieros de la zona. Los analistas estiman el impacto directo en 50 millones de dólares. La instalación recibía unos 90.000 visitantes al año, que pagaban entrada, y hasta 200 científicos al año pernoctaban en la localidad cercana mientras investigaban.
Las autoridades de la isla están, además, estableciendo un plan para limpiar la zona debido al riesgo de contaminación que puede presentarse por la posible presencia de zinc, plomo, níquel o bario en la plataforma desplomada. Su posible reconstrucción, o incluso la creación de una nueva instalación en el lugar, dependerá de las discusiones con la comunidad científica sobre las necesidades de investigación, así como, por supuesto, de la existencia de financiación.
El radiotelescopio ha dejado un vacío en la comunidad científica americana, pero, para muchos, su legado es imborrable. En 1974, la instalación fue utilizada para lanzar el «Mensaje Arecibo» una transmisión binaria dirigida al grupo globular Messier 13, a unos 25.000 años luz de la Tierra, en busca de vida inteligente. El mensaje, emitido desde Puerto Rico, continúa viajando por el cosmos.
?