Los talibanes conmemoran el aniversario con la investidura de su nuevo Gobierno interino
Internacional
Consideran el 11S como «símbolo de la invasión, la destrucción y el saqueo de Afganistán por parte de los estadounidenses»
11 Sep 2021. Actualizado a las 05:00 h.
Los talibanes conmemoran este sábado el 11S con la investidura de su nuevo Gobierno interino, el último paso para consolidar el poder ganado en el campo de batalla tras dos décadas de guerra. Han elegido una fecha que «es símbolo de la invasión, la destrucción y el saqueo de Afganistán por parte de los estadounidenses. Eso es historia. Ahora llegan la paz y la esperanza con el Emirato», afirmó ayer el mulá Hanoun Haqqani, recién nombrado responsable municipal de Kabul, a la salida de la oración en la mezquita de Wazir Akbar Khan.
La mayoría de los talibanes se niegan a hablar con la prensa porque dicen no tener permiso, pero los altos cargos no lo dudan. Con su gran turbante negro y su barba más negra aún y un palmo de larga, el que podría considerarse alcalde de la capital recuerda «la brutal ofensiva aérea de dos semanas con la que atacaron para dar luego inicio a la invasión. Gracias a Alá hemos vencido y el futuro es nuestro».
Vehículos todoterreno de lujo se suceden en los aledaños del templo tras una oración en la que se ha pedido a los afganos que no abandonen el país y se queden para colaborar en la reconstrucción. Unas palabras que no llegan a los miles y miles de personas que siguen a la espera de una llamada salvadora que les permita abandonar el Emirato.
Fin de la clandestinidad
A cada paso que da el mulá Haqqani recibe el saludo de alguno de los fieles que han abarrotado el templo. Tras dos décadas en la más absoluta clandestinidad, como el resto de dirigentes del movimiento, ahora tiene una nueva vida. «Los estadounidenses no tenían ningún interés en ayudarnos. Solo defendían su agenda. Ahora tenemos seguridad y pronto saldremos de la crisis económica. La gente debe estar feliz», sentencia al tiempo que pide a sus escoltas que se pongan a su espalda y exhiban sus armas para la foto del periodista extranjero.
La llegada de los talibanes ha cambiado el paisaje de la ciudad. Desde Wazir Akbar Khan a Khair Khana hay apenas unos diez minutos de coche. En el trayecto se pasa frente a la antigua Embajada de EE.UU., un lugar en el que los talibanes han cambiado la bandera de barras y estrellas por una enorme del Emirato pintada en el muro que protege el acceso principal.
Khair Khana es un barrio de mayoría tayika donde se han registrado algunas de las protestas más importantes contra los talibanes, mayoritariamente pastunes.
Traición estadounidense
Asadullah Kohistany es el director de la escuela Ghulam Haider Khan, conocida como la «escuela de la esperanza» por su gran número de estudiantes y porque se ha mantenido operativa durante las últimas décadas. Kohistany se enteró de los atentados del 11S por televisión y nunca pensó que fueran a significar «el inicio de una nueva guerra» para su pueblo. «Los ataques por aire fueron muy duros para una ciudad que estaba destrozada tras años de guerra civil y Gobierno talibán. Me pasé dos semanas sin salir apenas de casa, pero un día salimos y los talibanes se habían esfumado. Éramos libres», recuerda.
Pasea por un recinto vacío. El curso pasado tenía 10.000 alumnos matriculados. Ahora no saben cuándo arrancará el curso. «Los talibanes no aceptan que las mujeres sean profesoras de niños mayores de 12 años y la mitad de nuestro personal docente son mujeres. ¿Qué podemos hacer?», se pregunta.
El director asegura sentirse traicionados por Bush: «Creímos en el cambio, pero nos engañaron. Apostaron por los viejos señores de la guerra y les hicieron mucho más ricos de lo que eran, pero la mayoría de los afganos somos ahora más pobres que antes. Son unos traidores», se queja.