Rezad por Kiev
Internacional
El catedrático de Literatura Española en la Universidad de Mykolayiv relata para La Voz de Galicia las últimas horas vividas en la guerra de Ucrania y la situación en Kiev
27 Feb 2022. Actualizado a las 14:57 h.
Nunca he llevado diarios. Esta, mi primera prueba, una consecuencia directa de la guerra. Mi idea es combinar los géneros de testimonio, de reportaje y de confesión. Escribiré mi diario en español, la lengua que yo adoro tanto pero no es mi lengua materna. Es decir, conscientemente me pongo en la situación que me exige traducir mis informaciones y mis emociones a la lengua global. De tal modo, intento trabajar el trauma que la invasión rusa está causando a un ruso que lleva más de 40 años viviendo en Ucrania. Voy a crear un tipo de crónica basada en la vida cotidiana de un hombre de letras que no es guerrero ni héroe. Me escondo en mi piso con mi portátil para buscar el sentido del absurdo cruel en que nos hemos encontrado.
Día 2 de la guerra
Hoy es 26 de febrero, 6:50 (hora ucraniana). Me desperté a las 4 y empecé a leer noticias. Ataques de comandos rusos a Mykolayiv y Ochakiv que han sido rechazados. Grupos de saboteadores que trataban de organizar actos de terrorismo y han sido aniquilados. El depósito de trenes y el depósito de combustibles han sido destruidos por los bombardeos. Los tanques que amenazaban con entrar a la ciudad de Mykolayiv no han entrado y están vagabundeando por las estepas. Para obstaculizar su entrada del norte y su avance en dirección de Odesa las autoridades de Mykolayiv han levantado puentes levadizos sobre los ríos en los cuales la ciudad está situada. Ellos se alzan como guardias fantasmagóricos que están esperando a los enemigos. Podemos sugerir que el resumen del día 2 para Mykolayiv es positivo.
Lo que duele y preocupa más es Kiev. Los rusos tratan de conquistar la capital para derribar a Zelenskyi. Ellos lanzan bombas y misiles con el objetivo, como ellos dicen, de destruir la infraestructura militar. Es la táctica que practicaban en Siria: como resultado, los incendios destruyen casas de civiles, y los habitantes de Kiev pasan noches y días escondidos en el metro, huyen de la ciudad, porque la guardia civil y los equipos de defensa territorial matan a saboteadores y terroristas.
En la memoria surgen las palabras que aprendí en la clase de fonética: «Madrid (Kiev), corazón de España (Ucrania), late con pulsos de fiebre». Mi querido Kiev, la ciudad de toda mi vida, donde aprendí español y ucraniano, donde publiqué mis libros, donde estoy dando clases, donde viven mis amigos. ¿Qué nos espera si «ellos» se enteran? El desastre. Pero también sé lo que les espera a ellos: una guerrilla al estilo español con todos los elementos goyescos. Yo me pregunto: ¿Cómo puede pasar esto en la Europa del siglo XXI? ¿Cuánto tiempo las naciones civilizadas van a tolerar esta locura? Y en la memoria sale otra metáfora cardíaca. El poeta ucraniano Yuri Tarnawskyi, que ama a España tan profundamente como yo, comparó los contornos de Ucrania en el mapa con la imagen del corazón masticado, o más exactamente, que está siendo masticado. Rezad por Kiev, mis queridos lectores.
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