Putin en el diván: omnipotente, sádico y un depredador político
Internacional
El perfil psicológico del hombre que trajo la guerra a Europa
27 Feb 2022. Actualizado a las 08:56 h.
Cuatro expertos construyen el perfil psicológico de Vladimir Putin, el hombre que ha traído la guerra a Europa. Desde rasgos psicopáticos, hasta omnipotencia y narcisismo son algunas de las características con los que psicólogos y psiquiatras definen al presidente ruso. En la peor característica coinciden todos: sadismo.
jorge sobral
El lado oscuro de Putin. El psicólogo especializado en pensamiento criminal recuerda que no se puede prescindir del contexto político-social al definir una personalidad. Pero quizá esta sea la excepción. «Influye la desintegración de la URSS, el ego herido de la Gran Rusia..., pero en ese mismo contexto estuvo Gorbachov y tenía rasgos antagónicos».
Así, atribuye a Vladimir Putin varias características. Un remarcado aplanamiento emocional y la capacidad de provocar daños. «No sé si es un psicópata, pero tiene las características». Subraya el carácter instrumental de sus relaciones personales, «no tiene otra lealtad que a sí mismo». Además, un componente de sadismo notable. «Causa sufrimiento a cualquiera sin despeinarse, lo entiende como un instrumento del poder». Otro rasgo: el maquiavelismo. «Legitima el engaño, la manipulación y la mentira». También el narcisismo, «esa degeneración del autoestima», y un antagonismo, «polo opuesto de la humildad».
La suma de todos estos rasgos apunta a un resultado: «En la psicología criminal se le conoce desde hace algunos años como el lado oscuro de la personalidad».
manuel fernández blanco
Sadismo y psicopatía. Psicoanalista y psicólogo clínico, Fernández es claro: «Probablemente Putin nunca ha estado en un diván y posiblemente nunca lo estará, porque para ello hace falta un mínimo desacuerdo con nosotros mismos». Para definirlo, elige una frase pronunciada por el mandatario: «Tengo la sensación de que conseguiré todo lo que quiero». No concibe el límite de la imposibilidad, por lo que interpreta que existe un rasgo de omnipotencia.
Asegura que algún papel juega su origen familiar en todo esto. Hijo de trabajadores de fábrica, nació y vivió en uno de los barrios más desfavorecidos del Leningrado de la posguerra. Tuvo dos hermanos mayores, ambos murieron. «Para alguien que vivió con su familia en 20 metros cuadrados, tal vez el expansionismo, a cualquier precio, puede ser otra característica», apunta.
También genera fascinación y temor. «Por eso es enormemente popular en Rusia», señala. Recuerda que también lo fue Hitler, que prometía reparar la humillación, la deuda histórica a los alemanes y devolver la grandeza perdida. Goza, además, de la sumisión y la obediencia, de generar angustia, «porque el sádico no solo goza con hacer daño, sino especialmente de que el otro se angustie con lo que le puede ocurrir». En ese sentido, afirma: «Esta guerra es el cálculo de un sádico que se presenta de un modo inquietante, amenazando o sugiriendo que va a hacer cosas terribles, pero sin nombrarlas, jugando con la angustia individual y colectiva».
manuel lage
Un psicópata socializado. Este psicólogo clínico destaca varios rasgos. Una cruel despreocupación por los sentimientos de los demás. Falta de capacidad de empatía. Incapacidad para sentir culpa y, probablemente, una marcada capacidad para dar explicaciones verosímiles de su comportamiento conflictivo. Una inteligencia exclusivamente dirigida a la defensa de sus intereses por encima de cualquier consideración. En resumen, cumple muchos criterios para definirlo como un psicópata. «La imagen que tenemos es un señor que va con una sierra detrás de una chica, pero hay muchos psicópatas de corbata», dice. Sobre cuánto pudo influir su paso por la KGB, en estas características, explica que, en su opinión, sucede lo contrario: «La KGB selecciona ese tipo de perfil: alguien que no pueda sentir piedad. Ahí triunfó porque tuvo cualidades que le hicieron destacar».
Indica que Putin, Trump, Bolsonaro o Erdogán también son «psicópatas socializados y líderes depredadores». Subraya que Putin «no aprende de la experiencia ni del castigo». «Estas personas solo respetan a otro igual o superior». Y advierte: «Lo que menos respeta es la debilidad, va a por ellos sin piedad». Por eso, cree que Putin no va a parar hasta que alguien lo ponga en un aprieto, «porque es un psicópata, pero no es un idiota». «No creo que ningún psicópata muera por la patria: los psicópatas hacen que mueran otros y mandan a otros a morir», finaliza.
juan carlos díaz del valle
Narcisismo. Antes de comenzar, este psiquiatra recuerda que solo se puede realizar una aproximación en función de los actos y los mensajes que se conocen. De estos concluye que «tiene rasgos de personalidad anormales», que no una enfermedad, por lo que no hay que estigmatizar estas. A la mayoría de las personas con este perfil les genera sufrimiento, excepto en este caso: «Es un narcisista y con rasgos de psicopatía», dice del Valle. Esto significa que tiene un exceso de autoestima, se cree muy poderoso e importante, tiene escasa empatía y suele tener relaciones conflictivas, «porque en el conflicto vive bien». Estos personajes toleran mal la frustración, son impulsivos y hostiles. Y Putin no asume responsabilidad por sus actos y se siente poseedor de la verdad: «Cree que lo que hace es bueno, aunque haga sufrir a mucha gente».
«No sé cuáles son sus estrategias, pero me temo que solo cederá si ve que del otro lado le hacen frente», explica el psiquiatra. No significa que tengamos que ir a una guerra, pero el experto señala que hay que mostrarle con contundencia que no estamos de acuerdo con lo que hace.