La Voz de Galicia

Ucrania: dos referencias literarias

Internacional

Oleksandr Pronkevych Catedrático de Literatura Española en la Universidad de Mykolaiv  
Vigilia en Roma por el pueblo ucraniano

Cuando me faltan mis propias palabras, busco en la literatura universal las obras que sirven de metáforas para explicar la realidad

05 Mar 2022. Actualizado a las 21:25 h.

Hoy no quería escribir porque no tengo ánimo para producir las 500 palabras que exige el género de testimonio. Sin embargo, me siento, abro mi portátil y tecleo lo que salga y cuánto me salga para darles a conocer que estoy vivo.

Desde el punto de visto informativo mi crónica no tiene ningún sentido. Todo lo que está pasando en Ucrania el mundo lo conoce en tiempo real. Ayer por la noche me entrevistaron para la televisión argentina. Mi intervención salió entre noticias locales. Los periodistas mostraron las imágenes que aquí en Ucrania no se muestran: aprendí mucho. Lo mismo ocurre en todos los medios de comunicación del mundo. Tal es el interés por el tema, que no puedo comunicar nada que ustedes no sepan, incluso si se trata de mi región, hasta ahora desconocida y borrada en la memoria de Dios.

Mi texto tampoco tiene sentido desde el punto de vista terapéutico-retórico. No quiero describir ni analizar mi situación emocional. Me faltan palabras. La lengua, como siempre, me falla en los momentos más importantes. Además, no quiero asustar a mis lectores con cuadros de angustia, desesperación, resentimiento, rabia, dolor (cada lector puede añadir más palabras al vocabulario de los atrapados que están en las manos de sádicos). Mis lectores ya están asustados.

Mi texto no tiene ningún valor pragmático o práctico. Cuando empecé mi diario yo me engañaba con la ilusión de que mis escritos ayudaran a mi país: yo pensaba, que leyendo mis relatos, la gente se sentiría simpatía y solidaridad con Ucrania y, como resultado, movilizaría su entusiasmo e influiría en sus Gobiernos para que estos últimos, a su vez, influyeran en Putin.

Estoy seguro de que mis textitos han provocado una profunda y sincera compasión, pero nunca podrán conseguir el efecto que yo espero. Putin no es un individuo a quien pueda influir algo. Él comprende bien que los países de Occidente tienen miedo de él. Sí, ahora están ayudando, pero ya es tarde.

Y como siempre, cuando me faltan mis propias palabras, busco en la literatura universal (no se olviden de que soy profesor de Literatura) las obras que sirven de metáforas para explicar lo explicable y siempre las encuentro porque no hay nada nuevo bajo el sol. Hoy se me ocurren dos títulos: Crónica de una muerte anunciada, escrito por mi querido Gabo, y Numancia de Cervantes. Por favor, relean estas obras y recen por Ucrania.

 

Anteriores entregas

4 de marzo: Por qué ha fracasado la guerra relámpago

 3 de marzo: Ucrania resiste y vive

 2 de marzo: Mis peores temores

 1 de marzo: El columpio de esperanzas y temores

 28 de febrero: Tanques en Mykolaiv

 27 de febrero: Rezad por Kiev

 24 de febrero: «¡Feliz cumple, profesor!» (Sé que puede ser el último de mi vida)


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