300.000 civiles resisten en Mariúpol sin agua ni electricidad
Internacional
Zelenski cuenta como una pequeña de seis años quedó atrapada bajo los escombros de su casa, alcanzada por las bombas: murió sola, exhausta y asustada
08 Mar 2022. Actualizado a las 21:57 h.
El presidente, Volodimir Zelenski, denunció este martes en una de sus intervenciones públicas que en Mariúpol «por primera vez en décadas, quizá desde la invasión de la Alemania nazi, una niña había muerto por deshidratación». «Escuchadme, queridos amigos, por deshidratación ha muerto una niña en 2022», subrayó.
La pequeña, de nombre Tania y que tenía seis años de edad, quedó atrapada bajo los escombros de su casa, alcanzada por las bombas. Su madre falleció de inmediato pero ella, según el alcalde, Vadim Boitchenko, «no se sabe cuánto tiempo estuvo atrapada viva bajo las ruinas.
Los últimos minutos de su vida los pasó sola, exhausta, asustada y horriblemente sedienta. Esta es solo una de las muchas historias que suceden en Mariúpol, sitiada desde hace ocho días», escribió Boitchenko en su perfil de la red Telegram.
En esta urbe costera del mar de Azov por tercer día consecutivo fue imposible establecer una salida segura de civiles. Boitchenko denunció que 300.000 civiles sufren un cerco que les condena a vivir sin agua, ni electricidad y sometidos al fuego de artillería. El propio Comité Internacional de la Cruz Roja calificó la situación de «realmente apocalíptica», en palabras de su portavoz, Ewan Watson.
Otro general ruso muerto
Por otra parte, el departamento de Inteligencia del Ministerio de Defensa ucraniano reportó que otro general ruso, el tercero ya desde que comenzó la invasión, cayó abatido en el campo de batalla en las afueras de Járkov. Se trata de Vitali Guerásimov, aunque desde Moscú no se ha confirmado su muerte.
Antes de conocer ese suceso, se anunció que resultaron abatidos sus homólogos Andréi Sujovetski y Mogamed Tusháyev. Sobre ello, Zelenski afirmó este martes que las tropas ucranianas «aniquilan a los ocupantes cuando pueden (.) Rusia no había perdido tanto equipamiento de aviación en treinta años como en los últimos trece días en Ucrania».