La Voz de Galicia

¿Organizó Cristina Kirchner su atentado? Más de la mitad de los argentinos respalda esta teoría

Internacional

M. C. C. Redacción
Cristina Fernández, sobre un escenario improvisado a las puertas de su domicilio.

Uno de cada dos ciudadanos considera que la vicepresidenta está buscando rédito electoral de su intento de asesinato en un país cada vez más polarizado y sumido en una profunda crisis económica

14 Oct 2022. Actualizado a las 17:41 h.

El intento de asesinato a Cristina Fernández de Kirchner tuvo lugar el jueves 1 de septiembre de 2022 a las 20.52, en el barrio de Recoleta, Buenos Aires, Argentina. El atacante fue Fernando André Sabag Montiel, quien apuntó con una pistola Bersa del calibre 7.65 mm, con munición real contra la vicepresidenta argentina. El acusado intentó en dos ocasiones disparar, pero su arma falló. El atacante fue detenido inmediatamente por un grupo de simpatizantes de Fernández de Kirchner y por la policía Federal. 

Esta es la versión oficial de los hechos, de la cual dudan uno de cada dos argentinos, según una encuesta publicada por Clarín. El 58 % de la población, según este trabajo, señala que se trata de un «hecho inventado», del que la vicepresidenta de la nación intenta sacar rédito político. Solo el 18 %, según el mismo trabajo, considera que lo ocurrido fue real.

Fernando Andrés Sabag Montiel, el hombre que intentó matar a Cristina Fernández de Kirchner, en una imagen de sus redes sociales

Desde el primer momento, la sombra de la duda sobrevoló sobre el fallido atentado contra Fernández de Kirchner. Si ya las facilidades que se encontró su agresor, Fernando Andrés Sabag Montiel, para llegar hasta la vicepresidenta argentina levantaron sospechas, estas se incrementaron días después cuando se conoció que fuentes judiciales habían informado de que el teléfono móvil del atacante habría resultado deteriorado durante los intentos de la Policía Federal para extraer la información que contenía. La considerada «prueba fundamental» del caso corre riesgo de perderse.

Las circunstancias también respaldan la incredulidad de más de la mitad de los argentinos. El atentado a Cristina Fernández de Kirchner llegue en el momento más conveniente para ella, con un grave proceso judicial en ciernes -está acusada de asociación ilícita y administración fraudulenta agravada, delitos por los que la Fiscalía pidió una pena de doce años de cárcel y su inhabilitación política perpetua- y a un año de unas elecciones presidenciales que necesita ganar a toda costa.

La encuesta publicada por Clarín ofrece un dato demoledor. Un 82,6% de los encuestados quiere «votar un cambio de rumbo» en el país, acabar con el kirchnerismo. Malas perspectivas políticas y un escenario electoral muy complicado. Como explicaba Miguel-Anxo Murado en La Voz, «Cristina Fernández está por ello convencida de que su única salvación estriba en hacer que la causa contra ella se frene o se retrase al menos hasta después de las elecciones, en las que incluso podría servirle como bandera electoral».

Polarización y una grave crisis económica

Argentina vive polarizada en lo político y sumida en una grave crisis económica, algo que no es nuevo para su población. Las cifras de inflación están disparadas. Supera ya el 70 % interanual y los expertos creen que aumentará por encima del 90 % durante esta año, haciendo muy difícil para los argentinos planificar la vida a futuro. Al mismo tiempo, se devalúa día a día la divisa nacional. Es tan incierta la situación, que se da una paradoja: el consumo ha subido, y parte de los expertos cree que el motivo es que los pesos queman en la mano. Cada día que pasa, un billete en la cartera pierde valor, así que mejor es gastarlo. Eso, para quienes pueden hacerlo. La devaluación del salario real —un 23 % menor que en el 2017— supone que un tercio de los argentinos ocupados están en situación de pobreza.

El superministro de Economía, Producción y Agricultura, Sergio Massa, lidia con esa situación mientras intenta cumplir con el recorte de déficit exigido por el FMI para refinanciar la deuda de 44.000 millones de euros que firmó el expresidente Mauricio Macri (2015-2019). Lo tiene crudo en ciertos sectores. Si reduce los grandes subsidios a la energía, aumentará la inflación. Si recorta las ayudas sociales, crecerá la pobreza por encima del 50%, según información de Héctor Estepa publicada en La Voz.

Argentina vive un clima de agitación política. El peronismo en el poder está dividido. La comunicación entre el presidente, Alberto Fernández, y la vicepresidenta está rota desde el batacazo electoral en las legislativas del 2021. El poder está dividido y se nota en la toma de decisiones básicas. Fernández se ha convertido ya prácticamente en un presidente saliente con limitada influencia. La de Kirchner crece, pero también la del superministro Massa, que algunos consideran ya como mandatario oficioso. El peronismo se encuentra muy por detrás del macrismo de cara a las elecciones del 2023, e incluso más cerca de perder la segunda posición en favor del libertario Javier Milei.

Esta inestabilidad política y económica ha llevado a los argentinos a una situación límite. Hay un dato revelador que toca muy de cerca a los gallegos. Argentina protagoniza el mayor éxodo de emigrantes a Galicia desde el 2008. La historia al revés.

 


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