Tristeza por dejar Gaza, alegría por llegar a España
Internacional
Los 139 hispanopalestinos evacuados de la guerra afrontan preocupados un incierto futuro tras su repatriación
16 Nov 2023. Actualizado a las 21:51 h.
Alegría y pena, pero seguramente más de la segunda que de la primera, se mezclaron este jueves en la repatriación a España de 139 hispanopalestinos evacuados de Gaza. En principio, iban a ser los 144 que, desde el lunes, han salido a Egipto por el paso de Rafah, pero cinco de ellos quisieron quedarse en El Cairo, donde tienen familiares.
Puntualmente, el resto se plantó a las nueve de la mañana a las puertas del hotel Azal Pirámides, donde han sido alojados estos días por la Embajada española en la capital egipcia, para cargar las escasas pertenencias en los tres autobuses que esperaban para llevarlos hasta el aeropuerto. Allí, un avión de pasajeros del Ejército del Aire, un Airbus A-330, tenía la misión de trasladarlos hasta la base de Torrejón de Ardoz, donde llegaron por la tarde.
«Primero, no estoy alegre por salir de la Franja. Pero, al mismo tiempo, contento de ir a España. Por ese motivo, tenemos las dos cosas y esta es la desgracia de la guerra», explicaba Riad Alí el Aila, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Al Azhar, que estudió en la Complutense entre 1973 y 1983.
Entre los repatriados destacan una docena de catedráticos, académicos y médicos que se formaron en España y luego regresaron a Gaza en la década de los 90, cuando los Acuerdos de Oslo y la cumbre de paz en Camp David alimentaron la esperanza en el fin del conflicto con Israel. Con optimismo, volvieron para participar en la fundación de universidades y centros de enseñanza. Ahora, ellos y sus familias, que incluyen a sus hijos, nueras, yernos y nietos, retornan a España para escapar de la guerra.
Una nueva vida
«Nuestro sentimiento es que hemos dejado muchas cosas atrás: nuestros familiares, nuestras casas, todo.», se lamentaba El Aila, quien tiene 71 años y no sabe si podrá regresar algún día a Gaza. Ante él y el resto de repatriados se abre un incierto destino. «No sabemos cómo va a ser el futuro porque eso depende del Gobierno de España. Aspiramos a una vida digna en la que nuestros hijos y nietos puedan ir a la universidad y al colegio», confiaba este doctor en Políticas experto en la historia de Palestina. De joven, estuvo en una cárcel israelí por pertenecer a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y, de mayor, impartiendo clase a todo tipo de alumnos, desde los cuadros de Al Fatah hasta los actuales líderes de Hamás.
En el trayecto al aeropuerto, atravesando el infernal tráfico cairota, los autobuses iban en un silencio sepulcral. Con las miradas perdidas y exhaustos tras sobrevivir más de un mes bajo las bombas israelíes y sin apenas víveres, a los pasajeros se les notaba que estaban todavía ausentes, ajenos a la realidad.
He vivido un sufrimiento total, una pesadilla. No podía dormir ni comer«, contaba Martín Awour, quien salió de la Franja tres días antes de que estallara la guerra y no se reencontró con su esposa y sus hijos hasta la madrugada del martes. Al igual que el resto de evacuados, se sentía «triste por abandonarlo todo, de repente, sin planearlo y sin saber cómo ha empezado. Por otro lado, te encuentras contento de estar contento con tus hijos». Pero, al mismo tiempo, no ocultaba su preocupación porque no sabía «qué es lo que va pasar con los niños y cómo van a adaptarse a una nueva vida, empezar una nueva escuela y cómo va a ir el futuro».
Gracias a su pasaporte español, todos ellos han podido escapar de Gaza, donde muchos han perdido sus hogares y a sus seres queridos. Lejos de las bombas, ante ellos se abre una nueva vida en España.