Los líderes de la UE marcan límites a Netanyahu y exigen un alto el fuego
Internacional
Sánchez celebra que los Estados miembros se acerquen a la postura de España
22 Mar 2024. Actualizado a las 21:23 h.
Los líderes de la UE llegaron el jueves a un consenso que Gaza llevaba esperando desde el 7 de octubre, cuando estalló la guerra. «Pedimos una pausa humanitaria inmediata que conduzca a un alto el fuego sostenible», comunicó a última hora el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.
A sus espaldas, una cumbre que no suscitaba demasiadas incógnitas, pero que terminó siendo más intensa de lo esperado. «Debemos asegurarnos de que el conflicto no se extienda», advertía el primer ministro holandés, Mark Rutte, antes de entrar en la sala. «Un alto el fuego debería haber ocurrido hace mucho tiempo», lamentaba su homólogo irlandés, Leo Varadkar, quien también recordaba que casi todos los países de la UE ya habían pedido un cese de las hostilidades. Solo faltaba que lo exigiesen en bloque.
En la misma dirección se expresaron el canciller alemán, Olaf Scholz, y la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, que subrayó que hacía «ya demasiado tiempo» que los líderes europeos no abordaban el tema de Gaza. La última vez, el mes pasado, 26 de los 27 ministros de Exteriores estuvieron de acuerdo en pedir esa pausa que condujese a un alto el fuego. Únicamente Hungría había votado en contra, pero en esta ocasión estaba dispuesta a ceder.
Solo había que convencer, entonces, a Austria y a la República Checa, que reclamaban que el texto hiciese mención a la violencia sexual de Hamás contra las mujeres israelíes. Sus demandas no cayeron en saco roto, y finalmente el texto aprobado incluye una condena al movimiento islamista «en los términos más enérgicos posibles, por sus brutales ataques terroristas contra Israel el 7 de octubre del 2023».
Pedro Sánchez celebró que la UE por fin se acerque a lo que España «lleva meses defendiendo». Antes de entrar en la reunión, destacó la importancia de que los líderes de los Estados miembros analizasen en profundidad la catástrofe en Gaza, y de que su posición quedase claramente reflejada en las conclusiones.
Una carrera contra EE.UU.
Mientras los líderes europeos daban comienzo a la cumbre, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, anunció desde El Cairo que su país presentará en los próximos días —probablemente el viernes— su propia petición de «alto el fuego inmediato» en Gaza. Lo hará ante el Consejo de Seguridad de la ONU, en la misma sala donde, desde el 7 de octubre, ha vetado tres resoluciones de otros países a favor del cese de las hostilidades.
La pausa que pide ahora el país norteamericano, puntualizó Blinken, está «vinculada a la liberación de los rehenes» en manos de Hamás. Sin embargo, esa liberación ya no es una condición sine qua non, como figuraba en los primeros borradores del texto.
Hicieron falta seis versiones diferentes y un mes para llegar a lo que se presenta como una moción de consenso. Pero para que salga adelante, ninguno de los asientos permanentes del consejo puede oponerse, tarea difícil cuando Rusia y China están entre ellos.
Alexander de Croo, primer ministro belga, comentaba que la propuesta estadounidense es «un buen ejemplo», pero consideraba que quien debe liderar la cuestión no es Washington, sino la UE: «Es hora de que seamos claros».
Zelenski asegura que la guerra de Rusia «también es contra Europa»
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, se dirigió a los líderes de los Veintisiete por videoconferencia. Pidió más ayudas con defensas aéreas y municiones, así como avances en el camino hacia la integración de Ucrania en la UE.
«Esta guerra es de Rusia no solo contra Ucrania, sino contra todos nosotros, contra toda Europa y su estilo de vida», dijo el mandatario. Sus palabras eran importantes: la cuestión ucraniana era el segundo gran tema a debatir durante la reunión de ayer. Sobre la mesa había 190.000 millones en activos rusos congelados, y los líderes del club comunitario debían decidir si los usaban para financiar las contribuciones a Ucrania, como propone el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell.
El país más reticente, de nuevo, era Hungría, cuyo primer ministro, Viktor Orbán, rompió filas con sus homólogos y felicitó a Putin por su victoria electoral. Justo antes de la cumbre, Orbán aseguró que «el tema más importante a tratar es la cuestión del grano ucraniano». Sostuvo que el «dumpin» kievita (una estrategia que consiste en vender cereal al extranjero a un precio exageradamente bajo) está «destruyendo lentamente a los agricultores europeos y húngaros».
Paralelamente, el discurso bélico cala entre los Veintisiete, y el jueves se consideró la posibilidad de emitir eurobonos para financiar el rearme del continente.