El rescate de seis rehenes muertos hace estallar a la sociedad israelí

La sociedad israelí cada vez está más agotada del Gobierno de Benjamin Netanyahu. La noticia de la muerte de los rehenes Eden Yerushalmi, de 24 años, el estadounidense-israelí Hersh Goldberg-Polin de 23, Alexander Lobanov, de 32 años, Almog Sarusi, de 27, y Ori Danino de 25, conmocionó este domingo a la ciudadanía. Hartos del bloqueo de un acuerdo para un alto el fuego que permita liberar al alrededor de cien de los civiles en manos de Hamás, los habitantes del país convocaron multitudinarias manifestaciones mientras el mayor sindicato de Israel convocó una huelga general para el lunes.

La noticia se dio a conocer a través de un comunicado castrense en el que se indicaba que los rehenes fueron hallados en una red de túneles en Gaza. El primer ministro pidió «perdón» a las familias de los muertos, pero responsabilizó totalmente a Hamás de sus asesinatos: «Quienes asesinan a secuestrados no quieren un acuerdo», comunicó. No obstante, el Movimiento de Resistencia Islámica aseguró que los civiles «murieron por bombardeos israelíes». Las autopsias filtradas a la prensa local indican que los cuerpos fueron hallados con heridas de bala en la cabeza, pero los documentos no han trascendido para poder verificarlos de forma independiente.

Además, el Foro de Familias de los Rehenes criticó que Netanyahu solo ha sido capaz de sacar a ocho abducidos con vida en operaciones militares en comparación al centenar que se lograron con el primer acuerdo con Hamás, de cuyo movimiento dijeron que «no es el único responsable de sabotear el acuerdo». «No esperamos que el terrorista Yahya Sinwar [líder de Hamás] quiera devolver a los rehenes, esperamos que el primer ministro de Israel haga todo, todo, todo para traer a los rehenes a casa», indicaron en un comunicado. Especial gravedad cobró el hecho de que la cadena ABC News confirmara que Hersh Goldberg-Polin, Carmel Gat y Eden Yerushalmi formaban parte de una lista de posibles intercambios en caso de un acuerdo con Hamás.

A lo largo de la tarde, se sucedieron las convocatorias a la movilización contra el Gobierno. La organización de sindicatos más grande de Israel, Histadrut, llamó además a una huelga general para este lunes mientras el líder de la oposición, Yair Lapid, pidió la convocatoria de una sesión parlamentaria «con la participación del primer ministro» para forzar un alto el fuego. «Netanyahu y el Gobierno de la muerte decidieron no salvarlos. Todavía se puede lograr un acuerdo», dijo.

El titular de Defensa, Yoav Gallant, pidió aplazar algunas decisiones militares para que se pueda alcanzar tal acuerdo. Tan solo los ministros ultras como Bezalel Smotrich, de Finanzas, se opusieron a esta idea: «El Ejército debería avanzar tierra adentro desde la frontera actual y despejar todo a su paso. Este es un territorio que nunca volverá a manos de los gazatíes».

Manifestantes toman las calles de Tel Aviv y Jerusalén contra el Gobierno

Redacción / Agencias

Miles de personas salieron a las calles de las principales ciudades israelíes para secundar las convocatorias para exigir al primer ministro, Benjamin Netanyahu, un acuerdo para la liberación de los rehenes que retienen las milicias palestinas en la Franja de Gaza, según Efe.

La concentración más numerosa fue una vez más en el centro de Tel Aviv, donde los manifestantes llenaron las calles adyacentes al cuartel general de las Fuerzas Armadas israelíes en lo que los medios israelíes auguran que será la mayor movilización desde el inicio de la escalada bélica en la Franja de Gaza. En la manifestación se exhibieron los ataúdes simulados de las seis últimas víctimas israelíes del conflicto, todos ellos cubiertos con banderas israelíes.

Mientras, en Jerusalén, la manifestación ha sido frente a la sede de la Knéset o Parlamento israelí, donde se anunció además una nueva protesta para el lunes a las 12.00 horas, coincidiendo con la reunión del Consejo de Ministros.

«Miembros del Gobierno: vais a aprender por las malas lo que es importante para esta nación. No vais a tener ni un momento de silencio», advirtió un convocante.