La Voz de Galicia

Netanyahu destituye a su ministro de Defensa por «una crisis de confianza»

Internacional

Mikel Ayestaran Estambul / Colpisa
Yoav Gallant (a la izquierda), el 31 de octubre junto a Benjamin Netanyahu.

El primer ministro ofrece «millones de dólares» y una «salida segura» para ellos y sus familias a los milicianos que Hamás que entreguen a los rehenes

05 Nov 2024. Actualizado a las 21:46 h.

Benjamin Netanyahu aprovechó la jornada electoral en Estados Unidos para anunciar la destitución de su titular de Defensa, Yoav Gallant, debido a una «crisis de confianza» que «ha ido creciendo de forma gradual». La decisión llega después de trece meses de guerra en Gaza y Líbano, y a las puertas de un nuevo ataque de Irán, que clama venganza tras la primera operación de la aviación hebrea en la república islámica. El primer ministro realizó el anuncio con un vídeomensaje en el que comenzó diciendo que su «compromiso supremo es salvaguardar la seguridad de Israel» y llevarla «a una victoria absoluta».

Los roces con Gallant han sido frecuentes desde el inicio de la guerra en Gaza y en marzo ya estuvo a punto de consumarse su salida del ministerio tras una disputa a costa de la reforma del sistema judicial. La destitución se ejecutará en un plazo de 48 horas y Netanyahu ha ofrecido el puesto a Israel Katz, actual responsable de Exteriores, cartera que pasaría a ocupar Gideon Saar. El primer miembro del gabinete en reaccionar fue el titular de Seguridad Nacional, Itamar ben Gvir, quien aplaudió la decisión porque con Gallant «es imposible lograr la victoria absoluta». Los socios ultraortodoxos del Gobierno ultraradical que encabeza Netanyahu también ven con buenos ojos esta decisión que elimina de la escena a un Gallant que se oponía a la exención del servicio militar para los jóvenes jaredíes.

Enfado

La noticia causó malestar en los allegados de los rehenes, que salieron a la calle para protestar por un movimiento que «es una continuación de los esfuerzos para torpedear un acuerdo de intercambio», en palabras del Foro de las Familias. Acusan desde hace meses a Benjamín Netanyahu de no dar prioridad a su liberación, pero las movilizaciones semanales no hacen cambiar de opinión a un primer ministro que apuesta por el uso máximo de la fuerza en todos los frentes. Después de un largo tiempo sin contactos, la muerte en combate de Yahya Sinwar, líder de Hamás, ha reactivado el proceso de negociación indirecta y se han puesto varias alternativas para lograr acuerdos sobre la mesa. Ninguna convence a un Netanyahu que, según el Canal 12, habría ordenado a sus mediadores ofrecer a los captores «varios millones de dólares» por soltar a los cautivos, además de una «salida segura» para ellos y sus familias. Este mismo escenario ya se planteó al propio Sinwar en el comienzo de la guerra, pero no funcionó la oferta de una salida segura al líder de los islamistas a cambio de los secuestrados. Hamás se mantiene firme en sus exigencias de un alto el fuego definitivo y la retirada de las fuerzas enemigas para aceptar el intercambio de rehenes por presos palestinos. Las familias estiman que quedan 101 en poder de las milicias de Gaza, aunque al menos la mitad habrían muerto, según los servicios de inteligencia hebreos. En el otro lado, Netanyahu también se mantiene firme en su intención de no aceptar bajo ningún concepto un acuerdo que le obligue a detener la guerra, aunque el precio a pagar sea la vida de los cautivos.

Las negociaciones en El Cairo y Doha se desarrollan a la sombra de las elecciones de Estados Unidos, después de que en estos trece meses la Casa Blanca ha sido incapaz de desbloquear la situación. Bibi ha tenido siempre la última palabra, sin problemas para cruzar líneas rojas marcadas por Joe Biden, como fue la operación contra Rafah. Ahora está a punto de cumplirse el ultimátum del presidente norteamericano para que Israel incremente el nivel de asistencia humanitaria o se arriesgue a posibles restricciones en la financiación militar, pero el Gobierno de Tel Aviv está muy lejos de cumplirlo. Biden pidió a Netanyahu que permitiera la entrada de 350 camiones con alimentos y medicinas, pero según los últimos datos de UNRWA apenas entraron treinta vehículos de media por día durante octubre. Además del bloqueo medieval que sufre Gaza, Israel es especialmente brutal con sus operaciones en la zona norte, donde por segundo día consecutivo atacó el hospital de Kamal Adwan, en Beit Lahia. Los bombardeos en la Franja dejaron al menos 54 muertos durante una jornada en la que un grupo de activistas gazatíes se movilizó a través de las redes sociales «contra los comerciantes traidores y los monopolistas». Lanzaron un mensaje para pedir a la población que «no acuda a los mercados durante tres días consecutivos hasta que los productos se vendan a precios razonables». A la escasez provocada por el cerco hay que sumar la decisión de algunos tenderos de ocultar la mercancía que tienen almacenada para provocar una subida de los precios. Los israelíes no permiten a las fuerzas de seguridad palestinas la protección de los camiones que entran porque las consideran elementos de Hamás y esto abre la puerta a la ley del más fuerte. Quienes logran hacerse con la ayuda humanitaria la revenden luego a precios muy caros para los gazatíes.


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