La Voz de la Salud

TAC y resonancia magnética: qué son y en qué se diferencian

El botiquín

Laura Miyara
Un TAC y una resonancia son técnicas que se complementan.

Te explicamos cómo funcionan dos de las pruebas de diagnóstico por imágenes más usadas

20 Dec 2021. Actualizado a las 16:56 h.

El escáner TAC y la resonancia magnética (RM) son dos pruebas médicas que utilizan la imagen para descartar o confirmar diagnósticos. Se trata de exámenes que, por su naturaleza no invasiva, se han vuelto clave en el diagnóstico de ciertas enfermedades. «Buena parte de los diagnósticos actuales en medicina se consiguen gracias a la imagen médica. La tomografía computarizada y la resonancia magnética son quizá las técnicas de imagen más útiles y versátiles. Ambas consiguen imágenes detalladas, cada vez con mayor resolución espacial, en múltiples planos del espacio o incluso tridimensionales del interior del cuerpo humano, basándose en procesos físicos muy diferentes», dice María Díaz Candamio, radióloga y miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Radiología Musculoesquelética (SERME).

Gracias a estas técnicas, «se obtienen imágenes en escala de grises que representan un volumen del cuerpo, como el cráneo y su contenido, el tórax o un tobillo, por ejemplo, o incluso de la totalidad del cuerpo, en casos muy concretos. De esta manera los radiólogos podemos diagnosticar todo tipo de enfermedades neurológicas, digestivas, cardíacas, traumáticas, o tumores», explica Díaz Candamio. «Además, ambas técnicas, especialmente el TAC, se usan para guiar innumerables procedimientos mínimamente invasivos, como biopsias, colocación de prótesis vasculares, ablación percutánea de tumores», señala. Pero, aunque en ambos casos el estudio se realiza con el paciente en posición horizontal, acostado dentro de un cilindro, el TAC y la resonancia magnética son pruebas distintas.

La Tomografía Computarizada o Escáner TAC

El TAC, o la tomografía axial computarizada, combina el uso de los rayos X con tecnología informática. «La tomografía logra un volumen de imágenes muy rápidamente, en segundos, utilizando radiaciones ionizantes, en concreto rayos X, a unas dosis superiores a las utilizadas para hacer radiografías. Esto supone una limitación, aunque en imagen médica los niveles de radiación están muy controlados y en general esto no supone un problema, salvo en niños pequeños y mujeres embarazadas», asegura Díaz Candamio.

Durante la prueba, se emiten rayos X desde diversos ángulos, formando cortes o secciones del cuerpo del paciente. Los datos obtenidos son procesados luego en el ordenador para generar imágenes de los órganos explorados. Para maximizar la visibilidad de ciertos órganos, tejidos o estructuras, puede administrarse contraste líquido por vía intravenosa, oral o por enema.

El TAC de cuerpo entero puede ser útil para identificar problemas y enfermedades desde antes de que hayan dado síntomas. Es una técnica que analiza fundamentalmente tres áreas del cuerpo: los pulmones, el corazón y el abdomen. El TAC pulmonar puede detectar, de forma prematura, nódulos malignos, así como enfermedades bronquiales y enfisema pulmonar. El TAC de corazón mide la cantidad de calcio depositada en las placas de las arterias coronarias, que es un buen indicador de riesgo cardiovascular. En el abdomen y la pelvis, esta técnica permite identificar cálculos en el riñón y en la vesícula, lesiones quísticas, adenopatías, masas abdominales, aneurismas de aorta, signos de ateroesclerosis y alteraciones en los órganos abdominales. El TAC es asimismo muy útil para detectar tumores, y sirve para diagnosticar patologías de la columna vertebral y la médula espinal.

La preparación para el TAC incluye la administración de contraste unas horas antes de la prueba. El contraste es un líquido compuesto de yodo que define y resalta las imágenes que se obtienen, lo que favorece la interpretación de la prueba. El contraste es administrado por vía intravenosa y, en algunos casos, vía oral. La tomografía dura entre 15 y 60 minutos y es indolora.

La resonancia magnética

La resonancia magnética es una técnica que utiliza un campo magnético, ondas de radio y un ordenador para componer imágenes muy detalladas del interior del organismo. «En la resonancia, las imágenes se obtienen colocando el cuerpo o una parte del cuerpo en el interior de un fuerte campo magnético, que provoca la alineación de los protones de hidrógeno. Al aplicar ondas de radio a ese campo magnético se hace resonar a estos protones, siguiendo diferentes “secuencias”. Las imágenes de resonancia tienen una resolución de contraste más elevada que las de TAC, lo que resulta interesante para diferenciar los “tejidos blandos”, algo particularmente útil en los estudios cerebrales», detalla Díaz Candamio.

Las imágenes se pueden tomar desde cualquier perspectiva y se pueden obtener en dos y en tres dimensiones. Lo interesante de esta técnica es que la resonancia aporta información que no puede verse con otras pruebas de imagen como un TAC o una ecografía. Esta prueba también es recomendada cuando están contraindicadas otras pruebas de imagen, por ejemplo, cuando el paciente tiene alergia al contraste yodado que se usa en esta prueba.

Diferencias y similitudes

Tanto el TAC como la resonancia magnética permiten diagnosticar enfermedades relacionadas con el abdomen, el pecho y la pelvis, además de detectar la presencia de tumores, rupturas de ligamentos y examinar el cerebro y la médula espinal. Sin embargo, existen diferencias significativas entre ambas pruebas.

Como explica un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD) sobre tecnologías médicas, los exámenes de RM no exponen a los pacientes a la radiación ionizante, a diferencia de la radiografía y la tomografía computarizada convencionales. Pero esta no es lo único que se tiene en cuenta a la hora de indicar la realización de una prueba u otra.

«Aunque se está mejorando la rapidez de la RM con nuevas secuencias, los estudios de resonancia son más largos, duran minutos, y exigen que el paciente esté inmóvil, lo que dificulta la exploración, por ejemplo, en niños pequeños. Además, el hueco que deja el cilindro del imán de la RM es en general estrecho y largo, lo cual para algunos pacientes supone problemas de claustrofobia», matiza la radióloga. Por su parte, el TAC es menos ruidoso que los aparatos de resonancias magnéticas, y como el paciente no está encerrado, no causa claustrofobia.

«Las indicaciones de estas dos técnicas de imagen se solapan, es decir: en general, una no sustituye a la otra, sino que se complementan entre sí. Por ejemplo, para el estudio de los problemas de rodilla en general es más útil la resonancia magnética, pero si existe una lesión ósea necesitaremos, en ocasiones, complementar el estudio con un TAC», explica Díaz Candamio. «Los avances en imagen médica están detrás de muchos de los avances de la medicina. Falta mucho para lograr que una técnica de imagen sustituya a las demás. La evolución de la imagen médica va hacia técnicas híbridas, que combinan ambas entre sí o con otras técnicas, como las de medicina nuclear», concluye.


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