La Voz de la Salud

Seis preguntas que debes hacer cuando te recetan un medicamento

El botiquín

Laura Miyara La Voz de la Salud
En el momento de recibir una nueva prescripción, conviene evaluar todas las dudas con el médico o farmacéutico.

Esta es la información que necesitas para que tu tratamiento sea realmente eficaz

03 May 2022. Actualizado a las 10:23 h.

Comenzar un tratamiento para cualquier problema de salud implica una cierta responsabilidad. Esto es lo que se conoce como la adherencia al tratamiento: el cumplimiento que hacemos de las indicaciones que nos da el médico, que es lo que determinará que el fármaco realmente funcione y mejore nuestra salud. Por eso, es clave contar con toda la información que podamos recibir acerca del medicamento que se nos está prescribiendo.

Entender qué fármaco estamos tomando, por qué nos lo han indicado y qué efectos tendrá sobre nuestro cuerpo evitará errores en las tomas o posibles complicaciones a nuestra salud. Estas son algunas preguntas que debemos tener en cuenta a la hora de iniciar un tratamiento médico:

1. ¿Para qué es este medicamento?

No todos los medicamentos que se recetan para una enfermedad tienen los mismos efectos. Puede que el médico haya recetado un fármaco para disminuir los síntomas o puede que lo haya hecho para tratar las causas del problema. Esta distinción puede resultar importante, sobre todo cuando se trata de enfermedades crónicas o a largo plazo en las que se recetan distintos medicamentos para atender a diversos aspectos de una patología. Es posible, por ejemplo, que los profesionales receten protectores gástricos para acompañar la toma de ciertos medicamentos que tienen efectos gastrolesivos. Conocer el para qué de una medicación puede ser, en este sentido, sumamente útil. De esta forma sabremos qué esperar al tomarlo y qué puede o no puede hacer por nosotros el fármaco.

«El paciente debe preguntar para qué le dan el fármaco, con qué objetivo. Por ejemplo, yo trabajo en el campo de la oncohematología. Aquí, pueden preguntar si se lo dan para aumentar su calidad de vida, si se lo dan para mejorar la supervivencia del tumor, o para mantener la enfermedad controlada. La pregunta sería cuál es el objetivo de este tratamiento, y cuán eficaz es ese fármaco para ese objetivo. Puedo preguntar cuáles son los resultados que voy a ver en mi salud si me tomo este fármaco», propone Sonia González Costas, del Servicio de Farmacia del Hospital Álvaro Cunqueiro (Vigo).

2. ¿Cuánto durará el tratamiento?

La duración de un tratamiento puede variar según el fármaco del que se trate, pero también dependerá de las necesidades específicas del paciente. Por ejemplo, un medicamento para la presión sanguínea probablemente se tenga que tomar por tiempo indefinido, mientras que un analgésico u otro medicamento indicado para el dolor no deberá extenderse a largo plazo. Al mismo tiempo, un fármaco endocrinológico como la levotiroxina podría tomarse por distintos períodos o durante toda la vida, según el caso.

Antes de comprometerse a tomar un medicamento, es importante saber si la toma será a largo plazo o si se trata de un momento puntual. También es útil saber si el tratamiento puede interrumpirse por completo o si será necesario ir reduciendo las dosis a lo largo del tiempo en caso de abandonarlo. «Es bueno saber si se lo dan para una enfermedad aguda o crónica, si el tratamiento va a tener una continuidad en el tiempo o va a ser finito. Si es un tratamiento crónico, va a perdurar mucho en el tiempo y esto es algo que como pacientes nos interesa saber», añade González.

3. ¿Cómo debo tomarlo?

Aunque la pauta de toma de una medicación es algo que está contemplado por el personal sanitario y de farmacia, siempre es mejor preguntar para eliminar todas las dudas. «Las pautas de tratamiento son muy variables y, a veces, muy complejas. Si es por vía oral, puedo preguntar cuántos comprimidos tengo que tomar al día, cuál es el intervalo que debo dejar entre una toma y otra, con qué frecuencia debo tomarlo. Hay fármacos que no se toman todos los días», señala González.

La pauta también incluye aspectos de la toma que hacen a la eficacia del medicamento: en qué momentos del día es mejor tomarlo, si conviene acompañarlo con la ingesta de comidas para evitar que irrite el estómago o si es preferible tomarlo en ayunas para maximizar la absorción, si se debe tomar con agua o solo. Lo mejor es, entonces, preguntar, para que la toma del medicamento se adapte a nuestra vida y no al revés, en la medida de lo posible.

4. ¿Qué efectos adversos puede tener este medicamento?

Cuando se trata de incorporar una medicación nueva, aconseja González, «querrás saber no solo los efectos adversos que va a producir, sino cuánto van a durar y cuándo pueden iniciarse, para saber a qué atenerte. Y también, si se produce un efecto adverso, qué debes hacer. Cómo manejarlo. Por ejemplo, hay muchos fármacos que producen fatiga. La fatiga compromete mucho tu día a día, porque te impide levantarte y hacer cosas. Hay pautas como el ejercicio moderado y una dieta equilibrada que pueden ayudar a llevar mejor esos tratamientos. Entonces, cuáles son los efectos adversos más habituales, en qué momento se van a producir y cómo manejarlos desde casa. Y cómo poder evitarlos, en caso de que eso sea posible».

Preguntar si es seguro conducir un coche durante el tratamiento también es buena idea.

Por otro lado, no está de más consultar cuáles de estos posibles efectos deben ser reportados al personal sanitario. A veces, una toxicidad se expresa en síntomas que pueden no parecer graves a simple vista. «Hay toxicidades leves que puede manejar el paciente en el domicilio, pero hay otras que obligan a acudir a urgencias o hacer una llamada al hospital», aclara González, con lo cual, es mejor saber a qué debemos prestar atención.

5. ¿Qué pasa si me olvido de tomarlo un día?

Esta es una pregunta fundamental, ya que la adherencia al tratamiento puede estar sujeta a distintas circunstancias de la vida cotidiana y es posible que, por una razón u otra, olvidemos tomar un medicamento algún día, especialmente cuando se trata de algo que tomamos por tiempo indefinido, a largo plazo.

«Una pregunta es qué pasaría si no tomo ese medicamento un día y otra es, si me olvido de tomarlo un día, qué hago. Si te has olvidado y ha pasado poco tiempo, sí que a lo mejor decimos que lo tomen, pero si han pasado muchas horas, nunca se duplican dosis, por norma. Porque si han pasado muchas horas y juntas la dosis de hoy con la del día siguiente, puedes generar toxicidad. Si tienes que tomar un fármaco a las ocho de la mañana y te acuerdas a las ocho de la tarde, en muchos casos es mejor ya dejar esa toma y esperar al día siguiente», explica González.

Lo mismo ocurre si vomitamos. «Una buena pregunta es qué hacer si tomo el medicamento y lo vomito. Si lo vomitas en el momento, no ha tenido tiempo de absorberse, con lo cual, lo volverías a tomar. Pero, si ha pasado media hora, eso ya está absorbido y hay que esperar a la siguiente toma. Hay un tiempo tras el cual el fármaco se absorbe y entonces hay que tener cuidado para no duplicar», advierte la especialista.

Hay que tener en cuenta que, cuando realizamos un tratamiento continuo a lo largo del tiempo, olvidar una dosis puede no tener gran importancia en el largo plazo. Sin embargo, esto dependerá del medicamento del que se trate. Saltar una píldora anticonceptiva requerirá, por ejemplo, del uso de métodos de barrera durante el resto del ciclo, para asegurar la prevención del embarazo.

6. ¿Cómo interactúa este medicamento con otros que tomo?

Si estamos tomando algún medicamento, aunque sea para un problema que no tiene relación con el nuevo tratamiento, debemos informarlo. «Mucha gente toma medicación y tratamientos, por ejemplo, para la hipertensión, o el colesterol, o anticonceptivos... Otros fármacos además de los que se le están dando en un momento puntual. Es muy importante que el paciente pregunte si los fármacos que toma actualmente pueden tener alguna interacción con el medicamento nuevo», dice González.

Esto aplica no solo para medicamentos de farmacia, sino también para «hierbas, raíces, preparados que no son de farmacia, multivitamínicos... Muchísimas cosas que no son medicamentos también pueden dar problemas con los medicamentos que se le dan en consulta, por eso es importante que el paciente lo diga», insiste la especialista. Lo mismo ocurre con otros consumos: si somos fumadores o bebemos alcohol, debemos preguntar si estos hábitos son compatibles con el tratamiento.

Incluso la alimentación puede interactuar con ciertos fármacos. «Hay medicamentos que interactúan con cosas que tomas diariamente, como el zumo de pomelo. Interacciona con muchos medicamentos. Este zumo evita que el medicamento se pueda degradar en el organismo y puede generar toxicidad. Hay cosas de la alimentación que se deben tener en cuenta», señala González. En este sentido, también es útil mencionar alergias o intolerancias que puedan no estar reportadas en la historia clínica.

Más preguntas

¿Cómo tengo que conservar el fármaco? Hay medicamentos que requieren de conservación en frío y deben guardarse en la nevera. En estos casos, si uno va a realizar un viaje o, por algún motivo, no tiene una nevera disponible en todo momento, hay que informarse sobre qué hacer, cuánto tiempo puede estar el medicamento fuera de la nevera y cómo preservarlo para que no pierda eficacia.

¿Puedo tomar este medicamento si estoy buscando un embarazo? El embarazo y la lactancia se suelen tener en cuenta a la hora de recetar un fármaco, pero también es importante consultar cuando se está planificando una gestación. «Si tienes previsión de embarazarte próximamente, a lo mejor hay que dejar un período de lavado para que el organismo elimine ese medicamento antes de hacerlo», recomienda González. Los hombres, si están buscando un embarazo con su pareja, también deben hacer esta pregunta.

¿Qué hago con la medicación que me sobra? «Muchos fármacos que damos en el hospital son medicamentos peligrosos para el entorno, pueden ser citostáticos o tóxicos. Hay que destruirlos por unos cauces concretos, no sirve tirarlos al retrete o a la basura. Con lo cual, es importante que los pacientes se informen sobre qué hacer», indica González.

Además de estas preguntas, es aconsejable consultar cualquier otra duda que surja en el momento de la consulta. Hacerse cargo de la propia salud implica entender, en la medida de lo posible, lo que nos está pasando, para poder actuar en base a este conocimiento. «Siempre tratamos de reforzar la adherencia a los tratamientos. Todas las preguntas y la implicación del paciente en el tratamiento van en relación a que el paciente sea adherente. Al final, un medicamento no es eficaz si no se toma. A los pacientes hay que comprometerlos con su tratamiento. Ellos también tienen que ser responsables y manejar lo que se les da, con lo cual, cuanta más información tengan, mejor», concluye González.


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