Reducir el estómago para conseguir bajar de peso: ¿cómo funciona la cirugía bariátrica en los pacientes con obesidad?
Enfermedades
Las técnicas más empleadas a día de hoy son la gastrectomía vertical y el bypass gástrico, aunque existen otras. Analizamos los riesgos y beneficios de todas las opciones
23 Jan 2023. Actualizado a las 22:13 h.
La cirugía bariátrica es uno de los posibles tratamientos de la obesidad. También conocida bajo el término de cirugía metabólica, el endocrinólogo Cristóbal Morales, miembro de la Sociedad Española del Estudio de la Obesidad (SEEDO), la considera «el fracaso de la prevención». Sin embargo, precisa: «Cuando alguien llega a un IMC tan importante es una solución bastante segura y eficaz». Este conjunto de técnicas y procedimientos quirúrgicos buscan realizar cambios en la fisiología gastrointestinal, para así conseguir pérdidas de peso mantenidas y duraderas en el tiempo.
«La obesidad es una enfermedad en sí misma que afecta a varios órganos y que se puede tratar de distintas maneras, que además se combinan entre sí, no son excluyentes. Lo que pasa es que cuando hay un cierto grado de obesidad la opción principal o la base de ese tratamiento es una operación quirúrgica», apunta José María Balibrea, jefe de la unidad de cirugía endocrino-metabólica y bariátrica del Hospital Universitario Germans Trias i Pujol de Badalona y miembro de la Asociación Española de Cirujanos (AEC).
En nuestro país existen varias técnicas quirúrgicas que se pueden llevar a cabo a día de hoy. La elección de una u otra depende de las características clínicas del paciente, posibles enfermedades asociadas que presente, así como su comportamiento alimentario y perfil psicológico.
¿Para quién está orientada la cirugía bariátrica?
La cirugía está indicada para aquellos pacientes con obesidad grave o un IMC superior a 40 kg/m2, así como aquellos que presentan un IMC superior a 35 y patologías asociadas como pueden ser la diabetes, hipertensión arterial, dislipemia, apnea del sueño o una afectación articular incapacitante.
Tipos de cirugía bariátrica
«Lo primero, independientemente del proceso o la técnica que vayamos a hacer, hay que señalar que siempre se realiza por lo que se denomina "acceso mínimamente invasivo", es decir, laparoscopia o cien por cien robótica», explica Balibrea.
De esta forma, el doctor señala que existen diferentes técnicas: «Lo que hacen a grandes rasgos es combinar o la disminución de la capacidad de ingerir alimentos (restricción) o bien "desviar" esta comida para que no se complete todo el circuito del aparato digestivo y la absorción sea menor. Esto último se considera hipoabsorción. Si bien la mayoría de técnicas que se utilizan en la actualidad son mixtas y combinan ambos mecanismos: restricción y hipoabsorción».
Las técnicas de cirugía mixta producen modificaciones anatómicas permanentes en el aparato digestivo para limitar el volumen gástrico y la cantidad de calorías que puedan ser absorbidas. El cirujano realiza una derivación que evita que los alimentos pasen por una determinada zona del intestino delgado para que, en consecuencia, el trayecto recorrido por los alimentos sea más corto y así se absorban en menor cantidad.
Las técnicas más empleadas en cirugía bariátrica a día de hoy son:
- Gastrectomía vertical o gastroplastia tubular
- Bypass gástrico
- Banda o anilla gástrica
- Cirugía gástrica
Otro tipo de intervenciones disponibles:
- Bypass duodeno-ileal con gastrectomía en manga (SADI-S)
- Mini-bypass
«La gastrectomía vertical consiste en una reducción del estómago de manera que pasaremos a dejas uno más tubular y pequeño, de unos sesenta milímetros y extirpamos el resto del estómago. El paciente va a notar una restricción y va a comer menos cantidad de comida, pero también esa parte que retiramos reduce la producción de una serie de hormonas que están implicadas en la sensación de saciedad», subraya Raquel Sánchez, jefa del servicio de Cirugía del Hospital Cunqueiro de Vigo y miembro del comité científico de la Sociedad Española de Cirugía de la Obesidad (SECO).
En cuanto al bypass gástrico, en este caso no se extirpa, sino que se hace una sección del estómago para unirlo con el intestino. «De manera que la comida pasa directamente de ese estómago pequeño al intestino, dando un salto, sin pasar por el duodeno», apunta la cirujana. «De nuevo el paciente va a tener una sensación de saciedad pronto, porque el estómago se le va a llenar con muy poca comida. Y el hecho de no dejar pasar la comida por el duodeno también va a provocar unos cambios hormonales y de una serie de sustancias que produce el propio intestino que van a favorecer que se metabolicen mejor las grasas, azúcares y que se absorba mejor la grasa. Todo esto contribuye a que el paciente adelgace con mayor facilidad», añade Sánchez.
«Ninguna de las dos cirugías hace magia, siempre hay que asociarlo a una dieta saludable y a un aumento del ejercicio físico», remarca la cirujana. No obstante, lo cierto es que puede resultar más sencillo tener éxito en la dieta una vez se está operado debido a la sensación de saciedad que esta consigue: «Esto, por ejemplo en pacientes que tienen diabetes tipo II asociada a la obesidad, puede conllevar que unas semanas después de la operación ya se pueda retirar gran parte de la medicación que necesita, sobre todo el tratamiento oral».
¿Cómo se elegiría entre una técnica u otra?
«En la cirugía y medicina que se practica actualmente, ya no toma el cirujano o el médico las decisiones por el paciente, sino que se hace en un contexto de toma de decisiones conjunta o consensuada», remarca el doctor.
Entre los factores que influyen en esta decisión conjunta se encuentran:
- El grado de obesidad, es decir, los pacientes más enfermos necesitan técnicas más agresivas.
- La edad. «En edades adolescentes o en pacientes de más de 65 años intentamos utilizar las técnicas menos agresivas», apunta Balibrea.
- Las condiciones o enfermedades asociadas que presenta el paciente. «Existen técnicas que nos permiten controlar mejor la diabetes o la hipercolesterolemia asociada y luego hay otras alteraciones que el paciente tiene previamente, como reflujo gastroesofágico o alguna otra anomalía, que nos llevan a elegir una u otra», señala el doctor.
Balibrea asegura que «en esa ecuación, lo que hacemos es meter todos esos factores y hacemos lo que se llama un abordaje personalizado. Es como se debe de hacer la cirugía bariátrica: ofreciendo al paciente varias opciones, siempre personalizando y teniendo en cuenta que es una toma de decisiones conjunta. No todas las técnicas sirven para todos los pacientes, pero sí para todos los pacientes se deben considerar todas las técnicas».
El pre-operatorio
El proceso pre-operatorio ha cambiado en los últimos años. Así, antes de que el paciente llegue al cirujano necesita pasar por otros especialistas de la unidad interdisciplinar. «Trabajamos en equipo con endocrinos, psicólogos, psiquiatras y, finalmente nosotros, los cirujanos. A veces incluso también médicos de atención primaria, trabajadores sociales, enfermería, anestesia… Así, una vez que el paciente llega a la unidad empieza un proceso que implica la evaluación, educación y preparación para los cambios que van a venir», comenta el cirujano.
En palabras de Balibrea, este tiempo se puede llegar a confundir con estar en lista de espera, pero no es lo mismo: «Este proceso que no debe superar los seis meses, implica muchas visitas con los endocrinos, los dietistas o con nosotros los cirujanos. Se trata de explicarles cómo deben cambiar sus hábitos, analizar la medicación u optimizar las enfermedades que tienen previamente. Verificar que cumplen criterios, que desde el punto de vista psicológico y psiquiátrico no hay ninguna complicación, que tienen un soporte familiar o recursos suficientes para seguir con el proceso, que son capaces de entender la cirugía, etc.».
Por su parte, Sánchez, añade: «Lo primero es que el paciente tiene que ser valorado por un endocrinólogo. Este va a descartar que existan causas de obesidad que se pueden tratar con fármacos e incluso empezar una recomendación de cambios de estilo de vida. Cuando pasa un tiempo prudencial, como pueden ser seis meses o un año, si el paciente no ha conseguido perder el suficiente peso o sigue teniendo un peso muy fuera de lo que sería recomendable es cuando planteamos la cirugía bariátrica».
Una vez el paciente ha sido evaluado y es candidato, normalmente ingresa el mismo día que se operan y las estancia medias suelen ser de los dos días, entre 36 y 48 horas. En algunas unidades o tipos de cirugía, incluso no llegan a pasar la noche en el hospital.
La vida después de la cirugía
Terminada la cirugía y ya en casa, empieza un proceso de adaptación a la realidad. «Hay que tener una precaución inmediata justo después de la operación ya que hay que estar, por lo menos, un par de semanas tomando una dieta triturada o líquida, suavecita, para no forzar estos cosidos que tenemos que hacer en el estómago», señala Sánchez.
Pasadas las primeras semanas, el paciente nota cómo ha cambiado su anatomía y que ya no come de la misma manera. «Hay que controlar la modificación de hábitos, el hacer deporte, llevar una vida más programada y asumir los cambios del cuerpo; también una prevención de cómo asimila psicológicamente el paciente todo este proceso. Por eso el seguimiento durante el primer y el segundo año es muy intenso y se debe prolongar por lo menos hasta cinco años», asegura Balibrea.
Después de este tiempo, son los médicos de cabecera los que continúan con este seguimiento, ya que «todas estas cirugías implican que hay que vigilar los niveles del estado nutricional porque, como efecto secundario, la gran mayoría de estos pacientes requieren suplementos con vitaminas y minerales que hay que controlar».
En muchas ocasiones, el paciente puede ver cómo además de perder peso, se acaban curando sus enfermedades asociadas. «En un 85 % se cura la diabetes, en un 80 % se cura la hipertensión, se reduce el riesgo cardiovascular, se reduce el riesgo de tener cáncer… Se estima que hasta se aumenta diez años la vida del paciente después de la operación», subraya la cirujana.
Algunos datos sobre la cirugía bariátrica:
- «Tenemos unos indicios de pacientes que necesitan operarse superior al 7 o al 9 % de toda la población, es mucho», confirma el cirujano Balibrea.
- El paciente que accede a una cirugía bariátrica pierde, aproximadamente, del 25 al 30 % de su peso total después de cinco años. Además, aumenta la supervivencia y consigue la remisión de enfermedades como diabetes tipo II.
- En algunas intervenciones, algunos pacientes recuperan parte del peso perdido. Ninguna intervención proporciona un éxito del 100 %.