La Voz de la Salud

Qué es la prediabetes y cómo conseguir que no se convierta en diabetes

Enfermedades

Cinthya Martínez LA VOZ DE LA SALUD
Las personas que tienen alterados sus niveles de glucosa pero no llegan a un diagnóstico de diabetes sufren prediabetes.

Si se actúa a tiempo, «aproximadamente entre el 60 y el 70 % de los casos de glucemia se normalizan»

03 Feb 2023. Actualizado a las 17:07 h.

Aunque el paciente no se da cuenta, existe una especie de antesala a la diabetes tipo II. En ella, la persona todavía no es diabética, pero corre el riesgo de serlo en un futuro. «Se define como un incremento de los niveles de azúcar en sangre por encima de lo que se considera normal, pero sin llegar a un diagnóstico de diabetes tipo II», apunta Franz Martín Bermudo, catedrático de Nutrición y Bromatología y vicepresidente segundo de la Sociedad Española de Diabetes (SED). 

Para saber cómo se diagnóstica la prediabetes se debe recalcar que existen tres tipos de pruebas que podrán realizarse para determinar los niveles de glucosa en sangre: el test de glucemia basal, que consiste en un análisis de sangre en ayunas (al menos 8 horas tras la última ingesta de alimentos) para medir la concentración de glucosa en sangre; la prueba de tolerancia a la glucosa o curva de azúcar; y la medición de la hemoglobina glicosilada (HbA1c), una variante de la hemoglobina normal que aumenta su abundancia cuando hay un exceso de glucosa en la sangre. La proporción de esta representa de manera aproximada el promedio de glucosa en sangre de los últimos dos a tres meses. 

De esta forma, el término «prediabetes», también conocido como «hiperglucemias intermedias» se refiere a la presencia de una glucemia basal alterada (GBA), de una intolerancia a la glucosa (ITG) o de ambas condiciones a la vez (GBA+ITG). Todas estas situaciones implican un riesgo elevado de desarrollar diabetes tipo 2 (DM2) y de sufrir complicaciones cardiovasculares. De esta forma, se considera prediabetes:

Por lo general, la detección única de uno de estos factores no sirve para realizar un diagnóstico definitivo, por lo que es habitual que se repitan pruebas o se analicen dos distintas para confirmar. 

La detección única de uno de los factores no suele servir para un diagnóstico definitivo.Cinthya Martínez - La Voz de la Salud

Signos de sufrir prediabetes

El doctor recalca que «esta condición no llega de la noche a mañana». Los niveles de azúcar en sangre se van incrementando durante un cierto período de tiempo que puede abarcar «tres, cuatro, seis e incluso diez años». Los signos de alerta suelen llegar con un análisis de sangre porque más allá de eso, no se presentan otros síntomas. 

«El paciente no experimenta ningún signo y eso es lo malo. Lo que se puede llegar a notar es, al realizarse una analítica, que los niveles de glucosa en sangre se encuentren por encima de 100 y la hemoglobina encapsulada un poco alta», señala Martín. No obstante, el doctor apunta a una serie de síntomas que no tienen que ver con la prediabetes, pero pueden ir asociados: «Como pueden ser tensión alta, colesterol alto, las trasaminadas un poco altas, así como coger un poco de peso, etc. Pero estrictamente que los niveles de azúcar en sangre suban, no se nota en nada. No es como si tienes un diagnóstico de diabetes que entonces ahí ya puedes notar algunos problemas». 

Factores de riesgo de padecer prediabetes 

La diabetes tipo 2 puede llegar a prevenirse «ya que la mayoría de los factores de riesgo están relacionados con el estilo de vida», asegura el doctor. Entre ellos, el doctor enumera: el exceso de peso; el perímetro de la cintura; una alimentación rica en azúcares, grasas y alimentos ultraprocesados; la edad (ya que el riesgo aumenta a partir de los 45 años); ser de origen étnico no europeo; los antecedentes familiares, porque puede existir un cierto componente genético y la falta de actividad física o sedentarismo. 

«Luego existen otros que afectarían en menor medida, como pueden ser el tabaco, el consumo de alcohol o la falta de sueño, que también aumenta el riesgo», amplía Martín. 

Cómo abordar la prediabetes (y prevenir la diabetes)

El principal tratamiento a la hora de abordar la prediabetes es pautar cambios en el estilo de vida. «Actúar no siempre es fácil, porque consiste en cambiar tu estilo de vida», asegura Martín. En realidad, estos cambios en la alimentación y la actividad física son similares a los que están indicados para aquellas personas que padecen la enfermedad: llevar una alimentación sana y equilibrada y un nivel de actividad física de unos treinta minutos diarios de intensidad moderada. 

La Federación Española de Diabetes (FEDE) proporciona una serie de consejos útiles a la hora de abordar la prediabetes y, por lo tanto, prevenir la diabetes tipo II: 

«Si se actúa a tiempo, aproximadamente entre el 60 y el 70 % de los casos de glucemia se normalizan», confirma. Ahora bien, «hay que mantener esta situación el resto de la vida porque si no, va a volver». 

La vía farmacológica

Otra posible vía de abordaje es la farmacológica, aunque no siempre es necesario recurrir a ella. A la pregunta de cuándo estaría indicada, el doctor Martín, responde que «depende, hay mucha discusión en este campo y opiniones dispares. Existen pacientes que tienen un componente genético fuerte y a pesar de estar delgados y tener un estilo de vida saludable, ves que van camino de la diabetes tipo II poco a poco pasando por la prediabetes». 

Así, algunos medicamentos antidianéticos orales, como la metformina, actúan como sensibilizadores a la acción de la insulina, por lo que pueden llegar a recetarse en pacientes que sufren este aumento de la resistencia a esta hormona en el organismo. Al igual que en la prediabetes, también se puede estudiar su administración en casos de obesidad o antecedentes por diabetes gestacional. 

Posibles complicaciones de sufrir prediabetes y no tratarla

Además de llegar a desarrollar diabetes tipo II, hay que tener en cuenta una serie de complicaciones asociadas si no se llega a tratar esta prediabetes. «La diabetes tipo II es una enfermedad metabólica, por lo que hay una serie de patologías que van asociadas. Ya sean neurológicas, cardiológicas o de tipo renal. Además, sube la presión arterial, aumenta el riesgo de ictus, de infarto, dislipemia... Todo eso va unido», asegura el doctor. 

 

 

 

 

 

 


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