Madonna acabó en la uci por una infección bacteriana: «La mortalidad puede llegar incluso al 30 o 40 %»
Enfermedades
Su familia llegó a temer por su vida. Este jueves la cantante fue dada de alta tras varios días en cuidados intensivos. ¿Cuándo puede ser grave una infección bacteriana?
06 May 2024. Actualizado a las 13:27 h.
La salud de Madonna está siendo objeto de preocupación para sus miles de fans a nivel mundial tras darse a conocer la noticia de que la artista se encontraba hospitalizada, nada menos que inconsciente en la uci, a causa de una infección bacteriana grave. Por esta razón, la cantante ha tenido que suspender los conciertos de su gira Celebration Tour, cuya primera actuación estaba prevista para el 15 de julio. A sus 64 años, Madonna fue ingresada el pasado 24 de junio con este cuadro infeccioso pero ya ha sido dada de alta este jueves, aunque deberá guardar reposo por indicaciones médicas. «Su salud mejora, pero todavía está bajo cuidado médico. Se espera que se recupere totalmente», aseguró su representante, Guy Oseary. Un familiar cercano de Madonna aseguró al Daily Mail que «nos estábamos preparando para lo peor. No sabíamos si lograría superar este problema de salud». Sin embargo, debido a la evolución de la paciente, los médicos autorizaron este jueves el traslado de Madonna a su domicilio en Nueva York.
Aunque Oseary dio a conocer la noticia del estado de salud de Madonna, aún se desconoce la causa de su infección bacteriana. Lo que sí se sabe es que las infecciones bacterianas son sumamente frecuentes, aunque no en todos los casos requieren hospitalización, sobre todo si la patología se detecta y se trata a tiempo. Entonces, ¿cuándo una infección bacteriana se vuelve grave?
Las bacterias son organismos unicelulares responsables de enfermedades como la faringitis estreptocócica, las infecciones del tracto urinario, la meningitis y ciertos casos frecuentes de intoxicaciones alimentarias, como aquellas relacionadas con la Salmonella o la bacteria E. coli. Son uno de los cuatro tipos principales de gérmenes, junto a los virus, los hongos y los parásitos.
Pero hay que entender que, si bien las bacterias pueden causar infecciones cuando colonizan un tejido u órgano, no siempre son malas para el organismo. De hecho, tenemos bacterias que viven en distintas partes del interior del cuerpo, como los intestinos y la piel que cumplen funciones esenciales para nuestras células. Conocidos como microbiomas, estos sistemas de bacterias tienen un papel fundamental en procesos como la digestión y el recambio celular de la piel.
El problema surge cuando las bacterias se multiplican en exceso, o bien cuando crecen en regiones en las que no deberían estar, provocando enfermedades en tejidos como la garganta, el intestino, la piel o los pulmones. Esto daña esos tejidos y genera una respuesta de inflamación por parte del sistema inmunitario. En el caso de Madonna, se cree que la infección podría estar localizada en el tracto respiratorio, causando una neumonía, ya que este es el tipo de patología bacteriana que más comúnmente requiere ingreso en unidades de cuidados intensivos.
Cuando una bacteria pone en riesgo la vida
«Las infecciones son un motivo de consulta muy frecuente en Urgencias. Alrededor de un 7 % de los pacientes que vemos son atendidos por infección. En algunos casos, esto evoluciona a una infección grave, que es lo que llamamos sepsis. Es una respuesta anómala a un proceso infeccioso por parte del sistema inmunológico del paciente que conlleva fenómenos inflamatorios que van a conducir a alteraciones vasculares que condicionan fallos en los órganos principales del paciente: fallo respiratorio, hepático o renal. Este tipo de fallo orgánico es una enfermedad tiempo dependiente. Hay que actuar de forma muy rápida e iniciar el tratamiento lo antes posible, porque eso mejora el pronóstico y aumenta las probabilidades de supervivencia. Y alguien en esas circunstancias de fallo orgánico tiene una mortalidad muy elevada, que puede llegar incluso al 30 o 40 %», explica el doctor Juan González del Castillo, coordinador del Grupo de infecciones en urgencias de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES).
Esto es especialmente importante en casos como el de Madonna, que, aunque se mantiene en forma y continúa trabajando en una actividad como la música, que requiere un buen estado físico, no deja de ser una paciente de 64 años. Hay que tener en cuenta que la edad es uno de los principales factores de riesgo que pueden hacer que una enfermedad infecciosa sea grave y requiera hospitalización. «Cualquier infección puede dar lugar a sepsis. Pero los factores predisponentes son la edad, el acúmulo de comorbilidades y la inmunosupresión, aunque también hay factores genéticos que predisponen a tenerla. No es lo mismo un paciente inmunodeprimido que está en quimioterapia que un paciente sano de 20 años», ilustra González.
Si bien no se ha confirmado que la enfermedad de la cantante sea debida a una sepsis, lo cierto es que para que una infección requiera ingreso en uci tiene que ser grave. Por ejemplo, «un paciente puede ingresar por una infección porque requiere tratamiento intravenoso o porque hay que monitorizarlo. Incluso, no todas las sepsis se tratan en cuidados intensivos; solo aquellas que provocan un mayor deterioro de órganos», explica González.
En el caso de la artista, la clave para su actual pronóstico de recuperación total ha sido haber detectado la enfermedad a tiempo. «Lo más importante es identificarlo lo antes posible, porque un retraso en la identificación conlleva un retraso en el inicio de la terapia adecuada y por cada hora de retraso en ese tratamiento la mortalidad incrementa en un 7,8 %», señala González. Sin embargo, esto no siempre ocurre. «Anualmente, hay alrededor de 33.000 muertos por infecciones resistentes en Europa», apunta el experto.
Además de la edad, hay otros factores que impactan en el pronóstico y el tiempo de recuperación ante una infección bacteriana de estas características. «Depende mucho del tipo de bacteria y su sensibilidad al antibiótico, depende de cuándo hemos empezado el tratamiento, de si la detección ha sido precoz, de los órganos que estén afectados. En definitiva, depende del patógeno, de los órganos afectados y del huésped y la reserva funcional que tenga; si el paciente es sano, puede haber una recuperación más rápida. Si tiene comorbilidades, es más compleja», detalla González.
Resistencia a antibióticos
En los últimos años, las bacterias han desarrollado una resistencia a los antibióticos que ha sido causa de alarma para la Organización Mundial de la Salud (OMS). Según detalla el organismo, «el grupo de prioridad crítica incluye las bacterias multirresistentes que son especialmente peligrosas en hospitales, residencias de ancianos y entre los pacientes que necesitan ser atendidos con dispositivos como ventiladores y catéteres intravenosos. Entre tales bacterias se incluyen Acinetobacter, Pseudomonas y varias enterobacteriáceas como Klebsiella, E. coli, Serratia, y Proteus. Son bacterias que pueden provocar infecciones graves y a menudo letales, como infecciones de la corriente sanguínea y neumonías».
Estas bacterias han adquirido resistencia a un elevado número de antibióticos, como los carbapenémicos y las cefalosporinas de tercera generación, que se hallan entre los mejores antibióticos disponibles para tratar las bacterias multirresistentes.
«Más allá de que, efectivamente, existen bacterias ante las que ya no disponemos de antibióticos para combatirlas, quizás el mayor problema es el tiempo del que disponemos para comprobar si una bacteria es resistente o no a un antibiótico. Necesitaríamos un par de días para encontrar cuál es realmente el antibiótico adecuado», explica en este sentido el investigador José Luis Martínez, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). «Lo más importante es usar de forma adecuada los antibióticos para evitar en la medida de lo posible esta aparición de resistencias», señala González.