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Llega a España Mounjaro, el nuevo fármaco para la obesidad y la diabetes tipo 2: «Logra una reducción media de casi 24 kilos»

Enfermedades

Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD
Lilly presentó esta semana la nueva medicación Mounjaro.

El medicamento de Lilly estará disponible a partir del 1 de julio en formato inyectable para administrar una vez a la semana

28 Jun 2024. Actualizado a las 09:14 h.

Tras la revolución que supuso, en los últimos tiempos, la irrupción de los tratamientos para la diabetes tipo 2 y la obesidad a base de semaglutida, conocidos por su marca, Ozempic, una nueva generación de fármacos dirigidos a estas patologías llega a España este mes de julio. Se trata de la tirzepatida, que estará disponible bajo el nombre comercial Mounjaro, producido por la farmacéutica Lilly. El medicamento se presenta en formato inyectable, con plumas de dosis única que se administran por vía subcutánea una vez a la semana, y se podrá adquirir con prescripción médica y sin financiación a partir del 1 de julio.

Esta nueva medicación ha alcanzado en los ensayos clínicos unos resultados sorprendentes y alentadores para los pacientes, que en muchos casos recuperan, al cabo de 72 semanas de tratamiento, los niveles analíticos, de peso y de calidad de vida anteriores al desarrollo de la enfermedad. Según explican desde Lilly, la tirzepatida logra esta mejoría gracias a su mecanismo de acción múltiple, que funciona a nivel de diferentes órganos y sistemas del cuerpo de forma simultánea.

Qué es la tirzepatida

La tirzepatida es un agonista dual de acción prolongada de los receptores polipéptido insulinotrópico dependiente de glucosa (GIP) y GLP-1, tal y como se indica en su ficha técnica. Esto quiere decir que se une a esos receptores, lo que tiene efectos en distintas partes del organismo. Ambos receptores están presentes en las células endocrinas pancreáticas, el cerebro, el corazón, los vasos sanguíneos, los leucocitos, el intestino y los riñones. Los receptores de GIP también están presentes en los adipocitos, o células grasas. «Este doble mecanismo de acción consigue una eficacia adicional en las dos indicaciones en las que está aprobado el fármaco, pacientes con diabetes tipo 2 y pacientes con obesidad», explica a La Voz de la Salud el doctor José Antonio Sacristán, director médico de Lilly.

En qué casos está indicada

Según se indica en la ficha técnica de la tirzepatida, el fármaco está indicado como complemento a una dieta baja en calorías y a un aumento de la actividad física para el control del peso, incluida la pérdida y el mantenimiento, en adultos con un Índice de Masa Corporal (IMC) inicial superior a 30, o superior a 27 en el caso de que haya comorbilidades (por ejemplo, hipertensión, dislipidemia, apnea obstructiva del sueño, enfermedad cardiovascular, prediabetes o diabetes mellitus tipo 2).

En el caso de la diabetes mellitus tipo 2, está indicado para monoterapia, cuando la metformina no sea apropiada, o añadida a otros fármacos, cuando la enfermedad no esté suficientemente controlada, y siempre en asociación a pautas de dieta y ejercicio.

«El tratamiento farmacológico tiene que formar parte de un enfoque integral y eso es lo que se indica en ficha técnica, que debe incluir cambios en el estilo de vida, una dieta saludable y aumento de la actividad física. Y este tratamiento global tiene que ser individualizado, porque es un profesional de la salud el que debe decir en particular cuál es el tratamiento más adecuado para esa persona en particular y hacer el seguimiento a lo largo del tiempo», explica Mar Malagón, presidenta de la Sociedad Española de Obesidad (Seedo).

Este tratamiento está contraindicado en pacientes con antecedentes personales o familiares de carcinoma de tiroides, un tipo de cáncer poco frecuente. Tampoco se recomienda su uso en personas que han tenido pancreatitis. En cuanto a la relación entre los fármacos para la obesidad y los problemas de salud mental, vínculo que se estudió a partir de los casos de intento de suicidio en pacientes bajo tratamiento con Ozempic en Islandia, se halló que la patología mental estaba relacionada con los condicionantes socioculturales de la obesidad y no con la medicación. Desde Lilly afirman que la tirzepatida tampoco se asocia a brotes de estas enfermedades.

Cómo funciona

El fármaco tiene mecanismos de acción en distintos niveles, lo que se traduce en efectos beneficiosos en diferentes aspectos, no solo en la pérdida de peso. Entre los más relevantes, «funciona disminuyendo el apetito, aumentando la sensación de saciedad, incrementando también la secreción de insulina y la sensibilidad a la insulina. Además, enlentece el vaciado gástrico», enumera Sacristán.

«Todo parte de este péptido de intestino que se llama GLP-1, y del GIP. Ambas son incretinas, se liberan por las células del intestino y son hormonas que tenemos a nivel endógeno, que están diseñadas para que controlemos nuestros niveles de azúcar y también la ingesta. Actúan solapadas en algunas acciones y tienen otras acciones específicas», explica la doctora Malagón.

La novedad específica de la tirzepatida es el hecho de que actúa no solo sobre el GLP-1, sino también sobre el GIP. Con esto se consigue una potenciación de las acciones de los agonistas, porque los receptores de ambos se encuentran, respectivamente, en diferentes tejidos del organismo a los que el fármaco se puede unir.

«Estos dos péptidos aumentan la secreción de insulina, con lo que favorecen la función pancreática. Lo que hacen es aumentar la cantidad de insulina y con ello disminuye la cantidad de glucosa en sangre en personas que tienen problemas de hiperglucemia. No hay que olvidar que la insulina actúa sobre muchos órganos corporales y lo que hace este fármaco es que estos órganos corporales sean más sensibles a la insulina. No solo hace que haya más insulina, sino que además consigue que el cuerpo responda más a ella», detalla Malagón.

Mounjaro tiene un mecanismo de acción múltiple que reduce el apetito y mejora la sensibilidad a la insulina.iStock

¿En qué se diferencia de Ozempic o Wegovy?

Tanto Ozempic como Wegovy son medicamentos a base de semaglutida, un agonista de los receptores del péptido GLP-1. El primero está enfocado al tratamiento de la diabetes tipo 2, mientras que el segundo se utiliza para la obesidad. Sin embargo, se trata del mismo compuesto, la diferencia está en la dosis.

En cuanto a Mounjaro, a base de tirzepatida, el fármaco destaca por su doble mecanismo de acción, que inhibe tanto GLP-1 como GIP, siendo el primer medicamento en actuar sobre esta última vía. Esto es lo que está, señala Sacristán, detrás del éxito y la eficacia de la tirzepatida, que en ensayos clínicos mostró ser altamente efectiva.

Efectos

Además de los efectos en la insulina, que ayudan a controlar la glucosa en los pacientes con diabetes tipo 2, el uso de la tirzepatida para la pérdida de peso es altamente efectivo para la pérdida de peso. Específicamente, el fármaco mejora la composición corporal, logrando que la mayor parte del peso perdido sea grasa. En este sentido, Sacristán señala que con este tratamiento, se pierden tres partes de grasa por cada parte de masa magra, y se pierde especialmente grasa visceral, lo que repercute positivamente en la salud global del paciente.

«Disminuye el peso, pero también tiene efectos directos sobre las enfermedades asociadas a la obesidad, como la insuficiencia cardíaca o la enfermedad renal. No solo es la pérdida de peso, sino que actúa también sobre los diferentes órganos que pueden estar más dañados en enfermedades asociadas a la obesidad, como problemas vasculares, renales o hepáticos», destaca Malagón.

«El efecto que tiene la tirzepatida supone un salto cualitativo muy importante en el tratamiento de estas enfermedades. En el caso de la diabetes tipo 2, incluso con la dosis más baja ha demostrado superioridad frente a todos los comparadores con los que se ha estudiado, incluidos la familia de los GLP-1, tanto en niveles de control de glucemia como en disminución del peso. Se consigue una disminución de glucemia hasta el nivel que se considera bien controlada, que es una hemoglobina por debajo de 7, en 9 de cada 10 pacientes. La normalización de las cifras, que es lo que tendría una persona normal sin diabetes, se alcanza en el 50 % de los pacientes tratados», señala Sacristán.

¿Cuánto se puede adelgazar con este tratamiento? «Estamos hablando de una reducción de peso media de hasta el 22,5 % a las 72 semanas, que es lo que han visto todos los ensayos clínicos. Son alrededor de 23,6 kilos de disminución, de media. Una reducción mayor del 5 % del peso es lo que se considera relevante, porque tiene un impacto en los lípidos y en la hipertensión. Con la tirzepatida, esto se logra en el 96 % de los pacientes. El perder el 25 % del peso se relaciona con una reversión de las complicaciones de la obesidad, como la diabetes o las enfermedades cardiovasculares, y esto se logra en cuatro de cada 10 pacientes», detalla el director médico de Lilly.

Los parámetros cardiometabólicos también mejoran de manera significativa. En los estudios, la tirzepatida ha logrado una disminución de la tensión arterial, una mejora del perfil lipídico, con disminución de los triglicéridos, del colesterol y del perímetro abdominal.

Precios y dosificación

El medicamento está disponible en diferentes dosis. La inicial es de 2,5 miligramos de tirzepatida una vez por semana. Después de cuatro semanas, se debe aumentar a 5 miligramos una vez a la semana. La escalada de dosis, explican los expertos, debe ser progresiva para mejorar la tolerabilidad del fármaco. Así, de ser necesario, se puede hacer incrementos de 2,5 mg después de un mínimo de cuatro semanas con la dosis actual. 

La dosis de mantenimiento recomendada, explican desde Lilly, es de 5 miligramos. La dosis máxima, que es de 15 miligramos, no está disponible todavía en España, ya que la farmacéutica ha priorizado la disponibilidad de las otras presentaciones, que serán las que se utilizarán con mayor frecuencia.

En cuanto a los precios, hay que tener en cuenta que el fármaco no estará financiado para la obesidad ni para la diabetes. El tratamiento con dosis de 5 miligramos tendrá un precio de 271 euros al mes, mientras que las plumas de 10 miligramos se podrán adquirir por 358 euros mensuales.

¿Es segura esta medicación?

Los efectos secundarios que aparecen con este tratamiento son muy similares a los que se han descrito con la clase de los agonistas GLP-1, que incluyen la semaglutida y la liraglutida. En este sentido, lo más frecuente es que pueda haber síntomas gastrointestinales como náuseas, vómitos o diarreas, que en general son leves o moderados y que suelen ocurrir al principio del tratamiento o cuando se aumenta la dosis, durante la fase inicial de escalada. Se ha visto que estos problemas suelen desaparecer con el tiempo.

Algo importante a tener en cuenta es la posible interacción de este medicamento con otros fármacos, sobre todo tratándose de un tratamiento crónico o de larga duración. En este sentido, cabe señalar la controversia reciente en torno a la semaglutida por su posible interferencia con la píldora anticonceptiva. ¿Qué ocurre en el caso de Mounjaro? «Con los anticonceptivos hormonales orales, lo que se ha visto es que no hay interacción y que los anticonceptivos siguen funcionando perfectamente, no hay impacto. En cuanto a los psicofármacos, no tenemos información y es algo que tendremos que ir evaluando y seguir estudiando», aclara Sacristán.

¿Qué pasa si se abandona el tratamiento?

Se considera que el tratamiento con tirzepatida es crónico, lo que significa que se debe escalar la dosis, según la indicación médica, hasta llegar a una cantidad de mantenimiento que deberá seguir utilizándose a largo plazo. En este sentido, los expertos comparan este fármaco con los tratamientos para otras enfermedades, como la hipertensión o el colesterol, que también son crónicas. «Tenemos que pensar, por ejemplo, en el caso de la hipertensión, nadie duda que no se debe para la medicación. Si hay algo importante en los mensajes que se deben dar es que la obesidad es una enfermedad y hay que tener muy claro también que si se necesita un tratamiento crónico, debe haberlo», explica Malagón.

«El objetivo del tratamiento no es adelgazar, no son medicamentos para bajar unos kilos y ya está. Son fármacos para tratar una enfermedad seria que tiene un enorme impacto. Por lo tanto, enfermedad crónica, tratamiento crónico controlado por el médico, con un seguimiento estrecho y, desde luego, evitar el uso puramente con fines estéticos», indica Sacristán.

«Tenemos datos que indican que el tratamiento tiene que ser crónico. Si se deja de tomar el fármaco, se recupera el peso progresivamente. Es una subida lenta, concretamente, hay un estudio donde se ve que al cabo de año y medio hay una recuperación prácticamente de la mitad del peso que se había perdido y por eso es necesario el control por parte del médico que sea el que va estableciendo las pautas de tratamiento y el seguimiento a largo plazo», subraya el experto.


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