La Voz de la Salud

Armando López, hematólogo: «Un linfoma cerebral compromete la vida inmediatamente porque se nota en cuanto crece un poco»

Enfermedades

Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD
Armando López Guillermo es hematólogo especializado en linfomas.

El experto explica cómo se producen y cuál es el pronóstico del tipo de tumor que tiene Raphael

28 Dec 2024. Actualizado a las 12:01 h.

Hace diez días, la noticia de que Raphael había sido hospitalizado por problemas de salud que surgieron durante la grabación de un programa de La Resistencia desató la especulación acerca del estado de salud del cantante. Finalmente, este jueves se confirmó que padece un linfoma cerebral primario, un tipo de tumor muy poco frecuente y, dada su localización, difícil de diagnosticar. Este viernes, el músico recibió el alta para continuar con el tratamiento de la enfermedad de manera ambulatoria.

Su caso es poco común. El linfoma, un tipo de cáncer que ataca a las células del sistema linfático, suele producirse en otros órganos y, en general, no llega al tejido del cerebro. De hecho, los que atacan al sistema nervioso central son apenas el 1 % de todos los linfomas. El doctor Armando López Guillermo, presidente del Grupo Español de Linfomas de la Sociedad Española de Hematología, explica cómo pueden producirse este tipo de tumores y qué relación podría llegar a tener con otros problemas de salud que ha sufrido Raphael a lo largo de su vida.

—¿Qué características tiene el linfoma cerebral primario?

—El linfoma es un tipo de tumor que procede de los linfocitos, un tipo de glóbulos blancos. Lo que pasa es que, normalmente, en el cerebro, no los hay. Por eso es muy raro que aparezca un linfoma en el cerebro y es más frecuente en personas inmunodeprimidas. Es público que Raphael fue trasplantado hace unos años y, por lo tanto, se asume que debe ser una persona con inmunosupresión. Pero en todo caso, esto es realmente una cosa rara. Los linfomas cerebrales primarios son los que aparecen por primera vez en el sistema nervioso central y suponen entre un 1 y un 2 % de todos los linfomas, que ya de por sí son neoplasias poco frecuentes. Entonces, algo así es muy poco frecuente y eso implica que haya poca información sobre ellos.

—¿Es un tumor de crecimiento rápido?

—En general, sí, porque en cuanto crece un poco, se empieza a notar. No es como los linfomas habituales, que aparecen en los ganglios linfáticos que pueden estar en el abdomen y crecer bastante sin uno tener síntomas. En el cerebro, en cuanto crece más de un centímetro, según donde aparezca, va a dar unos síntomas u otros. Con lo cual, compromete la vida muy inmediatamente. Pero si pensamos en otros tumores del sistema nervioso central, cualquier otra opción es peor que un linfoma. En general, tumores como los glioblastomas, tienen un pronóstico muy malo. En cambio, en el linfoma existe la posibilidad de que haya una buena respuesta al tratamiento y a partir de ahí, un buen pronóstico.

—¿Es difícil llegar al diagnóstico en un caso así?

—Asintomáticos no son, en general, por el sitio donde están. Si en el cerebro te sale un tumor, enseguida da síntomas. En las pruebas de imagen ya se ven y, por sus características, se puede intuir si es un linfoma o no. El problema es que para confirmar el diagnóstico del linfoma necesitamos una biopsia y el cerebro es una zona delicada para hacerla. Esa puede ser la dificultad, pero los neurocirujanos están muy preparados y esto nos da la seguridad de que es realmente un linfoma. Sin ello, haces un tratamiento tocando de oído, porque en el cerebro puede haber diferentes tipos de tumores. Lo mejor es biopsiarlo.

—¿Cómo es el tratamiento de un linfoma cerebral?

—En los linfomas la cirugía nunca es lo más importante, sino que sirve para el diagnóstico. El tratamiento se basa en inmunoquimioterapia. En los linfomas cerebrales, afortunadamente, en los últimos años han aparecido una serie de tratamientos nuevos que pueden tener un papel primordial. El uso depende del caso concreto y además depende de si el tumor está ligado a la inmunosupresión o no, si hay inmunosupresores o no, la histología exacta. La inmunoterapia con quimio es estándar en todos los linfomas desde hace más de 20 años. Pero en los últimos años se han desarrollado nuevos fármacos que mejoran el pronóstico de estos pacientes.

—¿Cuáles son estos fármacos?

—Lo que ha aparecido últimamente son fármacos que atraviesan muy bien la barrera hematoencefálica. En general, el cerebro está aislado del resto del organismo. Hay una verdadera barrera que hace que muchos fármacos no entren bien al órgano. Se necesitan medicamentos que lleguen bien al cerebro y que, por lo tanto, actúen directamente. Y recientemente ha habido terapias nuevas realmente que, sobre todo si falla la inmunoterapia tradicional, se pueden utilizar y están dando buenos resultados.

—¿Cómo suele ser la supervivencia en estos pacientes?

—Depende, como siempre, de si hay buena respuesta o no al tratamiento. En los linfomas, en los cerebrales y en todos, es esencial que haya una buena respuesta al fármaco. Entonces, el primer paso siempre es conseguir, idealmente, lo que se llama la respuesta completa. Esto quiere decir que desaparezca aparentemente el tumor. Si hay respuesta completa, tenemos más probabilidades de que la cosa vaya bien y que mantengamos esta respuesta. Pero la respuesta completa no significa curación. Siempre hay un riesgo de recaída.

—¿Una persona inmunodeprimida, como mencionábamos al principio, puede tener menor respuesta al tratamiento?

—Puede llegar a tener dificultades, pero también, en las personas inmunodeprimidas sobre todo si están haciendo tratamiento inmunosupresor, se puede modificar este tratamiento. En los pacientes inmunodeprimidos, el linfoma aparece generalmente por esa inmunodepresión. Entonces, si cambias el inmunosupresor, puedes, ya solo con eso, incluso llegar a conseguir que retrograde el tumor.

—¿Qué se está investigando acerca de este tipo de tumores en la actualidad?

—Para los linfomas en general, cada vez se tiende más a intentar abandonar la quimioterapia gracias a los nuevos tratamientos. Aparte de fármacos nuevos, de estos con acción específica, es muy importante el uso de los nuevos anticuerpos monoclonales. Tenemos la inmunoterapia, que realmente supuso un antes y un después, pero ahora hay otros nuevos distintos y cada vez más específicos. Y la otra terapia que ha sido realmente un gran salto en los últimos años es la terapia CAR-T, que ha supuesto un salto importante para los pacientes. Pero los linfomas son una cosa muy compleja, porque hay cerca de 30 tipos diferentes y cada uno puede tener su tratamiento distinto. En el caso del linfoma cerebral, el problema que hay es que es algo muy poco frecuente y, por lo tanto, es difícil hacer ensayos clínicos dedicados solo a estos.

 


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