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Válvula aórtica bicúspide: así es la malformación genética que padece Sonsoles Ónega

Enfermedades

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Sonsoles Ónega, en la presentación de su libro en Carballo

Es la cardiopatía congénita más frecuente en la población general y, aunque no da síntomas en la infancia, sí puede hacerlo al llegar a la edad adulta

27 Dec 2024. Actualizado a las 17:51 h.

La periodista y presentadora de televisión Sonsoles Ónega (47) confesó en una entrevista a la revista ¡Hola! que, hace 38 años, le detectaron una malformación genética en el corazón en una revisión rutinaria. «Cada año me tengo que medir la aorta, por si hay una dilatación excesiva. Aunque sería una muerte muy dulce, porque te caes, te da un parraque y te mueres ahí en el momento», relató.

La válvula aórtica bicúspide (VAB) es la cardiopatía congénita más frecuente en la población general, con una prevalencia del 0,5 al 2%, según la Sociedad Española de Cardiología (SEC). Suele diagnosticarse más en hombres que en mujeres y, aunque se ha considerado históricamente una patología de carácter benigno, un 35 % de los individuos diagnosticados con VAB desarrollará complicaciones derivadas, como disfunción valvular, endocarditis, aneurisma aórtica o disección aórtica. 

Por qué se produce la válvula bicúspide

La válvula aórtica se encuentra entre la cavidad inferior izquierda del corazón y la arteria principal del cuerpo (la aorta). Los colgajos de tejido de la válvula se van abriendo y cerrando con cada latido. Se conocen como cúspides y lo normal es tener tres (tricúspide), pero si se padece esta afectación, tan solo existen dos. 

«En los últimos años se ha descrito asociación familiar en válvula aórtica bicúspide, con una prevalencia del 24 % en familiares de personas afectadas», describen desde la SEC. También se han descrito varias mutaciones, por lo que se recomienda el screening de esta patología en familiares de primer grado de personas afectadas. 

Cuáles son los posibles síntomas

Aunque la VAB se suele diagnosticar en la infancia, no es en esta etapa cuando se dan la mayor parte de los síntomas, sino al llegar a la adultez. Entre ellos, dolor torácico, dificultad para respirar, pérdida del conocimiento, palidez y latidos cardíacos rápidos e irregulares. 

Posibles complicaciones

La SEC asegura que la evolución clínica de la enfermedad es muy variable: «Desde enfermedad valvular severa en la infancia hasta afectación valvular o aórtica asintomática en la vejez». Si bien añaden que normalmente, «los síntomas se desarrollan en la edad adulta; solo uno de cada 50 niños presentan enfermedad valvular significativa clínicamente en la adolescencia». 

Entre las complicaciones más comunes en la edad adulta, enumeran la regurgitación aórtica. Se da cuando la VAB no es completamente eficaz para detener el escape de sangre de nuevo al corazón porque no se cierra bien. 

También puede sufrirse estenosis de la válvula aórtica, es decir, que la válvula aórtica bicúspide no se abra por completo y el flujo sanguíneo del corazón al cuerpo se reduce o bloquea. 

Y por último, también puede darse un posible agrandamiento de aorta o aortopatía, el cual aumenta el riesgo de un desgarro en el revestimiento de la aorta, que se conoce como disección aórtica. Es la complicación que la periodista confesó revisarse cuando declaró sufrir este problema congénito. 

No existe cura

Cualquier persona que nazca con una válvula aórtica bicúspide necesita hacerse revisiones médicas de por vida. Asimismo, existen medicamentos que pueden ayudar con los síntomas de este problema congénito. 

Cuando las complicaciones son graves, puede ser necesaria una intervención para tratar una válvula con escape o estrecha. En este último caso, esta se puede abrir a través de un cateterismo cardíaco. Consiste en pasar un tubo delgado (catéter) hasta el corazón y hasta la abertura estrecha de la válvula aórtica. Ají se infla un globo que va adherido al extremo del catéter para hacer que la abertura de la válvula sea más grande.

 

 

 


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