¿Qué es el agrandamiento de próstata, la enfermedad que sufre el rey Carlos III?
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El monarca ha querido hacer público este diagnóstico para que otros hombres se conciencien sobre la importancia de hacerse las revisiones periódicas como forma de prevención, ya que es una patología con bastante prevalencia a partir de cierta edad
18 Jan 2024. Actualizado a las 19:17 h.
El palacio de Buckingham ha anunciado que Carlos III será sometido a una intervención quirúrgica la semana que viene. «Como miles de hombres cada año, el rey necesita someterse a un tratamiento por un aumento de la próstata. La condición de Su Majestad es buena y acudirá al hospital la próxima semana para una intervención correctiva. Los compromisos públicos del rey serán pospuestos durante un breve período de recuperación», anuncia el escrito.
¿Qué es y cuál es su prevalencia?
El crecimiento benigno de la glándula prostática provoca una obstrucción en la uretra, es decir, en el conducto de la orina. Como consecuencia, se da una dificultad creciente para vaciar la orina que se encuentra almacenada en la vejiga urinaria. Todo esto se debe, principalmente, a los cambios hormonales propios de la edad, aunque pueden influir otros factores como el hecho de sufrir patologías como diabetes, obesidad o hipertensión.
Se trata de una enfermedad bastante frecuente en hombres a partir de 80 años. Se calcula que cerca del 75 % de los hombres que ronda esa edad padecerá alguna manifestación clínica debida al crecimiento de la próstata. De ellos, un 29 % requieren una intervención quirúrgica. Por tanto, debido al envejecimiento progresivo de la población, se espera que su prevalencia sea creciente.
De hecho, según confirman fuentes de palacio al Daily Mail, el rey Carlos III ha querido hacer público este diagnóstico para que otros hombres se conciencien sobre la importancia de hacerse las revisiones periódicas como forma de prevención y dar visibilidad a este problema.
¿Cuáles son sus síntomas?
Lo más frecuente es que el paciente sienta que necesita hacer más micciones tanto por la noche, como por el día. Además, se puede dar una dificultad para iniciar la misma: el chorro de orina va siendo menos fino y potente, siendo a lo mejor necesario hacerla en varios tiempos. Asimismo, puede desencadenar en una sensación de vaciado incompleto de la orina.
Todo esto puede derivar, en determinados casos, en una imposibilidad para orinar y, por eso, el paciente precisa acudir al médico de inmediato. Además, también se puede dar un goteo posmiccional, es decir, una pérdida involuntaria del pis después de haber terminado.
¿Cómo se lleva a cabo el diagnóstico?
La Clínica Universidad de Navarra detalla que el diagnóstico se realiza a partir de la historia clínica del paciente junto con una exploración física consistente en un tacto rectal. Asimismo, puede ser necesaria una ecografía para determinar el tamaño de la próstata y comprobar el volumen de orina que permanece en la vejiga después de realizar una micción, al igual que una micciometría para valorar el grado de obstrucción en la vía urinaria.
¿Cuál es su tratamiento?
A la hora de prescribir el tratamiento, este dependerá de qué síntomas o evolución de la enfermedad tenga el paciente. Así, el primer nivel sería la prescripción de productos farmacéuticos que incluyen aquellos que se obtienen a partir de plantas, aquellos que actúan sobre la inervación de la glándula prostática (alfabloqueantes) y fármacos que controlan el crecimiento de la glándula prostática (inhibidores de la 5-Alfa-reductasa).
Si con la medicación no resulta suficiente, la segunda vía es la cirugía (esa a la que se va a someter el rey Carlos III). Tiene como objetivo eliminar la obstrucción que impide la salida de la orina de la vejiga y existen diferentes procedimientos. La más común es la resección transuretral de la próstata y, en casos más complejos de agrandamiento, puede ser necesario una operación abdominal para eliminar el tejido dañado.
¿Cuáles son sus posibles complicaciones?
No abordar esta patología a tiempo, aunque sea benigna, acarrea consecuencias. Entre las posibles complicaciones, la Asociación Española de Urología (AEU), menciona:
- Incontinencia urinaria.
- Infecciones de orina. Según expresan desde la propia asociación, es una de las complicaciones más frecuentes. Estas pueden provocar escozor al orinar, frecuencia de orina aumentada y urgencia por miccionar. También pueden desencadenar en una retención aguda de orina (especialmente las prostatitis) o pueden ser consecuencia de una retención crónica de orina.
- Piedras en la vejiga. Estas pueden ser totalmente silentes o producir síntomas como dolor, escozor al orinar, aumento de la frecuencia de la micción, urgencia miccional o hematuria, sangrado.
- Divertículo vesical. «Se trata de una hernia de la pared de la vejiga que, al no tener pared muscular, no puede vaciarse bien y retener la orina. Si son pequeños pueden ser asintomáticos, pero los grandes pueden acumular restos celulares o piedras, se pueden malignizar o provocar infecciones de orina», explican desde la AEU.
- Insuficiencia renal. «El fracaso de la función renal puede ocurrir de una manera lenta en una hiperplasia benigna de próstata evolucionada y no tratada (es decir, insuficiencia renal crónica) o puede aparecer de manera brusca acompañando a una retención aguda de orina (insuficiencia renal aguda)», remarcan.