La Voz de la Salud

Cáncer: doce formas de reducir el riesgo de padecerlo

Vida saludable

Cinthya Martínez
El consumo de tabaco es la práctica que más cánceres provoca, y contrariamente a lo que se suele pensar, no solo origina el de pulmón.

Podrían evitarse casi la mitad de las muertes provocadas por esta enfermedad en Europa si se siguen todas estas recomendaciones

31 Jan 2022. Actualizado a las 17:58 h.

Este viernes 4 de febrero se celebra el Día Mundial contra el Cáncer, una enfermerdad que es la primera causa de muerte en España. Según el estudio «Las cifras del cáncer en España» realizado por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), en el 2020 fallecieron 112.054 personas en nuestro país. También lo es a nivel mundial, ya que el cáncer produjo alrededor de diez millones de muertes el pasado año según los datos de la International Agency for Research on Cancer (IARC).

Para intentar poner freno a estas cifras, la Comisión Europea tiene en marcha una iniciativa que busca concienciar a los ciudadanos a la hora de prevenir el riesgo de padecer la enfermedad. Así, el Código Europeo contra el Cáncer (CECC) recoge cómo evitar o disminuir la exposición a agentes cancerígenos. Según recoge el Ministerio de Sanidad, se considera que siguiendo todas estas recomendaciones podrían evitarse casi la mitad de las muertes por cáncer en Europa. 

Estas son las doce formas de reducir el riesgo de cáncer que propone el Código Europeo contra el Cáncer:

1. No fumes ni consumas ningún tipo de tabaco. 

El tabaco es la principal causa de cáncer y de muertes evitables. Cada año, el tabaquismo provoca en todo el mundo unos seis millones de fallecimientos, y en Europa, el 82 % de los tumores de pulmón son derivados del hábito de fumar. El consumo de cigarrillos acaba matando a más de la mitad de los usuarios a largo plazo. 

El riesgo de padecer un tumor en el pulmón aumenta cuantos más años se lleve fumando, cuantos más pitillos diarios se consuman y cuanto más joven se empiece. Los fumadores, tanto hombres como mujeres, tienen entre veinte y veinticinco veces más probabilidades de acabar padeciendo la enfermedad. Pero no es la única. Otros tipos de cáncer que también se originan por el consumo de tabaco son el de laringe (en un 84 %), el de vejiga (50 %), orofaringe (49 %), esófago (35 %) y cavidad oral (33 %). Además, la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) concluye que existen indicios de que fumar aumenta el riesgo de padecer cáncer de mama, entre un 10 y un 30 %. 

Pero, ¿cuáles son las sustancias que contiene el tabaco que son carcinógenas? Algunas son parte natural de la planta del tabaco y otras se generan durante su transformación, curado, maduración, almacenamiento y combustión. Entre ellas nos encontramos el formaldehído, hidrocarburos aromáticos policíclicos, arsénico, compuestos de níquel, polonio-210, berilio, cromo hexavalente, cadmio, aminas aromáticas como la 2-naftilamina y el 4-aminobifenilo, butadieno, benceno, cloruro de vinilo y óxido de etileno.

2. Haz de tu casa un hogar sin humo y apoya las políticas antitabaco en tu lugar de trabajo

Ya es conocido el hecho de que el humo del tabaco ajeno también puede acabar perjudicando a las personas que no fuman. Su inhalación pasiva produce muerte prematura y enfermedades como el cáncer de pulmón, cardiopatía coronaria, neumopatías e influye negativamente en otras como el asma. Se han realizado estudios con no fumadores que demuestran que quienes están expuestos al humo en casa o en el trabajo duplican el riesgo de padecer cáncer de pulmón, comparado con el de los no fumadores que no lo aspiran. 

¿Por qué decidir que nuestro hogar es un espacio sin humo? El hecho de no fumar en casa protege a los más vulnerables, como a niños, personas aquejadas de asma, o a pacientes de cardiopatías o neumopatías crónicas. También tiene beneficios entre los fumadores, ya que los que viven en una casa en la que no se fuma consumen menos cigarrillos por día y los que quieren dejar el tabaco, sufren menos recaídas. Al igual que en los hogares, el hecho de no fumar en el coche protege a nuestro entorno. Curiosamente, se han detectado altas concentraciones de humo ajeno en coches en los que no se consumen cigarrillos, y contrariamente a lo que se puede pensar, abrir las ventanillas no sirve para eliminar la exposición.

3. Mantén un peso saludable

Las personas que siguen un estilo de vida saludable tienen un 18 % menos de riesgo de padecer cáncer

Resulta difícil establecer un peso «ideal» para una persona, pues habría que saber la cantidad de tejido magro que se tiene en el organismo y esto solo puede hacerse en un laboratorio. Por eso los expertos han establecido lo que consideran límites saludables, permitiendo flexibilidad. Si dividimos el peso de una persona por su talla, y la cifra que nos da la elevamos al cuadrado, el resultado es el conocido como índice de masa corporal (IMC), uno de los métodos más usados para calcular la grasa en el cuerpo de una persona. Para un adulto, el límite saludable se establece entre un IMC de 18,5 y 24,9

Además, las personas que sufren obesidad tienen más probabilidad de padecer un tumor colorrectal, de riñón, esófago, páncreas y vesícula biliar. En el caso de las mujeres, también de mama en la época posmenopáusica, de endometrio y ovarios. Por ejemplo, en el caso del cáncer de colón y recto, el riesgo de que se origine en nuestro cuerpo aumenta en un 15 % si tenemos sobrepeso y un 32 % en caso de obesidad. 

4. Haz ejercicio a diario, limita el tiempo que estás sentado 

La actividad física, independientemente del peso corporal, reduce la probabilidad de aparición de cáncer. Obviamente, también ayuda a no padecer sobrepeso. 

¿Cómo protege la actividad física contra el cáncer? Son varios los mecanismos biológicos que pone en marcha el ejercicio y que, probablemente, protejan frente a la aparición de tumores, como son: su actuación en los niveles de glucemia, de insulina, en hormonas afines y sexuales, en la inflamación y en el sistema inmunitario. Así, se considera que el riesgo de padecer un tumor es un 4 % más bajo entre las personas que practican diariamente una actividad física moderada, -como mínimo durante treinta minutos al día-, que entre quienes no lo hacen. 

A esto hay que sumarle que el ejercicio regular también reduce el riesgo de padecer muchas enfermedades y afecciones crónicas como las cardiopatías coronarias, los derrames cerebrales, la osteoporosis, la depresión, la hipertensión, la diabetes de tipo dos y el colesterol elevado. 

5. Come más saludablemente

La alimentación saludable que contribuye a protegernos contra el cáncer es similar a la que se recomienda para ayudarnos a reducir el riesgo de otras enfermedades crónicas como la diabetes y las cardiopatías. No está demostrado que existan alimentos concretos que contribuyan a reducir el riesgo de cáncer u otras enfermedades crónicas. Sin embargo, se recomienda consumir muchos alimentos de origen vegetal como frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y fibras alimentarias para disminuir la probabilidad de un tumor en el aparato digestivo. También limitar la ingesta de carne roja. Por último, conviene ser cauto con el consumo de sal y con los alimentos que la tienen añadida para prevenir el de estómago. 

6. Limita el consumo de alcohol, aunque la mejor prevención es evitarlo completamente

El consumo de alcohol puede producir cáncer de boca, esófago, garganta (laringe y faringe), hígado, mama y colorrectal. Cuánto más se bebe, mayor es el riesgo. Reducir su consumo o, mejor aún, no tomar alcohol, contribuye a reducirlo. 

En cuanto al tipo de bebida alcohólica que hace aumentar el riesgo de padecer un tumor, no hay excepciones. Los principales tipos de bebidas alcohólicas son el vino y la cerveza, pero cualquiera puede producir cáncer. ¿Por qué? Existen varios motivos. El alcohol, conocido también como etanol, se transforma en acetaldehído en el organismo, y ambas sustancias son cancerígenas. Asimismo, su ingesta daña las células hepáticas y puede producir cirrosis, que aumenta la probabilidad de que aparezca un tumor. Incluso puede incrementar los niveles de algunas hormonas como los estrógenos, cuyos niveles elevados aumentan el riesgo de padecer cáncer de mama. 

De manera general, el riesgo de un tumor en hombres que toman cada día menos de dos bebidas alcohólicas (es decir, menos de 20 g de alcohol puro) y en mujeres que toman menos de una (10 g de alcohol puro) es un 6 % menor que el de quienes beben más. Disminuyendo el consumo de «cuatro o más» a «una o menos» diarias, puede reducirse el riesgo de cáncer colorrectal en un 31 %, el de mama un 30 %, y el de hígado en un 21 %.

7. Evita la exposición excesiva al sol, aplícate protección solar y no utilices cabinas de rayos UVA 

La radiación solar contiene la luz que vemos, la radiación infrarroja que percibimos como calor y la ultravioleta (UV) que no vemos. Esta última está compuesta por rayos de longitud muy corta (UVC), que son totalmente absorbidos por la capa de ozono de la estratosfera, pero también de onda corta (UVB) y de onda larga (UVA). Aunque la radiación UVB es necesaria para que nuestra piel sintetice vitamina D, tanto esta como la UVA dañan la piel, por lo que a largo plazo, pueden producir cánceres cutáneos. 

A nivel mundial, el tumor cutáneo es el más frecuente entre las poblaciones de piel más clara. Sin embargo, hay diferentes tipos. Por un lado, el melanoma que se origina en los melanocitos, el cual es el más agresivo pero también el menos diagnosticado, y por el otro, el no melanocítico, que se divide en el de células escamosas (o espinocelular) y el carcinoma de células basales (o basocelular). Este último, es el más común. 

¿Cuándo se podría considerar como «excesiva» la exposición solar? Resulta complicado dar una definición precisa porque depende de características personales como el tipo de piel, la fuerza de la radiación o su localización. En realidad, tomar el sol siempre produce algo de daño en la piel, si bien el cuerpo, de manera natural, puede repararlo si no es muy intenso. El perjuicio a nuestro organismo aumenta cuanto más tiempo estemos expuestos al sol y a las horas más problemáticas, que son las que se aproximan al mediodía sobre todo en los meses de verano.  

8. En el trabajo, protégete de sustancias cancerígenas

En nuestro entorno hay miles de agentes naturales o artificiales que pueden ser cancerosos. El riesgo a padecer un tumor por las sustancias presentes en el medio ambiente procede, sobre todo, de la exposición intensa y durante años a un cancerígeno, por ejemplo, en el lugar de trabajo. Si este factor se encuentra en el medio ambiente, el peligro es mucho menor. Para reducir la exposición a los mismos es necesario combinar acciones y políticas gubernamentales, pero también optar por la responsabilidad individual. Los cánceres de origen profesional pueden prevenirse, lo que subraya el carácter esencial de la protección a los trabajadores. 

9. Averigua si estás expuesto a la radiación procedente de altos niveles de radón en tu domicilio

El radón es un gas radiactivo de origen natural que puede encontrarse en altas concentraciones en espacios interiores como viviendas o lugares de trabajo, convirtiéndose en una de las principales causas de cáncer de pulmón. En su forma gaseosa, el radón es incoloro, inodoro e insípedo, pero su radiactividad puede medirse. Para la mayoría de las personas, la exposición al radón se da sobre todo en el hogar, pero también en lugares de trabajo. 

¿Cómo puedo saber si estoy expuesto al radón en casa? Para saber el nivel de radón al que estamos expuestos hay que medir su concentración en el aire. Suele hacerse mediante detectores plásticos que se dejan en la vivienda durante semanas. Posteriormente, estos se envían a un laboratorio para su análisis. En el caso de querer reducir los niveles existentes es necesario aumentar la ventilación del forjado, instalar un sistema de evacuación mecánica del radón en el sótano o bajo los pisos sólidos, evitar que se filtre desde el sótano a otras habitaciones, sellar pisos y paredes, y mejorar la ventilación del edificio. 

10. Si puedes, da de mamar a tu bebé

Dentro de las doce recomendaciones, hay un apartado específico que va dedicado a las mujeres. El primer consejo es optar por la lactancia materna si es posible, ya que está demostrado que las madres que dan el pecho a sus bebés durante un tiempo prolongado corren menos riesgo de tener cáncer de mama. Concretamente se reduce aproximadamente en un 4 % cada doce meses acumulados de lactancia. ¿Cómo contribuye esta práctica? Según el Código Europeo Contra el Cáncer, no se comprende totalmente el mecanismo de protección, pero sus efectos beneficiosos pueden explicarse por modificaciones de la estructura de la mama y la menor exposición a los estrógenos. 

En cuanto al segundo consejo para mujeres, limitar la terapia hormonal sustitutiva (THS), se fundamenta en que este tipo de tratamiento que se utiliza para aliviar los síntomas de la menopausia puede tener como efecto secundario aumentar el riesgo de cáncer de mama, de endometrio y ovarios. La tipología del riesgo de cáncer depende del tipo de tratamiento de reposición hormonal (estrógenos solos o en combinación con gestágenos) y de si la mujer ha sufrido una histerectomía, es decir, le han quitado el útero. El Código Europeo Contra El Cáncer apunta a que existen algunos estudios que demostraron que el tratamiento de reposición con estrógenos y gestágenos en la menopausia produce un exceso de riesgo de cáncer de mama que se manifiesta después de unos años y se mantiene alto durante, al menos, cinco años después de haberlo interrumpido. Según el mismo, se recomienda que en el caso de recurrir a este tratamiento, sea de manera breve y con una dosis baja, concertándolo siempre con el médico. 

11. Asegúrate de que tus hijos participan en programas de vacunación contra la hepatitis B y el virus de papiloma humano (VPH) 

Entre las infecciones más importantes relacionadas con cánceres se encuentran las producidas por el virus del papiloma humano (VPH), responsable de la mayoría de los cánceres cervicouterinos y anales, y una parte de los cánceres bucales. También las del virus de la hepatitis B y de la hepatitis C, causantes del cáncer de hígado, y la helicobacter pylorim, bacteria que puede producir cáncer de estómago. 

La vacunación es el modo más eficaz de prevenir algunas de estas infecciones.

12. Participa en programas organizados de cribado de cáncer

Está demostrado que la detección precoz de determinados tumores es una forma efectiva de reducir el impacto de la enfermedad. Los cribados de cáncer de mama, colorrectal y cérvix son programas de salud pública que forman parte de la cartera común de servicios asistenciales del Sistema Nacional de Salud. 

El cribado de cáncer de mama con mamografía periódica ha provocado una disminución de la mortalidad en las mujeres a las que se oferta: edad comprendida entre los 50 y los 69 años, con un intervalo entre exploraciones de dos años. 

Por su parte, el del tumor colorrectal está destinado tanto a hombres como mujeres que se encuentren entre los 50 y los 69 años. La prueba consiste en buscar sangre oculta en las heces, y también se realiza cada dos años.

La última incorporación al programa de detección fue el cáncer de cuello uterino o cérvix. En el 2019 se incorporó la prueba de detección del virus del papiloma humano (VPH), dirigida a mujeres de entre 25 y 65 años. El período comprendido entre exploraciones y el método de análisis varía con la edad: desde los 25 a los 34 años se realiza una citología cada tres años, pero de los 35 a los 65 años se opta por un tipo de prueba diferente que consiste en la obtención de una muestra de fluido vaginal en la que se puede detectar el virus VPH. Si esta última resulta negativa, debido a la gran capacidad que tiene para detectar posibles anomalías, no hace falta repetirla hasta pasados cinco años. Si da positivo, es preciso realizar una citología para verificar si existen o no alteraciones en las células del cuello del útero. En el caso de que no las hubiera, se debe repetir igualmente la prueba VPH cada año. 


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