Eduardo López, dermatólogo: «No todo el mundo se puede hacer un trasplante de pelo, no siempre hay zona donante»
Vida saludable
El gallego, que asegura que «el trasplante de pelo permite un resultado definitivo», ha sido elegido como uno de los cien mejores médicos de España, según la revista Forbes
09 Mar 2023. Actualizado a las 12:40 h.
El doctor Eduardo López Bran nació en Lugo, pero su carrera profesional lo ha llevado a instalarse en Madrid. Después de estudiar Medicina y Cirugía en la Universidad de Santiago de Compostela, se trasladó a la capital para especializarse. Desde el 2003 es jefe del servicio de dermatología del Hospital Clínico San Carlos y catedrático de Medicina de la Universidad Complutense. Además de un destacado experto en trasplante capilar y fundador de la clínica de cirugía estética Imema, fue el investigador principal en España dentro de los ensayos mundiales que sirvieron de base para la comercialización de minoxidil, finasteride y finasteride tópico (fármacos contra la calvie).
—¿Cuáles son las mayores preocupaciones por las que la gente suele acudir a su consulta?
—La piel se ha convertido en nuestra imagen exterior y eso ha hecho que la preocupación por tenerla sana y saludable haya crecido de manera exponencial en los últimos años. Las principales preocupaciones hacen referencia a aquellas enfermedades que tienen mayor impacto en la sociedad. Por ejemplo, de la etapa adolescente, las consultas por acné, que es un problema que afecta al 85 % de nuestros jóvenes. Ellos demandan una solución eficaz y es un motivo muy frecuente de consulta. Además, tenemos soluciones tanto para tratar el problema del acné como para evitar secuelas.
Otro motivo muy frecuente es la pérdida de pelo, la alopecia, fundamentalmente la calvicie común o la androgenética. Esta última es el tipo de calvicie más frecuente tanto en hombres como en mujeres. Se ha convertido en una de las principales preocupaciones médico-estéticas de los pacientes que, además, saben que a día de hoy tenemos tratamientos eficaces para detener ese proceso de pérdida. Tanto para mantener el pelo cuando se está perdiendo como para recuperarlo cuando ya se ha perdido, siempre y cuando haya zona donante mediante las innovadoras técnicas de trasplante. Asimismo, en consulta también nos encontramos mucho con otras enfermedades como la psoriasis, el cáncer de piel o la dermatitis atópica.
—De hecho, usted está especializado en trasplante capilar.
—Sí, por casualidades de la vida. Me inicié en eso porque coincidió que fuimos uno de los hospitales seleccionados para hacer el estudio del minoxidil, que fue el primer fármaco eficaz contra la calvicie. Sin embargo, seguían existiendo pacientes que no encontraban una solución. Fue lo que me llevó a marcharme al extranjero en busca de conocimiento y práctica de intervenciones de trasplante capilar, para poder darle una alternativa a aquellos que no respondían a este tratamiento médico.
—Sobre los productos cosméticos que prometen que nos va a crecer el pelo o que previenen la caída. ¿Son eficaces?
—Desde que tenemos conocimiento de la historia, a través de la escritura ya en los antiguos papiros egipcios, encontrábamos referencias a productos que eran capaces de prevenir la caída del pelo e incluso de recuperarlo cuando se había perdido. Algunos tan pintorescos como el excremento de paloma o el aceite de ricino. Podríamos hacer una larga lista.
Lamentablemente, no hay muchos productos que tengan ensayos clínicos, investigaciones rigurosas y aprobaciones por las agencias reguladoras para la indicación de alopecia. Existen fármacos que son eficaces, láser de baja intensidad, plasma rico en plaquetas y vitaminas u oligoelementos, que son nutrientes que parten de las necesidades para construir la keratina del pelo. Todas estas herramientas, en manos de un dermatólogo o de un tricólogo experto que realice un diagnóstico preciso y correcto, permitirá un tratamiento eficaz y, en muchos casos, suficiente. En otros casos, será necesario complementarlo con tratamiento quirúrgico mediante trasplante de pelo que, en el momento actual, promete resultados definitivos, naturales e indetectables.
—¿Qué importancia tiene el estrés y la ansiedad en esta caída del cabello?
—Indudablemente, para que se produzca el tipo de alopecia más frecuente, que es la llamada alopecia androgenética o calvicie común, hacen falta dos factores determinantes que son la predisposición genética a sufrirla y un factor hormonal representado fundamentalmente por los andrógenos; y dentro de esos, por la testosterona. Cuando la alopecia está latente, la presencia de factores como estrés, desánimo, ansiedad, así como una vida con hábitos tóxicos, una alteración de los ritmos del sueño, una alimentación inadecuada, etcétera, pueden hacer que esa alopecia que está latente se exprese clínicamente. O que, si ya se ha expresado, se agrave por la presencia de estos factores.
Tanto en hombres como en mujeres, la incidencia de alopecia androgénica ha aumentado en los últimos años. Existen muchas mujeres que no tienen una carga genética suficiente como para que la alopecia se expresase clínicamente, pero ante factores que han aparecido en los últimos años, como mayores situaciones de estrés o de ansiedad, han hecho que esa alopecia que estaba latente pero que no se expresaba —o por lo menos, no con la suficiente fuerza—, lo acabe haciendo. Por eso estamos en unos porcentajes de alopecia androgénica de entorno al 25 al 30 % de las mujeres.
—A todos se nos cae el pelo pero, ¿cuándo preocuparse?
—Evidentemente, todo el pelo sigue el ciclo del folículo piloso. Está en constante renovación y los ciclos duran aproximadamente entre cuatro a seis años. Tienen una primera fase inicial o de crecimiento llamada fase anágena, a continuación una fase de reposo o catágena de cuatro a seis semanas y finalmente una fase telógena o de caída de tres a seis meses. Esto hace que cada pelo vaya siendo sustituido progresivamente por otro nuevo.
Podríamos hacer un cálculo matemático y demostrar que una pérdida de cabello entre 60 y 100 pelos al día puede ser fisiológica, normal. El problema está cuando se superan esas cifras o cuando lo que se pierde es sustituido en sucesivos ciclos del folículo piloso por pelo cada vez más fino, menos pigmentado, etcétera. Es evidente que cuando el pelo se cae, todos percibimos que en la almohada, el cepillado o la ducha perdemos una cantidad de pelo superior a la que estábamos viendo de manera normal. Saltan los signos de alarma, nos damos cuenta perfectamente. En muchos casos, puede ser una aceleración fisiológica normal del ritmo de caída que se va a normalizar, pero si persiste debemos acudir al dermatólogo o tricólogo.
—¿Qué la caída comience cuando la persona es joven, es signo de severidad?
—Indudablemente. El comienzo precoz de la alopecia es un signo de mal pronóstico. Cuanto más jóvenes sean, más severidad suele tener esta alopecia androgenética. Hay dos picos de máxima incidencia de caída de pelo: entre los 30 y los 35, y de los 50 a los 55. Pero creo que hay que trasladar un mensaje de optimismo a los jóvenes y a las personas de mediana edad afectadas por este problema, porque en el momento actual con un diagnóstico correcto y un tratamiento médico bien dirigido, se puede solucionar. Excepto casos muy concretos y muy aislados en los que lamentablemente no hay respuesta al tratamiento médico o no hay zona donante para realizar un trasplante, en el resto de los casos podemos resolver y controlar el problema de la alopecia.
—¿En qué consiste concretamente un trasplante capilar?
—Desde un punto de vista sencillo, consiste en llevar pelo de un área donante a otra receptora o calva. Consistiría en distribuir los folículos pilosos que tenemos en una área donante, que en los hombres es toda la herradura que va desde una oreja hasta la otra y la nuca. Esa sería la franja de pelo que no se pierde nunca, incluso en los casos más avanzados de calvicie. Y en las mujeres, la zona central y la de la nuca, esas son las dos zonas donantes.
—¿El resultado es definitivo?
—Sí, el trasplante permite un resultado definitivo porque el pelo que obtenemos del área donante, tanto en hombres como en mujeres, no está predispuesto genéticamente para perderse. Esto desde un punto de vista científico se explica de la siguiente manera: el pelo que tenemos en esa área no tiene un receptor para una enzima. Esa enzima es la responsable para la conversión de la testosterona, que es la hormona que ejerce su papel en el tema de la alopecia. Por la acción de esa enzima se convierte en dihidrotestosterona que es la responsable final de la caída del pelo. Como este pelo que tenemos en la nuca no tiene esa enzima, cuando lo trasladamos o trasplantamos al área receptora o calva crece con las características de la zona donde hemos cogido y no donde lo hemos puesto. Por lo tanto, va a vivir toda la vida. Este es el motivo científico por el que el pelo es definitivo.
—¿Cómo es el proceso previo al trasplante capilar?
—Muy sencillo. El objetivo fundamental es hacer una primera evaluación de su estado de salud. En ocasiones me preguntan si importa la edad y la verdad es que no es problema, lo importante es que exista un buen estado de salud que no contraindique la intervención. En segundo lugar, la evaluación del ratio entre zona donante y receptora, es decir: ¿tenemos zona donante como para poder cubrir toda la zona calva que desea el paciente? Este ratio es decisivo. Y en tercer lugar, identificar las expectativas que tiene el paciente. Si tiene poca zona donante y una gran calva y pretende tener una gran cabellera, lamentablemente no va a ser posible.
—¿Y los cuidados posteriores a la operación?
—Este es más complejo y muy importante. Los cuidados posoperatorios son decisivos a la hora de obtener un buen resultado. Un buen planteamiento de la intervención y una adecuada ejecución, así como unos cuidados posoperatorios rigurosos con un seguimiento específico por el equipo que te ha trasplantado. Todo esto permitirá obtener el mejor resultado posible. Es importante decir que no todo el mundo se puede trasplantar, no todo el mundo tiene zona donante. Decir que el objetivo es conseguir el mejor resultado posible, pero que este vendrá condicionado por una adecuada selección, realización y seguimiento en el año, año y medio, que tarda en crecer el pelo trasplantado. Es como un bebé al que hay que cuidar.
—No es un procedimiento asequible para todos los bolsillos...
—Honradamente, creo que ha cambiado este escenario. La internalización ha provocado una regularización de los precios. Considero que es bueno que exista una adecuada relación entre la atención que recibes y el precio que tienes que pagar. No es posible ofertar trasplantes de calidad con un precio que no pueda cubrir los gastos necesarios para que ese trasplante sea lo más eficaz posible. En el momento actual, hay una relación coste-beneficio razonable. Estamos haciéndolo en un entorno clínico-sanitario seguro y eso tiene que tener un coste para poder pagar esa calidad. Pero en cualquier caso, la profesionalidad española y la experiencia de nuestros cirujanos es de las primeras que hay a nivel internacional.
—Ha mencionado a lo largo de la entrevista varias veces fármacos para tratar la alopecia. ¿En qué consisten?
—Los fármacos tienen diferentes mecanismos de acción. Por empezar con el más antiguo comercializado, el minoxidil, es un fármaco cuyo mecanismo de acción no está del todo definido. Se sabe que tiene una capacidad de vasodilatación, de mejorar la circulación alrededor del folículo y probablemente, alguna otra acción que todavía no hemos identificado. Ha sido el primer fármaco que se comercializó por vía tópica y local en el año 1987.
En la década de los noventa se comercializó el finasteride por vía oral. Es un fármaco que inhibe de manera selectiva ese receptor enzimático del que antes hablábamos. Al evitar esa conversión, hace que no se produzca las sustancia que produce la caída del pelo y consecuentemente, va a conseguir que, en un porcentaje de pacientes, se detenga el proceso de caída o incluso que mejore la calidad del pelo que todavía tienen. Recientemente se ha comercializado el finasteride tópico que pretende tener una eficacia similar sin la existencia de algunos efectos adversos que se señalan en el oral.
Hay otro fármaco, el dutasteride, que también actúa inhibiendo esta enzima que antes hemos mencionado. Se puede emplear tanto por vía oral como inyectando directamente en el cuero cabelludo. Es un tratamiento eficaz, seguro y cómodo, dado que la infiltración se realiza al principio una vez al mes y después cada tres meses.
También existe el PRP o plasma rico en factores de crecimiento, que básicamente consiste en la extracción de la sangre del paciente. Es un centrifugado en el sobrenadante que queda después del centrifugado en las plaquetas que son ricas en factores de crecimiento y se inyectan directamente en el cuero cabelludo mejorando el grosor y la circulación. Y por último, el láser de baja intensidad aprobado por la FDA como tratamiento complementario a los que he mencionado
Sin olvidarnos de la administración de biotina, amistonida y aminoácidos fundamentales de la keratina del pelo. El cobre y el hierro son también sustancias necesarias que, en la medida o concentración adecuada, podamos lograr aportar los nutrientes necesarios. Todo esto son fármacos que convierten todo un arsenal terapéutico para un problema, el del pelo, para el que hace treinta años, no teníamos muchas opciones.
—¿Qué hay del cáncer del cuero cabelludo?
—Existe un estudio de universidades americanas realizado con más de 30.000 pacientes, seguido durante varios años, en el que se demostró que la pérdida precoz del pelo en pacientes con alopecia temprana tiene una mayor incidencia de cánceres del cuero cabelludo porque pierden la protección física que supone el pelo. Es decir, el pelo tiene una función estética, indudablemente. Se identifica con juventud y la pérdida de pelo en los hombres hace una cara ovoide. En cambio, cuando vuelves a ponerles el pelo, la cara se hace más rectangular y eso rejuvenece. Esa pérdida precoz hace que se pierda también la protección física natural que tiene el pelo frente a las radiaciones. Hacen que sufran la acción de la radiación de manera temprana y directamente sobre su cuero cabelludo. Por eso se desarrollan más tumores de cuero cabelludo. Además, son más agresivos y difíciles de tratar porque se produce un adelgazamiento del cuero cabelludo que conlleva a que sea más difícil el tratamiento quirúrgico.
—¿Y el cáncer de piel, seguirá aumentando la incidencia?
—Todos deseamos vivir más años, la edad media de vida se ha incrementado. El efecto del propio envejecimiento cutáneo, el cronoenvejecimiento programado genéticamente en cada uno de nosotros, hace que algunas personas, a pesar de ser jóvenes, tengan una apariencia de persona más mayor. O incluso al revés, personas de edad avanzada con apariencia de piel más joven. Ese cronoenvejecimiento si todos vivimos lo suficiente vamos a acabar desarrollando un tumor de piel, un cáncer de piel concreto que se llama carcinoma basocelular. A partir de los 65 años dos de cada tres pacientes americanos tienen un cáncer de piel de este tipo.
A ese cronoenvejecimiento se le añade en muchos casos el fotoenvejecimiento, que es el envejecimiento provocado por la exposición reiterada y a veces prolongada a la luz solar sin la adecuada protección. Hay que recordar que la cultura de la protección no es tan antigua. Se ha hecho mucho esfuerzo de educación desde los profesionales y los medios para concienciar a la población en los últimos años. Concienciación que no ha llegado ser del todo, cien por cien, eficaz. Todavía hay mucha gente que se expone al sol sin la adecuada protección.
Entonces, si al cronoenvejecimiento se le añade el fotoenvejecimiento, la posibilidad de desarrollo de un cáncer de piel se incrementa, apareciendo a edades más tempranas. Al igual que aparecerán otros tipos de tumores que pueden tener relación con el sol como el conocido melanoma o queratosis actínicas. Esos son los tres tumores estrella de la piel.
—¿Entonces, los hombres deberían de echarse crema solar si sufren alopecia?
—Evidentemente la forma de contrarrestar la pérdida de la protección natural es aplicándose fotoprotector o mejor incluso, la protección física con la utilización de gorras o sombreros. Eso sería lo ideal, pero claro, no es fácil. A veces la crema deja una sensación untuosa y llevar una gorra o un sombrero, no siempre es útil. Hay que pensar que nos estamos exponiendo al sol de una forma muy fuerte en esos días en los que no percibimos esa sensación fuerte de calor, que el sol se oculta tras las nubes, pero la radiación llega. Cuando trasplantas pelo a un paciente no solo le estás devolviendo o rejuveneciendo la imagen, le estás volviendo a poner protección física contra el sol.
—Se habla mucho también del tema de lunares. ¿Cuándo preocuparnos?
—Es la regla tan conocida del ABCDE. Se ha hecho un verdadero esfuerzo por intentar que el paciente se autoexplore y que acuda al dermatólogo porque es muy importante el diagnóstico precoz. El tumor que causa más preocupación es el melanoma, porque la incidencia crece, no obstante, la mortalidad afortunadamente, no aumenta. Porque a pesar de los esfuerzos realizados, no hemos evitado el diagnóstico tardío en muchos casos. Lo que ocurre es que el melanoma es un tumor que inicialmente crece de manera radial. Cuando crece de esta forma, los tratamientos quirúrgicos son curativos. Cuando el melanoma empieza a crecer de manera vertical, es decir, hacia abajo, empieza a empeorar el pronóstico . El melanoma llega a la dermis, se puede distribuir por los vasos sanguíneos y los vasos linfáticos, y continuará. Ahí el melanoma crece y el pronóstico se ensombrece mucho. De ahí la importancia de un diagnóstico precoz, porque es curativo.
Se han hecho muchos esfuerzos en este sentido y han dado sus frutos. Pero hay que seguir insistiendo. Personas con antecedentes familiares de tumores de piel, personas con antecedentes familiares de cáncer, personas con muchos nevus o lunares, todas estas personas deben de ser más cuidadosas en la autoexploración que se debe de realizar minuciosamente, con una luz adecuada, siguiendo un orden y si veo que algunos de los lunares que tengo crece, es asimétrico, sus bordes son irregulares, me pica, me sangra, cambia el pigmento, etcétera, deberán de acudir al dermatólogo.