La importancia de preparar la piel para el verano: «En esta época del año el riesgo de sufrir una quemadura solar es mayor»
Vida saludable
Llevar a cabo una serie de cuidados evitará que aparezcan o empeoren enfermedades influenciadas por la exposición solar, como el melasma o el acné
09 Aug 2023. Actualizado a las 18:38 h.
Aunque la piel se debe cuidar todo el año, lo cierto es que se acerca una temporada en la que es necesario hacerlo más. La radiación que emite el sol en estos meses que se acercan es intensa y exponernos a él sin proteger nuestra capa más externa influye en el riesgo de desarrollar cáncer de piel, así como acelerar un proceso de envejecimiento cutáneo prematuro. Pero ¿por qué es necesario cuidar la piel antes de que llegue la tan ansiada temporada estival?
«El verano es una de las épocas del año en las que más sufre la piel. En estos meses hacemos más actividades al aire libre y estamos más expuestos al sol y al calor. También la sometemos a otras agresiones como el cloro de las piscinas, el uso de calzado sin calcetines o las picaduras de insectos. Por todo esto, es muy importante prepararla adecuadamente y evitar posibles consecuencias desagradables», comenta Vicente Manuel Leis, miembro del Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica (Gedet) de la Academia Española de Dermatología y Venerología (AEDV).
¿Cómo preparar la piel para el verano?
Se podría hablar de seis pasos que se pueden llevar a cabo para preparar nuestra piel para el verano. «Para empezar, es necesario realizar una buena higiene y exfoliación, para eliminar las impurezas y la descamación. Esto nos dará más luminosidad, facilitará la acción de los cosméticos que usemos y hará que la piel se mantenga hidratada», explica.
Con la exfoliación eliminamos las células muertas que se acumulan en la piel y, tal como apunta Miriam Pérez, farmacéutica especializada en dermofarmacia, con ella «no solo conseguiremos un bronceado uniforme, sino que este durará más». ¿Cómo hacerlo? «Utilizando un exfoliante específico para el cuerpo y aplicándolo sobre la piel húmeda, masajeando en círculos suavemente. Ojo, hay que insistir en ciertas zonas como los codos o las rodillas, donde, además de células muertas, se acumula melanina y son zonas que quedan oscurecidas. Realizar este paso al menos una vez a la semana te asegurará tener un bronceado uniforme», añade.
El segundo punto a tener en cuenta es la intensificación de la hidratación cutánea, «usando emolientes que eviten la pérdida de agua de la piel», indica Leis. Asimismo, aconseja que se opten por texturas ligeras, que no sean oclusivas.
«En localizaciones concretas, como los talones, podremos necesitar productos con urea o alfa hidroxiácidos, para evitar la formación de durezas», apunta el dermatólogo como tercer consejo. Además, «el uso de antioxidantes, como la vitamina C y E, nos ayudarán a contrarrestar los efectos dañinos de los radicales libres inducidos por la radiación ultravioleta».
Sin embargo, el paso más importante, según el doctor Leis, es la la aplicación de crema solar: «Emplearemos aquellos de factor elevado y lo tendremos que reponer periódicamente para garantizar su eficacia. Y adaptaremos la textura a nuestro tipo de piel, evitando las formulaciones muy grasas u oclusivas si tenemos predisposición al acné».
A estos cuidados superficiales de nuestra piel habría que sumar aquellos que lo hacen desde el interior. «Es necesario ingerir una adecuada cantidad de agua, ya que por la sudoración perdemos más líquidos de lo normal», aconseja el dermatólogo. Al igual que nuestra alimentación: «Se trata de una herramienta muy útil y sencilla para preparar nuestro cuerpo y en concreto nuestra piel, para el verano. Es interesante el aporte de alimentos ricos en antioxidantes, como frutas y verduras. Son especialmente útiles los arándanos, los cítricos, la sandía, las zanahorias y los tomates».
Seis consejos para preparar la piel para el verano:
- Higiene y exfoliación
- Extra de hidratación
- Utilizar productos específicos para zonas concretas, como los talones
- Optar por antioxidantes, como la vitamina C
- Fotoprotector
- Cuidado de la alimentación y beber suficiente agua
¿Es necesario optar por fotoprotección oral?
Lo primero que se debe de dejar claro es que la fotoprotección solar en formato oral, a diferencia de la de uso tópico, no bloquea los rayos solares —ya sean del tipo UVA, UVB o inflarrojos—. Es decir, no son sustitutos de la crema solar, sino un complemento. «Los suplementos orales son una buena opción, indicada sobre todo en personas que requieran garantizar una buena fotoprotección. Pero sí, hay que tener siempre presente que complementan a la tópica, pero en ningún caso la suplantará», sostiene Leis.
¿En qué casos se suele recomendar? «En aquellos pacientes con patologías dermatológicas desencadenadas por la radiación solar, como la erupción polimorfa solar, enfermedades que se pueden agravar por el sol, como el acné, o en aquellas personas sometidas a tratamientos despigmentantes, como en casos de melasma», responde el dermatólogo.
El componente principal de estos suplementos es el Polypodium leucotomos. «Un helecho de Centroamérica, con propiedades inmunomoduladoras, antioxidantes, protectoras del ADN y de prevención del daño solar», afirma Leis. A lo que añade que «lo más recomendable es comenzar a tomar estos suplementos dos meses antes de que comience el período estival de mayor exposición solar».
¿Qué beneficios nos proporcionarían todos estos cuidados?
Llevando a cabo todos estos cuidados previos conseguiremos, según Leis:
- Evitar el empeoramiento o desencadenamiento de enfermedades de la piel influenciadas por la exposición solar como la erupción polimorfa solar, el melasma o el propio acné.
- Mantener la piel correctamente hidratada, conservando su elasticidad y aspecto saludable.
- Evitar la aparición de durezas, descamación y fisuras en los talones o las plantas de los pies.
- Proteger nuestra piel del daño oxidativo.
- Prevenir el fotoenvejecimiento.
¿Es más probable que me queme durante estos meses que en el verano?
La respuesta es que sí. «En esta época del año el riesgo de sufrir una quemadura solar es mayor», confirma Leis. La pregunta es: ¿por qué?
Una circunstancia obvia y que no requiere mucha más explicación es que al mejorar el tiempo, optamos por realizar más actividades lúdicas y deportivas al aire libre, aumentando nuestra exposición al sol. En esta línea, como los días son cada vez más largos, también pasamos más horas bajo la radiación (y obviamente, con una ropa más ligera que en otras épocas).
«El índice ultravioleta es una escala lineal que indica la intensidad de la radiación ultravioleta procedente del sol en un lugar y momento determinado, y que depende de la latitud, altitud, nubosidad, etcétera. Indirectamente nos informa del riesgo de sufrir una quemadura solar. Este índice suele incrementarse significativamente en primavera y verano», indica Leis. Por último, el dermatólogo añade otro factor a tener en cuenta: «Al finalizar el invierno, al principio de la primavera, nuestra piel ha perdido todo el bronceado adquirido en el verano anterior y que actúa como protector solar natural».
El protector solar: el mejor aliado
El factor de protección solar (FPS) es el índice que mide la capacidad protectora de un protector solar frente a los efectos nocivos de la radiación ultravioleta tipo B (UVB) sobre la piel. Indica el tiempo que esta puede estar al sol sin que se enrojezca o peor aún, se sufra una quemadura solar.
Para entenderlo mejor, un ejemplo: un factor de protección 30. Significa que la piel puede estar expuesta a la radiación ultravioleta sin presentarse una quemadura treinta veces más tiempo que la misma piel sin haberse echado la crema solar. De esta forma, una persona que se quemaría a los 10 minutos de empezar a exponerse al sol, cuando se aplica el FPS 30, el tiempo que tardaría en quemarse se transforma en 300 minutos (10 x 30 = 300 minutos). Cuanto más elevado sea el factor de protección, actúa durante más tiempo.
Sin embargo, este cálculo no es un valor absoluto y la protección también depende de otros factores que pueden variar, como el tipo de piel que tengamos, las características de la radiación, el modo en el que nos aplicamos el protector o su resistencia al agua y al sudor. «El factor de protección es el tiempo que nos va a proteger en función de si nuestra piel es más o menos clara. Pero ninguna solar protege más de dos horas o dos horas y media», advertía la dermatóloga Nuria Blázquez en este artículo de La Voz de la Salud sobre cremas solares. Es decir, durante el tiempo que nos exponemos al sol, sudamos, nos bañamos o nos secamos con la toalla. Todas estas acciones van eliminado poco a poco la crema de nuestro cuerpo. «Se debe aplicar bien sobre todas las zonas porque hay muchas que se nos olvidan, como el cuello o las orejas. Y hacerlo en cantidad generosa. Una mano llena de crema es lo que deberíamos utilizar para todo el cuerpo», asegura la dermatóloga.
Consejos de aplicación de crema solar:
- En el cuerpo, aplicar una mano llena de crema, en abundancia. Volver a aplicar cada dos horas, dos horas y media.
- En la cara, la mejor medida son dos dedos. En el caso de encontrarse fuera de casa, la reaplicación puede ser con otro tipo de formato, como en bruma, que puede aplicarse incluso por encima del maquillaje. También servirían otros como en polvo o en stick, que también se encuentran disponibles en el mercado.
- Si se suele aplicar fotoprotector con color, se recomienda utilizar primero factor solar blanco y después aplicar el que contenga maquillaje. «Porque muchas veces, para aplicarse la cantidad suficiente de crema solar con color, es difícil que nos quede bonito en la piel. Esto significa que no nos aplicamos la cantidad suficiente y que por lo tanto, nos podemos quemar», explica Bouzas.
Además del fotoprotector, no hay que olvidarse de la protección física de nuestro cuerpo con la utilización de gorros, gafas de sol y sombrilla.