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Exceso de carne procesada y deterioro cognitivo: «El consumo de carnes rojas debería ser controlado»

Vida saludable

Laura Miyara Laura Miyara La Voz de la Salud
El tocino se considera una carne procesada y como tal, su consumo debería ser ocasional.El tocino se considera una carne procesada y como tal, su consumo debería ser ocasional.

Los expertos recomiendan que productos como el jamón, los embutidos y las salchichas sean de consumo ocasional, priorizando otras fuentes de proteína más saludables

13 Mar 2025. Actualizado a las 13:51 h.

El impacto de lo que comemos en nuestra salud cada vez está respaldado por más evidencia científica. La mala alimentación no solamente se asocia a enfermedades metabólicas como la diabetes o la obesidad, sino que está detrás de diferentes tipos de cáncer, a la cabeza de ellos, el colorrectal, uno de los tumores más prevalentes en nuestro entorno.

Ahora, un nuevo estudio relaciona el consumo excesivo de carne roja con el desarrollo de demencias y otros problemas cognitivos. Esta investigación llevada a cabo por expertos de Harvard y publicado en la revista Neurology ha asociado este grupo de alimentos a un aumento del riesgo de sufrir enfermedades neurodegenerativas. Pero, según los investigadores, no es necesario abandonarlo por completo. Mantener su ingesta dentro de ciertos límites puede contribuir a prevenir el desarrollo de estas patologías.

El estudio

La investigación de Harvard es un estudio de cohorte prospectivo que analizó datos de más de 133.000 participantes estadounidenses de una media de edad de 49 años, con una ligera mayoría de mujeres dentro del grupo (un 65,4 %). Se llevó a cabo un seguimiento de la alimentación y la salud de los sujetos durante un período de hasta 43 años. Durante este período, más de 11.000 de ellos fueron diagnosticados de demencia.

Ni todas las carnes rojas son equivalentes, ni todas las dosis son igual de nocivas. «Un mayor consumo de carne roja, en particular de carne roja procesada, se asoció con un mayor riesgo de desarrollar demencia y un deterioro cognitivo. La reducción del consumo de carne roja podría incluirse en las pautas alimentarias para promover la salud cognitiva», concluye el estudio en este sentido. Sin embargo, serán necesarias más investigaciones para comprender completamente su relación con el deterioro cognitivo y el impacto del consumo prolongado de estos productos a lo largo del tiempo.

La investigación halló que las personas que consumían al menos un cuarto de porción diaria de carnes rojas procesadas, como tocino, embutidos o salchichas, tenían un 13 % más de probabilidades de desarrollar demencia, en comparación con aquellas que ingerían menos de una décima de porción diaria. Cabe señalar que una porción de carne roja equivale aproximadamente a 85 gramos, lo que corresponde a dos lonchas de tocino o una salchicha, según detalla el estudio.

Además, los investigadores descubrieron que cada porción diaria de carne roja procesada se asocia a una aceleración del envejecimiento neuronal equivalente a 1,6 años. En otras palabras, quienes consumen embutidos todos los días podrían sufrir un deterioro cognitivo más abrupto en comparación con aquellas personas que los toman de manera ocasional.

Los resultados son observacionales, lo que significa que no se puede afirmar con certeza que la carne roja procesada cause demencia de manera directa, pero sí que existe una asociación entre ambos factores. Hay que tener en cuenta que las demencias son enfermedades complejas y multifactoriales. Para que una persona llegue a desarrollarla,

Como explica en un comunicado el doctor Daniel Wang, profesor del Departamento de Nutrición de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard y coautor de la investigación publicada en Neurology, se necesitan estudios más amplios y de larga duración para comprender los mecanismos que vinculan el consumo de carne con el deterioro cognitivo.

Los efectos de las carnes procesadas

La evidencia que vincula el consumo de embutidos y otras carnes procesadas con el desarrollo de enfermedades es cada vez mayor. El aumento del riesgo podría ir de la mano del alto contenido de sodio y aditivos utilizados en su procesamiento. Se trata, asimismo, de productos que contienen altas cantidades de grasas saturadas y compuestos orgánicos vinculados a enfermedades cardiovasculares, lo que podría llegar a afectar al sistema nervioso, acelerando el daño al cerebro. Las carnes rojas procesadas contienen niveles elevados de nitritos, sustancias que diferentes investigaciones han asociado al riesgo de enfermedades neurocognitivas y de tumores.

Al mismo tiempo, la respuesta inflamatoria y las alteraciones metabólicas, como la resistencia a la insulina, se asocian al patrón alimentario de quienes ingieren estos alimentos en exceso y son factores que también podrían influir en el deterioro cognitivo. En este sentido, investigaciones previas han demostrado que la inflamación crónica en el organismo puede acelerar el envejecimiento del cerebro y aumentar el riesgo de padecer enfermedades neurodegenerativas.

«Las pautas dietéticas suelen centrarse en reducir el riesgo de enfermedades crónicas como las cardiopatías y la diabetes, mientras que la salud cognitiva recibe menos atención, a pesar de estar vinculada con estas enfermedades», señaló Wang. «Esperamos que nuestros resultados fomenten una mayor consideración sobre la relación entre la dieta y la salud cerebral», añadió.

Reemplazar el jamón

Una de las recomendaciones de los expertos a la hora de evitar o reducir el consumo de alimentos como los embutidos es abrir el abanico de opciones incorporando proteínas vegetales. Según el estudio, reemplazar las carnes procesadas con fuentes de proteína como las legumbres podría reducir el riesgo de demencia en un 19 % y contribuiría a disminuir el envejecimiento cognitivo en más de un año.

Esta sustitución no solo beneficia al cerebro, sino que también contribuye a una mejor salud cardiovascular y digestiva, ya que las proteínas vegetales suelen ser más fáciles de procesar por el organismo y aportan nutrientes esenciales para el bienestar general. Esto se debe a que contienen niveles elevados de fibra, lo que reduce el riesgo de tener colesterol.

El panorama en España

Los embutidos forman parte integral de nuestra cultura y dejarlos de lado no es fácil. Sin embargo, dentro de nuestras fronteras, los expertos llevan ya cierto tiempo pronunciándose a favor de limitar la ingesta de este tipo de productos. Virginia Gómez, de Dietista Enfurecida, habla en este artículo de un consumo ocasional. «El jamón serrano y productos similares están pensados para una ingesta en poca cantidad y puntual, en parte, por la gran cantidad de sal que tiene», indica. Por ello, precisa que no habría problema en que alguien lo añadiese, «un par de veces» a la semana, siempre y cuando el resto de la dieta sea variada.

«El consumo de carnes rojas debería ser controlado, de hecho, están consideradas como carcinógenos por la Organización Mundial de la Salud. España es uno de los países con mayor incidencia europea de tumores colorrectales y se piensa que es por los hábitos alimenticios, porque somos muy del jamón», sostiene Ceres Fernández Rozadilla, investigadora en cáncer. «Sobre todo cuando están muy cocinadas, tienen una serie de sustancias que promueven el crecimiento de tumores en el intestino. Por esto la OMS las ha propuesto como carcinógenos hace ya varios años», explica Fernández en esta entrevista.

En el 2023, la Asociación Contra el Cáncer publicó la Guía de Alimentación Saludable, una iniciativa desarrollada a partir de las recomendaciones del Código Europeo contra el Cáncer. En este documento, se recoge el vínculo entre la carne procesada y el cáncer. «Dado que es segura la relación entre el riesgo de cáncer colorrectal y el consumo aun en pequeñas cantidades de carne transformada, y que esta no presenta mayores ventajas nutricionales que la carne roja, se recomienda evitar todo lo posible la carne procesada», recomienda el Código Europeo.

También aconseja limitar las carnes rojas (de vacuno, porcino, ovino o caprino) a un máximo de 500 gramos semanales de carne cocinada, lo que equivale a unos 700 gramos de peso en crudo, de manera aproximada.


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