La Voz de Galicia

El milagro de las llaves de la abadesa,

Lemos

fELIPE AIRA MONFORTE
Subasta del tradicional ramo de roscas de las fiestas de San Antonio en una foto de 1950

La tradición sitúa un prodigio acaecido en el convento de Santa Clara en el origen de las fiestas de San Antonio

14 Jun 2020. Actualizado a las 05:00 h.

Las fiestas de San Antonio, que este año excepcionalmente no podrán celebrarse por la pandemia, se remontan a los tiempos del antiguo convento de la orden franciscana. El cenobio estaba situado en el lugar entonces denominado de As Cortes, que a partir del siglo XVI comenzó a conocerse por barrio de San Antonio. Los monjes franciscanos impulsaron las primeras celebraciones religiosas en honor de San Antonio de Padua. Tras la marcha de los franciscanos son las monjas del convento de Santa Clara, de la misma orden, las que toman el relevo en esa devoción.

Las clarisas desempeñaron un papel importante para que las fiestas de barrio de San Antonio, tuviesen una continuidad en el tiempo. Existe incluso una tradición que atribuye el origen de las fiestas de barrio de San Antonio a un milagro que se habría producido dentro del convento. La leyenda dice que, en cierta ocasión, las gafas y un llavero de una abadesa cayeron a uno de los pozos que todavía hay en la finca. Se intentó por varios medios recuperar esos objetos, pero ninguno dio resultado. Entonces, una de las religiosas ató una pequeña imagen de San Antonio al extremo de una cuerda y la lanzó al pozo. Prodigiosamente, al retirarla venían sujetas de un brazo de la imagen sujetas las gafas y el llavero.

 

Segunda mitad del XIX

Podemos asegurar documentalmente que la celebración del San Antonio como fiesta de barrio se remonta a la segunda parte del siglo XIX. Pronto tuvieron gran aceptación, no solo entre los vecinos del barrio y de los limítrofes, sino de toda la zona de esa margen de río que celebraba la festividad como propia. La asistencia de monfortinos de todos los puntos de la población a estas fiestas fue siempre muy notable y se mantiene hasta hoy.

Una crónica del año 1900 nos ilustra sobre cómo se preparaban entonces las fiestas de San Antonio. «Procedentes de Betanzos, se han recibido buen número de globos y faroles, de bonitas y caprichosas figuras. En el campo de San Antonio se construirá un palco provisional para la música de [la banda] de Isabel la Católica. Rodeando a este, buen número de bancos, y a estos una valla con alambre, a fin de evitar la proximidad de la gente a los músicos. Además del alumbrado público y el de farolillos a la veneciana, se colocarán en el Campo de San Antonio, dos arcos voltaicos de 500 bujías, cada uno», señalaba aquella noticia firmada por Ramón Plasencia. El Ayuntamiento ya colaboraba en esa época en la organización de los festejos. En junio de 1900 había facilitado a la comisión cincuenta gallardetes y estaba a la espera de recibir de Lugo otros doscientos «para adornar el lugar de la fiesta».

Ramistas del San Antonio en el año 1925. En la foto está e presidente de la comisión de fiestas, su hijo Sito, Caballero, Clement y Manolo del cine CapitolVILA

Durante los últimos años del siglo XIX, y las primeras décadas del siglo XX, la banda de música perteneciente al regimiento de infantería de Isabel la Católica era asidua en las celebraciones de la festividad de San Antonio. Esta formación musical militar tenía un gran prestigio y su presencia en estos festejos monfortinos era un claro ejemplo de a relevancia que habían adquirido en Monforte.

La subasta de roscas se hacía en una comida campestre antes de la guerra civil

La llegada a la estación de Monforte de la banda de Isabel la Católica, dirigida entonces por el maestro Leandro Rodríguez Piedras, era todo un acontecimiento. Muchos vecinos, cuentan las crónicas, acudían a los andenes a esperarla. La prensa local se hace eco en junio de 1919 de su llegada: «En el tren correo llegó la banda de música del regimiento de Isabel la Católica, que viene a amenizar las fiestas de San Antonio. La notable agrupación artística visitó el ayuntamiento y Sociedades de recreo. Seguida de numerosísimo público recorrió las calles de la población.»

«En este momento -prosigue la crónica- da un concierto en el teatro, tocando durante los intermedios de la velada que puso en escena la aplaudida obra La reja de la Dolores». La celebración de espectáculo en el Teatro Principal, el de más glamur, con los músicos pagados por la comisión de fiestas de San Antonio, indica esa característica que siempre tuvo de ser celebrada por todo Monforte.

Otra noticia de prensa describe el ambiente de las fiestas del barrio de San Antonio en 1936, en vísperas de la guerra civil: «Ayer noche dieron comienzo las fiestas de San Antonio que, como todos los años se celebran en el barrio que lleva el nombre del citado santo. Hubo el folión acostumbrado que resultó animadísimo, prolongándose hasta primeras horas de la madrugada».

 

Verbena y globos grotescos

Para la jornada siguiente estaba previsto un concurso de natación y piraguas en el río Cabe, a las tres y media de la tarde, seguido de una «gran fiesta campestre» durante la que se desarrollaba la subasta del tradicional ramo de roscas. Al término de la verbena, anunciaba el cronista, «se celebrará una grandiosa sesión de pirotecnia y multitud de globos grotescos se elevarán al cielo». La Banda de Monforte dirigid por José Brañas, actuaba con motivo de las fiestas en la calle 14 de abril, ahora del Comercio.

El término «campo» de San Antonio era muy ajustado a la configuración que tenía entonces el popular barrio monfortino. Hasta la década de los años sesenta del pasado siglo, con Guillermo Fernández Otero en la alcaldía, no se llevaron a cabo obras las urbanización que lo dotaron de aceras. Hasta ese momento, el lugar estaba con pavimento de tierra y piedras. El alcalde Rey Mariño había plantado en la década de los cincuenta los árboles que hoy vemos.

 


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