La olvidada capilla que se levantó en la Estación gracias a una colecta
Lemos
El representante de la Santa Sede visitó Monforte en 1930 para inaugurarla
23 Jun 2024. Actualizado a las 05:00 h.
Al amparo de la estación ferroviaria inaugurada oficialmente el 1 de septiembre de 1883, nace un nuevo y pujante barrio en Monforte. En un principio estaba formado por las calles Alfonso XIII, Ascensión, Progreso, Morín y la llamada Carretera Nueva. El crecimiento en el número de vecinos, y consecuentemente de inmuebles, fue vertiginoso. Hay una anécdota que ilustra esta transformación. Cuando en el año 1886, la corporación municipal adoptó el acuerdo oficial de dar a una de estas nuevas vías públicas la denominación de Alfonso XIII, un grupo de concejales expresaba su desacuerdo por el hecho de que era de poca relevancia para llevar ese nombre. Por aquel entonces, apenas tenía tres casas construidas a ambos lados. Diez años después, la documentación histórica refleja que era una calle con inmuebles de solidez y hermosa construcción.
Aunque desaparecida físicamente hace más de medio siglo, el lugar en el que se levantó la antigua capilla del barrio de la Estación sigue estando cargado de emociones para el vecindario y figura entre sus recuerdos más preciados. En la última década de los años 90 del siglo XIX se habían llevado a cabo varias reuniones entre vecinos, el párroco de A Régoa y el obispo de Lugo para adquirir un terreno donde levantar la primera iglesia del pujante barrio ferroviario. Con la ayuda del obispado lucense, en 1895 se adquiere un terreno a la entrada de la calle del Progreso, actualmente de A Coruña, en la llamada «finca de Castro».
Una vez salvado el primer gran obstáculo había que afrontar el siguiente: conseguir los fondos necesarios para comenzar a levantar el templo. Se acuerda para ello abrir una suscripción que organizara el párroco de A Régoa y que él mismo encabezaba con 250 pesetas. No debemos de olvidar que buena parte de las calles y plazas del barrio pertenecían a esta parroquia, y las que no eran de la parroquia vecina de San Pedro de Ribas Altas.
Por fin sale a subasta
Por aquel entonces se había formado un conjunto de calles con un número elevado de residentes que crecía con rapidez. Los feligreses tenían que acudir hasta la iglesia de A Régoa, lo que suponía una distancia bastante importante. Por fin, el 27 de noviembre de 1899 se celebró en el palacio episcopal de Lugo, la subasta para la construcción de la iglesia del barrio de la Estación, bajo el precio de 26.670,40 pesetas.
Como se aprecia en alguna de las fotos que se conservan, el templo tenía una torre de aguja que la coronaba en el centro de su fachada. Ventanas en ojiva y su pórtico le imprimían una esencia gótica. Antiguos moradores del barrio que tuvieron la ocasión de asistir en ella a bodas o bautizos detallan que su interior era muy acogedor y elegante. Alrededor del templo había un espacio con vegetación y algún árbol que muchos recuerdan con nostalgia y que fue absorbido por el nuevo templo levantado en la pasada década de los 60. Cabe señalar, por otro lado, que la celebración de las fiestas del Carmen en la capilla de la Estación se produce desde su apertura.
En el año 1900 se afirmaba que las obras de la capilla iban a muy buen ritmo, más adelantadas de lo previsto, por lo que se confiaba que pronto pudieran darse por terminadas. Sin embargo, surgirían contratiempos con algunos responsables de los trabajos, entre ellos con Andrés Aguiar Darriba, carpintero y maestro de obra, que en 1911 consta como presidente de la Sociedad de Trabajadores de Monforte.
Visita del nuncio
El día 4 de agosto de 1930 llega a Monforte el nuncio apostólico del Papa en España, monseñor Federico Tedeschine, representante diplomático de la Santa Sede con rango de embajador. El motivo de su visita era inaugurar la nueva parroquia de la Estación, hasta entonces dependiente de las de Santa María de A Régoa y San Pedro de Ribas Altas. El nuncio llega a la estación de ferrocarril acompañado por el gobernador civil de Ourense; el alcalde de la ciudad de las Burgas; el provisor del Obispado ourensano; el deán de Menorca; el secretario de Tedeschine, monseñor Crespi; y por José Manuel Suárez de Puga y de Juan de Vergara y Segovia, redactor del diario La Nación, enviado especial para cubrir los actos del viaje del nuncio a Galicia.
En Monforte lo esperaban, entre otras autoridades, el gobernador civil de la provincia de Lugo; la corporación monfortina al completo, con el alcalde, Emiliano Pérez a la cabeza; el Obispo de Lugo junto a una parte del clero aquí establecido; el comandante jefe de la guarnición militar, capitán Losada, con la fuerza de su mando; el juez de primera instancia; el comandante jefe del puesto de la Guardia Civil; la comisión de caballeros de Nuestra Señora del Carmen; la banda municipal de música y gran número de vecinos y vecinas.
Después de unos actos en la plaza de la Estación, la comitiva se dirigió a la iglesia parroquial de A Régoa, donde se cantó un solemne Te Deum, y posteriormente al Ayuntamiento, que acogió la recepción oficial. Para finalizar la maratoniana jornada, las autoridades se desplazaron al colegio del Cardenal y en su explanada se pasó revista a una compañía del Regimiento de Zamora asignada a esta plaza. La inauguración de la capilla, desde entonces centro parroquial, se fijara para el día siguiente y el nuncio apostólico tuvo como hospedaje una de las habitaciones del colegio monumental de la Compañía. En aquel momento, en el año 1930, atendía las necesidades espirituales de un barrio en el que residían más de 1.500 empleados de la Compañía de Ferrocarriles del Norte y del Oeste.
Gestiones en Madrid de la mano del monfortino Roberto Baamonde Robles
El párroco Faustino Vilariño se encarga de que el templo esté engalanado para la inauguración de la nueva iglesia, que se llevó a cabo con una solemne misa de Pontifical oficiada por el propio Tedeschine. El nuncio papal había jugado un importante papel para que el barrio de la Estación tuviese parroquia propia. Cuando recibió a la comisión que viajó a Madrid en representación de la congregación de caballeros de Nuestra Señora del Carmen, el nuncio demostró una gran receptividad hacia la propuesta. Aquella comisión estuvo acompañada por el monfortino Roberto Baamonde Robles, que en aquella época ejercía en Madrid de director general de Abastos.
El nombre de la parroquia dela Estación era y sigue siendo Sagrado Corazón de Jesús y Nuestra Señora del Carmen. En la misa de inauguración, el coro corrió a cargo de los benedictinos de San Vicente del Pino, que estuvieron reforzados por monjes venidos del de Samos. El banquete posterior se realizó en un salón independiente de la Fonda de la Estación. La organización corrió a cargo de la congregación de caballeros del Sagrado Corazón, de la que estaban al frente Servando Díaz Soto, concesionario de la Fonda de la Estación; Antioco López Ruiz, inspector de explotación de la Compañía del Norte; y Francisco Durán, jefe del depósito ferroviario.
Terminado el banquete la comitiva se dirigió al convento de Clarisas, donde bajo la autorización del prelado visitaron el relicario. Finalmente, y tras la cena en el Colegio del Cardenal, se obsequia al nuncio con una fiesta «de carácter regional» desarrollado en el claustro mayor, en la que actuó la Agrupación Artística Musical de Monforte y hubo bailes de muiñeiras y jotas.
Nuevo templo desde 1966
Severino Jacob Vila, presbítero, coadjutor de la parroquia de Santa María de A Régoa, fue designado capellán encargado de la capellanía del Sagrado Corazón en el nuevo templo de la Estación en 1905. En abril de 1912 fue nombrado capellán encargado Jesús Alvaredo López. En noviembre de 1912 es el turno de Tomás Somoza Vázquez. Cabe destacar espacialmente al sacerdote Faustino Vilariño Rodríguez, alma mater de la capilla desde su llegada a la misma en julio de 1918. La actual iglesia del barrio de la Estación recibe la bendición en el año 1966, con uno de los más queridos párrocos, el padre Miguel Díaz Mayoral.