La crisis de la uva abre la puerta a la primera cooperativa en Ribeira Sacra
Lemos
Un grupo de viticultores celebró varias reuniones con vistas a su puesta en marcha
09 Oct 2024. Actualizado a las 09:32 h.
Las señales que manda un mercado cambiante y cada vez más global no apuntan a una reactivación a corto plazo de las ventas de vinos tintos. Zonas del prestigio de Burdeos incentivan ya el arranque de viñedos y en Rioja es una posibilidad que también está sobre la mesa para equilibrar la oferta y demanda de este tipo de vino. Con una producción anual de 4, 4 millones de litros —Rioja está en los 260 millones—, Ribeira Sacra posiblemente no precise de medidas tran drásticas para nivelar la balanza. El camino, sin embargo, no será fácil sobre todo para los viticultores, el eslabón más frágil de la cadena productiva. En la recta final de una vendimia marcada por los problemas para dar salida a la uva, se suceden las reuniones para formar una cooperativa que permita amortiguarlos en futuras campañas.
De ponerse en marcha, sería la primera cooperativa vitivinícola que se constituye en esta denominación de origen. En la actualidad existe una sociedad agraria de transformación en Diomondi (O Saviñao), y durante algún tiempo llegó a funcionar otra en Vilachá de Salvadur (A Pobra do Brollón). Las SAT también cuentan con ventajas fiscales, pero no pueden equipararse estrictamente al cooperativismo por su diferente régimen de funcionamiento. «A cooperativa ten unha función social que non se dá noutro tipo de empresas e pode ser unha fórmula que garanta a recollida da uva en toda a Ribeira Sacra», dice uno de los impulsores de la iniciativa.
La idea salió a relucir por parte de algunos de los asistentes a una de las asambleas informativas que organizó Unións Agrarias en los prolegómenos del comienzo oficial de esta vendimia. No es una iniciativa que parta de los sindicatos, sino de un grupo de viticultores que desde entonces mantuvieron varias reuniones para darle cuerpo. El formato de cooperativa, según explican, facilitaría la aplicación de incentivos por parte de la Xunta que resultan inviables desde el punto de vista legal para las bodegas al no existir una finalidad de carácter social.
José Mouriño, responsable en Lugo de los servicios de Calidade Alimentaria de la Xunta en los inicios de la denominación de origen, trató de agrupar a los viticultores de Vilachá de Salvadur como socios de una bodega cooperativa. Desde su punto de vista, esta última era la formula más adecuada para garantizar el futuro del viñedo en una zona periférica y afectada especialmente por el abandono del rural y el consiguiente envejecimiento poblacional.
Diferentes velocidades
Las dos velocidades de Ribeira Sacra asoman de nuevo esta campaña como consecuencia de los excedentes de vino. «En Doade foise recollendo todo, pero noutras zonas hai familias con 20.000 quilos de uva e non teñen a quen venderlla», dice uno de los asistentes a las reuniones en las que se habló de formar la cooperativa. El problema de la falta de compradores para la uva se deja sentir especialmente en riberas de Chantada, Pantón, O Saviñao, Castro Caldelas o Parada de Sil. Las hojas de las cepas delatan en muchos viñedos que los ataques de enfermedades de la vid no se atajaron a tiempo.
«Moita xente se cheirou que non lle ían recoller a uva e deixou de dar os tratamentos», apunta un cosechero. El abandono del viñedo por falta de rentabilidad no solo constituiría un problema económico y paisajístico para la Ribeira Sacra. Las viñas a monte podrían convertirse en un foco de propagación de hongos tan dañinos como el mildiu.
La cooperativa que se quiere formar en Ribeira Sacra funcionaría con vistas a la próxima vendimia, pero no como forma de paliar un problema puntual sino con vocación de continuidad. «Se se vai facer, agora é o momento. Cunha boa xestión pode funcionar ben é vai ser a única forma de darlle saída á uva de moitos produtores», dice uno de lo implicados en la iniciativa.