Las lluvias del invierno y la primavera han dado una tregua hasta ahora
Bóveda
01 Sep 2014. Actualizado a las 07:10 h.
Este ha sido un buen año hídrico y por eso los especialistas confiaban en que no hubiese proliferación de cianobacterias en el embalse de Vilasouto. Estos microorganismos se convierten en un problema solo cuando proliferan de manera acelerada y se acumulan en grandes cantidades. Eso ocurre cuando se combinan aguas poco removidas, ricas en nutrientes -como fosfatos, nitratos y amonio, presentes en los purines- y con una acidez de entre seis y nueve, con temperaturas medianas o altas. Es decir, que los años secos y cálidos son más propicios que los húmedos y más templados.
«Os técnicos din que a cantidade de chuvia que caeu este inverno pode facer que este ano non aparezan ou aparezan máis tarde», decía el alcalde de Bóveda, José Manuel Arias, el 28 de marzo en la primera visita oficial a la obra de la traída. Efectivamente, esta primavera no hay constancia de que se formasen capas de cianobacterias en el embalse.
Lo que pasará en septiembre
Las lluvias de la primavera y principios del verano mantienen el embalse de Vilasouto en niveles de ocupación superiores a los habituales por estas fechas. Si, como parece, este mes viene seco y con altas temperaturas podrían darse las condiciones para una nueva floración, que sería la primera que se produce en verano o en otoño desde que empezó el problema. En todo caso, todo apunta a que esta vez Bóveda no tendrá por qué preocuparse.