El orgullo de Tomé
Monforte de Lemos
06 Apr 2024. Actualizado a las 13:23 h.
Todo apunta a que Monforte de Lemos dejará de ser sede del Consello Regulador da Agricultura Ecolóxica de Galicia y no puedo evitar sentir una profunda desazón por no haber sido capaz de hacer más para evitarlo. Tras las palabras del alcalde lleno de orgullo en el último pleno, exclamando que no pensaba contactarles para evitar su marcha, estos días en los que la noticia salió a la palestra, entendí que realmente nada puedo hacer yo, pues es él el que debe defender su ciudad siempre como la mejor opción.
El alcalde de una ciudad es su máximo representante, su valedor, su salvaguarda. Por eso las gestiones de un alcalde no se deben reducir a realizar obras de 2 o 4 millones de euros, sino que deben ser mucho más amplias. Debe ser el alcalde el que piense que es el representante de su ciudad cuando habla y no él mismo porque cuando uno decide iniciar el camino para ser alcalde, debe dejar de pensar en sí mismo y pensar en cada uno de los vecinos que representa.
Nuestro alcalde y el presidente del Craega no han tenido una buena relación, reconocido por ambas partes, y un alcalde no debe tener una mala relación con nadie. Con la marcha del Craega no solo se perjudica a trabajadores residentes en la comarca, sino también a la marca de nuestra ciudad, que deja de ser el epicentro de algo tan importante como la agricultura ecológica.
Queremos los mejores servicios públicos, pero para eso es fundamental fijar población. Con actitudes arrogantes como la mostrada por el alcalde actual, perdemos población e importancia. Porque a una ciudad no la hacen importante reformas en calles o instalaciones por varios millones de euros, sino lo que consigue ser a ojos de los demás. Y nuestra ilustre ciudad, reconocida por los siglos como una grande, pierde fuelle con este alcalde. Tomé no la potencia ni le saca partido, desatendiendo su cultura y su patrimonio, enemistándose con particulares y colectivos que la aman, con servicios básicos deficientes y un turismo desarropado, deambulando perdido por las calles. Porque, señor alcalde, nadie nos va a recordar por un polideportivo de 4 millones de euros o un parque de 1 millón.
Ahora que se va el Craega crucemos los dedos para que no se marchen otros, como el consejo regulador del vino de la Ribeira Sacra o la asociación del Camino de Invierno, con más de 600 socios y todavía sin local. Cualquier día el emblemático edificio de Nuestra Señora de la Antigua levanta ligeramente su falda y se pone de puntillas para abandonar la explanada de la Compañía sigilosamente.
Seguro que muchos municipios querrían tener un patrimonio como el de Monforte mientras ven como el alcalde no lo aprovecha. Como tampoco se preocupa por facilitar servicios de conciliación que sí ofrecen otros municipios cercanos a Monforte, a los que las familias llevan a los más pequeños. Porque el alcalde, por orgullo, se niega a solicitar ayudas de la Xunta para ampliar la guardería.
Al menos siempre nos quedarán los monfortinos, los de nacimiento y los de adopción, que con su ilusión y ganas, a través de su trabajo, sus asociaciones e iniciativas, consiguen que esta ciudad no decaiga y mantenga todavía el brillo de un pasado de esplendor.