El túnel romano de Quiroga atrae miles de visitas en Facebook

Un artículo divulgativo sobre el túnel minero romano de Montefurado -en el municipio de Quiroga- está despertando un amplio interés entre los seguidores de un perfil de Facebook dedicado a la historia del imperio romano. El autor del trabajo es Pedro José Villanueva, politólogo y divulgador de temas históricos residente en el Bierzo. «El artículo se colgó en Facebook el pasado día 20 y desde entonces ya tuvo cerca de 40.000 visitas», explica. Villanueva señala además que este perfil es seguido «por más de 220.000 personas en todo el mundo».

El artículo de Pedro José Villanueva fue publicado en un blog llamado «Historia y Roma Antigua» bajo del título La huella más desconocida de Roma en nuestro presente. Domando el río Sil. La cuenta de Facebook que da acceso a este trabajo tiene el mismo nombre que el blog.

Escasez de señalización

El autor, que describe una visita reciente a Montefurado, lamenta que el monumento no esté más señalizado y apunta que la denominación utilizada en un cartel situado en la carretera N-120 -que lo describe simplemente como «túnel romano»- puede confundir a los visitantes en cuanto al carácter de esta construcción. «Nuestra imaginación dibuja la entrada a una cueva atravesada por una calzada, e intuimos el lugar por el que accedían legiones transportando productos diversos rumbo a Roma -dice en tono irónico-; pero nada de esto nos encontramos. El monumento nos sorprende riéndose de nuestra ignorancia y la simpleza de nuestros pensamientos».

Por otra parte, el trabajo explica el proceso de desecación del meandro del Sil y de construcción del túnel, relacionándolo con la intensa actividad de minería aurífera que se registró en diversas partes de Galicia y León en la época romana. Villanueva habla asimismo de la actividad de las aureanas o bateadoras de pepitas de oro que existieron en Quiroga y en otras partes del Sil. El artículo recuerda por otra parte que entre finales del siglo XIX y principios del XX se concedieron licencias a varias empresas que intentaron aprovechar los restos de las explotaciones mineras romanas del Sil, como la Sociedad Montañesa Galaico Leonesa, la Río Sil and Lean Mining Company y la Compañía Española de Explotaciones. Esta última incluso utilizó en 1908 una embarcación de grandes dimensiones para dragar el cauce en la confluencia del Burbia y el Sil, en el Bierzo. «Los resultados para estas empresas fueron nefastos», dice el autor.