Las pinturas de la iglesia de Donís salen a la luz tras estar siglos ocultas
Lugo
01 Jul 2008. Actualizado a las 02:00 h.
Vecinos y visitantes de la iglesia parroquial de San Fiz de Donís, en Cervantes, ya pueden ver los frescos murales que fueron pintados en el XVI pero que permanecieron tapados durante los últimos siglos. Una restauración y recuperación integral del templo permitió dejarlos de nuevo a la vista, ofreciendo el aspecto originario.
La Consellería de Cultura invirtió un total de 266.375 euros en la conservación estructural de la iglesia y en la recuperación de los elementos patrimoniales más interesantes. Las actuaciones consistieron en la renovación de la cubierta y del pavimento, eliminación de humedades, instalación de nueva iluminación, restauración del retablo y recuperación de las pinturas murales que estaban tapadas con cal.
Los trabajos fueron efectuados en dos fases. En la primera, que ejecutada en el 2005, la Xunta invirtió 166.623 euros y acometió la realización de un estudio integral de la iglesia, la renovación de la cubierta y la instalación eléctrica. Durante la ejecución de estos trabajos fueron descubiertas las pinturas, ocultas por el retablo y por capas recientes de encalado. El siguiente paso fue encargar un nuevo estudio, que permitió constatar la importancia de los frescos.
En la segunda fase fueron invertidos casi 200.000 euros, dinero destinado a la eliminación de la humedad generada por el terreno, así como la restauración de todos los elementos deteriorados. El resultado, según informó Cultura, fue la renovación de los acabados interiores y exteriores, la intervención de los elementos estructurales correspondientes al acceso a la torre y la recuperación del esplendor que tuvo originariamente el retablo, con las pinturas murales.
Al desmontar el retablo para restaurarlo los técnicos comprobaron la importancia de las pinturas ocultas, tanto por el contenido como por la calidad y la antigüedad. Los frescos tienen inscrita la fecha de 1578 y fueron localizados en parte de las paredes laterales, en la bóveda y en la zona que ocupaba el retablo, que es en la que mejor conservadas están las pinturas porque fue instalado poco después de que fuesen realizadas y nunca estuvieron tapadas con cal.
Con el fin de que los frescos quedasen íntegramente a la vista, el retablo fue trasladado al otro extremo. En esta segunda fase también fue renovada la mampostería de la fachada y restaurado el pavimento de la iglesia, además de colocar granito en el suelo de varias zonas.