Gangas de concurso de acreedores que no encuentran un comprador
Lugo
Apartamentos en la costa a 30.000 euros y entresuelos a menos de 2.000
06 Feb 2014. Actualizado a las 07:00 h.
La venta de los activos de las empresas que entraron en liquidación en los dos últimos años está generando quebraderos de cabeza a los administradores concursales. Una de las razones hay que buscarlas en que los subasteros profesionales están saturados después de la gran cantidad de ofertas, que tuvieron a su disposición y que no dejaron escapar. Las mayores dificultades las encuentran en aquellos casos en la que las propiedades se encuentran en la fase de la venta directa, después de haber quedado desiertas las subastas. Es el caso, por ejemplo, de las marcas de Alimentos Lácteos. No es de los más problemáticos porque trascendió públicamente que no se había presentado ninguna persona interesada para pujar por Deleite, Muuu y los equipamientos informáticos, los únicos activos de la sociedad anónima. Están ahí a disposición de quien quiera formular una oferta. En los últimos meses se vendieron artículos a precio de ganga, como un entresuelo en la zona de A Fonte dos Ranchos, en menos de 2.000 euros. Hay plazas de garaje a 100 euros. Lo difícil es saber qué administrador dispone de esas oportunidades.
¿Por qué tienen dificultades?
Los mayores problemas, según fuentes de los propios administradores, surgen porque tienen bienes a la venta que nadie, o casi nadie sabe que lo están, por lo que no hay ofertas y si las hay son a precio de ganga. Es decir, falta de información ante los posibles compradores, un problema que no saben cómo abordar, según aseguraron algunos de los afectados. Estas situaciones convierten en eternos los concursos de acreedores. La única forma de saber de los bienes disponibles para poder interesarse por ellos es preguntándole al administrador, bien directamente o a través del correo electrónico oficial del que dispone cada uno de todos ellos, en función del concurso.
¿Por qué no ocurre con las subastas?
Con las subastas es más sencillo porque la relación de bienes figura en el tablón de anuncios del Juzgado Mercantil y, desde principios de año, en la página web del Ministerio de Justicia. De esa forma las personas interesadas tienen la oportunidad de ir a la puja, con la consignación correspondiente, que aparece en el edicto. El volumen de bienes a la venta va en aumento, al mismo tiempo que las empresas que presentan concurso. Fueron 63 en el año 2013, y 75 en el anterior. No todas, porque algunas, una minoría, consiguió alcanzar acuerdo con los acreedores y se salvan, fueron a liquidación.
¿Cómo se venden los activos de las empresas?
El arma que tienen los administradores concursales para vender los bienes de las empresas y particulares en concurso, poder pagar a los acreedores y cobrar ellos mismos -su minuta se calcula en función del volumen del concurso- son los planes de liquidación. Tienen margen para decidir si, como en el caso de Alimentos Lácteos y de Tablicia, antes de la subasta, convocan una venta directa. Las ofertas, que en el caso de la láctea no existieron, pero sí en la de tableros, se examinan y se les da, en subastilla, un término acuñado en Lugo con buenos resultados, y que abre la posibilidad de una puja solamente entre los interesados. De esa forma se hizo Kronospán con Interpanel, la filial de Tablicia, por la que pujó el propio director general del grupo austríaco, Peter Kaindl, que hizo una oferta que no tuvo contestación; o el grupo peruano Martín con Tablicia. En Alimentos Lácteos no dio resultado. Quedó desierta y ahora el administrador tendrá que efectuar la venta directa, con lo que el precio será muy inferior a 1,5 millones, que era en lo que estaban valoradas las marcas.
¿Antes venta directa o subasta?
Depende de la estrategia marcada por el administrador y según valore con qué va a obtener mejores resultados. La venta directa, en una primera instancia, ofrece la posibilidad de que si hay alguien realmente interesado en la continuidad de la empresa en concurso y lo que desea es hacerse con la unidad productiva, no arriesga a esperar a la subasta para comprarla a un precio aunque sea más barato. García Baquero se hizo con Castillo de Pambre de esa forma. Quiere recuperar la producción en una planta que tuvo que cerrar porque estaba sobredimensionada para el tipo de queso que elaboraba y para el mercado en el que operaba.
¿Se pueden encontrar gangas?
Sí. Al menos buenos precios. Uno de los administradores concursales tiene a la venta apartamentos nuevos en O Vicedo y en Barreiros, entre 30.000 y 35.000 euros, cuando esos mismos pisos en la época de bonanza no bajaban de los 130.000 ó 140.000 euros. Hay fincas, bajos, entresuelos y vehículos por los que se están pagando en la venta directa, después de que no encontraran comprador en la subasta precios irrisorios. Un administrador escrituró recientemente un entresuelo en la zona del entorno del viejo hospital en menos de 2.000 euros. Hubo plazas de garaje, por ejemplo, a 100 euros.
¿Por qué no compran los subasteros habituales?
Fuentes consultadas señalaron que están saturados porque las oportunidades son muchas y los futuros clientes para ellas, después de aplicarle el margen de ganancia, menos. Ahora son algo más selectivos que al principio, aunque no renuncian a las oportunidades, que olfatean a distancia. Los administradores concursales siempre tienen la posibilidad, tanto en la subasta como en la venta directa, de no adjudicar el bien si considera que el precio ofrecido es insatisfactorio. Llegado un punto y transcurrido un plazo, acaban aceptando ofertas que no valoraban en otras fases del concurso de acreedores porque, de lo contrario, no podrían cerrarlos.
crónica dificultades para vender algunos bienes