Tres vecinos de As Gándaras decoran las calles del barrio por Navidad: «Si el Ayuntamiento no lo hace, lo haremos nosotros»

«Si el Ayuntamiento no lo hace, lo haremos nosotros». Así de claro lo tienen tres vecinos de As Gándaras que han decidido decorar las calles del barrio para celebrar la Navidad y traer alegría a su vecindario. Con material reciclado y mucha paciencia, María José Belmonte, Andrea Rego y Antonio Lamas han fabricado hasta once cascanueces, varios buzones de Santa Claus, estrellas hechas con persianas recicladas y muchos árboles de Navidad y renos que ahora custodian la entrada de sus casas.

«Todo empezó porque a los tres nos gusta mucho la Navidad y quisimos juntarnos para fabricar nuestra propia decoración. A los vecinos les gustó y este año nos han pedido cascanueces», explica Belmonte. Para llevar a cabo esta ardua tarea, que les ha llevado más de dos meses, han usado cubos, tubos de fontanería y goma EVA para recubrirlos y dar un aspecto colorido y navideño a sus creaciones. «Nos costó pensar qué material escogíamos y cómo hacíamos los cascanueces, pero cuando nos pusimos a ello, todo ha fluido muy bien», añade Rego.

La iniciativa comenzó porque los tres vecinos echaban de menos tener decoración navideña en el barrio. «El Ayuntamiento solo adorna hasta el Sagrado Corazón, concretamente en la calle Adolfo Suárez. Aquí no ponen siquiera luces, así que nos hemos encargado nosotros de que se note que es Navidad», explica Belmonte.

Unión vecinal a base de manualidades

Aunque solo son tres vecinos, están muy bien organizados. Lamas disfruta dando nueva vida a objetos usados y se encarga de recopilar el material y hacer la estructura principal de los cascanueces. Rego y Belmonte unen las piezas y las cubren con goma EVA antes de añadirles todo tipo de detalles. «Donde no llega uno llega el otro. Hacer esto nos ha unido como vecindario. Hubo un sábado hace poco que estuvimos todos aquí reunidos», explica Rego, a lo que Lamas añade que «si no fuera por esto, cada uno iría a su rollo».

A pesar de lo que se puede pensar, son los adultos y no los niños los que más disfrutan de las manualidades navideñas. «Mi hija dice que nos da apoyo moral, porque se escaquea y solo baja al garaje, donde tenemos el taller, de cuando en cuando», se ríe Rego. Sin embargo, ellos lo ven como «una manera de socializar» y de «pasar un buen rato» por la tarde, cuando ya han vuelto del trabajo y los niños están entretenidos en casa.

«Con nuestro 'hobby' ponemos bonito el barrio, le damos alegría. Además parece que los vecinos se animan a poner más decoración desde que ponemos la nuestra», apunta Lamas. En este sentido, sus compañeras afirman que se genera un tipo de «competición sana» entre casas y el barrio termina beneficiándose a base de alegría y espíritu navideño. «Desde que empezamos mucha más gente pone motivos navideños en las fachadas y ventanas y la verdad es que estamos satisfechos», concluye.