La Voz de Galicia

La mujer asesinada en A Pastoriza murió de una puñalada en un costado

A Pastoriza

TANIA TABOADA LUGO / LA VOZ

Tenía al menos cinco cortes entre la cabeza, cuello y rostro, que su esposo y presunto asesino le asestó con un cuchillo de cocina

27 Jan 2020. Actualizado a las 10:54 h.

Manuela Iglesias Fernández, de 79 años y vecina de la parroquia de Crecente, en el concello lucense de A Pastoriza, falleció a consecuencia de una hemorragia interna provocada por una puñalada que presuntamente le asestó su esposo con un cuchillo de cocina en el costado. Además, la víctima presentaba al menos cinco cortes, situados entre la cabeza, la parte alta del cuello y el rostro. Tenía hematomas en la cara y, muy concretamente, en los dos párpados, que pudieron producirse a causa de los golpes o de una fractura craneal. Son los datos iniciales que tienen los investigadores.

Es muy factible que su esposo y presunto agresor, Hortensio Ónega Murado, de 81 años de edad, cogiera a su víctima desprevenida, puesto que todas las heridas que le asestó fueron halladas en la zona del costado y en la parte lateral del cuerpo.

También es posible que la víctima intentara defenderse porque se apreciaron lesiones en una de sus manos y que son totalmente compatibles con esta acción.

El escenario de este crimen, que la noche del sábado dejó conmocionado a todo este concello lucense, fue la cocina de la casa en la que ambos convivían junto a su hija, yerno, nieta y pareja de esta. La vivienda es conocida en el pueblo como la Casa de Paredes.

Cuando los investigadores llegaron al lugar del suceso, Manuela Iglesias ya había fallecido y se encontraba tendida en el suelo boca arriba y algo ladeada hacia el lado izquierdo. El suelo estaba repleto de sangre.

Analizado el escenario del crimen, los investigadores apuntan a que no hubo discusión previa entre ambos, puesto que no se encontraron en el lugar enseres ni objetos tirados. Se hallaron varios cuchillos, entre ellos, el que pudo haber empleado el agresor para matar presuntamente a su mujer y luego intentar suicidarse al cortarse las venas en las dos muñecas.

El hombre, que tenía problemas de visión y de movilidad, habría tratado de cortarse las muñecas en la cocina tras cometer el asesinato y, acto seguido, subió al segundo piso de la casa, dejando en el trayecto gotas de sangre.

Accedió a la buhardilla y, desde ahí, se tiró al vacío. Pereció en el acto tras impactar contra el suelo y sufrir una lesión craneal. La distancia desde la que se arrojó sería semejante a precipitarse desde una tercera altura, a pesar de ubicarse el tejadillo en la segunda planta de la vivienda.

Es posible que Hortensio Ónega utilizara un único cuchillo para agredir a la víctima y para cortarse él mismo las muñecas, aunque en la cocina se hallaron otras hojas que fueron recogidas por los investigadores y que se llevaron en las bolsas de evidencias para analizar.

Aunque quienes lo conocían indicaron que el presunto asesino gozaba de buena salud, el agresor sufría demencia y las primeras fases de esta enfermedad cursan con impulsividad no contenida, por lo que los investigadores del caso no descartan que el hombre sufriese un brote el sábado por la noche y decidiese matar a Manuela Iglesias.


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