El PSOE defiende ahora la fortaleza de Vilalba ante el asedio del PP

La alternancia fue en Vilalba un seísmo político. Tras las primeras elecciones municipales de la democracia, celebradas en 1979, hubo que esperar 40 años para ver que Coalición Democrática o sus posteriores denominaciones (Alianza Popular, Partido Popular) no ganasen en las urnas. En el 2019 el PP perdió dos concejales (bajó de nueve a siete) y la mayoría absoluta, y vio además que el PSOE se convertía en el partido con más votos.

Cuatro años después, a los socialistas les llega el momento de revalidar esa privilegiada situación, y a los populares, la ocasión de lograr una mayoría absoluta que sería la única posibilidad de recuperar el bastón de mando. Más a la izquierda, Vilalba Aberta, con dos ediles, comprobará si el cambio de marea local a partido convencional de ámbito municipal permite mantener la distancia con el BNG, que luchará para entrar en una corporación de la que se quedó fuera hace cuatro años.

Con Elba Veleiro como alcaldesa, ahora candidata a la reelección con una lista de pocos cambios, en estos cuatro años se han firmado y roto pactos de gobierno, ejecutado obras que han cambiado la imagen de la villa y desatado polémicas y tomado medidas simbólicas que están a la vista de quien visite la localidad. En primer lugar, el PSOE cerró un acuerdo por el que Vilalba Aberta apoyaba la investidura de su cabeza de lista y su concejal Modesto Renda asumía competencias en el grupo de gobierno.

El matrimonio político duró un año. El PSOE alegó pérdida de confianza en Renda y desde entonces gobierna en solitario, aunque la ruptura fue más una separación con reproches que un divorcio irreversible. Ha habido reformas en algunas calles (rúa das Pedreiras, travesía dos Castros), se han logrado fondos para otras (medio millón de euros del Plan de Recuperación, Transformación e Resiliencia), se está mejorando la depuradora y se han pedido ayudas para mejorar el ciclo del agua. Pero ni siquiera la marcha de un edil del grupo de gobierno —Rodrigo Pavón dimitió en septiembre del 2021, argumentando motivos personales, y lo sustituyó un veterano de la política local como Eduardo Vidal— pudo competir en polvareda política con la reforma de la rúa da Pravia.

La emblemática calle, con las obras muy avanzadas, cambiará de aspecto. Antes de las obras, ya se eliminó el doble sentido de circulación y el aparcamiento en los dos márgenes. Hubo protestas de vecinos y de comerciantes, que el PP apoyó y a las que el PSOE replicó esgrimiendo una nueva idea de movilidad urbana.

El PP, con Sandra Vázquez como candidata, apuesta por una renovación con gotas de regreso. La acompaña, en el número dos, el presidente de la asociación local de empresarios, Álvaro Fraga, seguido de otras tres caras nuevas — Paula Gesto, Daniel Orosa y Sandra López—, aunque luego figuran los exediles José María García-Leira Boado, Patricia Teijeiro y José Franco— y el concejal Amador Guerra. Al PP no le ha faltado en este mandato el apoyo de conselleiros tras un 2019 en el que incluso perdió fuelle en la zona rural, su habitual granero de votos. En estos cuatro años, hasta se vio que los bancos de la alameda se pintaban con los colores del movimiento LGTBI; en la cercana casa consistorial, en cambio, no se vio el debate de ningún presupuesto. El último que se aprobó fue el del 2019, siendo aún alcalde Agustín Baamonde. El exregidor no votará el próximo, ya que no forma parte de la candidatura popular y cierra una larga etapa política.

Vilalba Aberta confía por tercera vez consecutiva en Modesto Renda como cabeza de lista, y al frente del BNG se estrena Tino Alvite, exdirector del CEIP Insua Bermúdez.