Italia apuesta por un turismo de playa más sostenible
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La mayor conciencia ha hecho surgir iniciativas que buscan desestacionalizar la llegada de visitantes con otra oferta capaz de compatibilizar el negocio con las áreas protegidas
19 Jun 2022. Actualizado a las 05:00 h.
Con calor de pleno verano y la pandemia en fuerte remisión, muchos italianos ya están saliendo de vacaciones a la playa. También están llegando en masa turistas de toda Europa para disfrutar de las playas de Jesolo (Venecia), de la Versilia (en la Toscana) y del Salento (en el sur); vienen sobre todo de Alemania, Francia y Europa del Este.
El Mediterráneo es fundamental para la industria turística italiana, que representa el 7% del PIB. La pandemia golpeó duramente al sector, pero parece que lo peor ya ha pasado, y el precio para alquilar sombrillas y tumbonas vuelve a dispararse.
Sin embargo, la temporada de verano también tiene un fuerte impacto ecológico. El exceso de embarcaciones daña la vida marina, la basura en las zonas de playa aumenta de forma desproporcionada, y los hay que siguen llevándose a casa piedras y arena como recuerdo de las playas más bonitas, aunque esté prohibido. Los expertos llevan años diciéndolo: el turismo de playa tiene que ser más sostenible.
Patrizia Romei, profesora asociada de geografía económico-política de la Universidad de Florencia, sostiene que «conocemos muy bien los daños del turismo de masas, que son medioambientales, pero también de otro tipo. El turismo de masas se acaba, tarde o temprano. Tenemos que centrarnos en un turismo que sea sostenible desde el punto de vista social y económico, además de medioambiental». Una de las soluciones para compatibilizar los servicios turísticos con el medio ambiente son las reservas naturales. ¿Qué hay mejor que nadar en una zona marina bien conservada, llena de peces y praderas de posidonia, y luego disfrutar de una excelente comida a base de productos kilómetro cero? Eso es lo que ocurre en el Área Marina Protegida (AMP) de Porto Cesáreo, en la región de Apulia. Como explica su director, Paolo D'Ambrosio, «hemos adaptado los barcos de los pescadores a la pesca-turismo. El resultado es un turismo cultural y de experiencia, con excursiones por el archipiélago que incluyen degustaciones de productos locales».
D'Ambrosio añade que, gracias al turismo deportivo, la AMP también está logrando un efecto de desestacionalización. «Hemos animado a algunos establecimientos turísticos para que ofrezcan paquetes específicos para los viajeros que vengan para hacer deporte, como la apnea o el kitesurf, así que ahora estas instalaciones están activas también en invierno», precisa.
La desestacionalización es imprescindible para un turismo sostenible, al igual que la reducción de las masas de turistas en las playas. El proyecto The Heart of Sicily hace precisamente eso: permite a los turistas descubrir la costa de Sicilia, pero sobre todo los pueblos del interior, con su comida y su vino, sus paisajes y sus tesoros culturales. «La pandemia fue un estímulo; nos dimos cuenta de que generaría una nueva curiosidad por los lugares menos transitados», afirma Davide Puca, director de márketing y cofundador del proyecto.
La tecnología también ayuda. Elena Pasero es cofundadora de The Italian Trotter, una web que crea viajes a medida a la región del Piamonte, en el noroeste. «Gracias a nuestro algoritmo creamos paquetes personalizados con todo incluido, basados en los intereses de cada cliente. Así, para los amantes del campo y del otoño, quizá su web proponga una exploración entre las colinas del Piamonte para degustar platos a base de trufa.