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Kim Keon Hee, primera dama, ha abierto una crisis en el Gobierno de su país tras aceptar el regalo de un bolso de Dior valorado en apenas dos mil euros

04 Feb 2024. Actualizado a las 05:00 h.

No es costumbre de Kim Keon Hee (Yangpyeong, 1972), primera dama de Corea del Sur, pasar desapercibida. Y eso que cuando su marido asió las riendas del país, hace ahora un par de años, aseguró no ser amiga ni de títulos ni de reverencias. Que no quería ella que la llamaran primera dama. Que mucho mejor esposa presidencial. Nada de pomposidad. Pero el tiempo, que tiene la mala costumbre de poner siempre las cosas en su sitio, ha venido a demostrar que de eso nada. Que ese presunto desinterés por intervenir en la vida pública no era tal. Y que lo suyo, más que la discreción, son las polémicas.

Pues bien, anda ahora envuelta la primera dama en un nuevo escándalo que tiene contra las cuerdas a su marido, el presidente surcoreano, Yoon Suk Yeol, cuestionado no solo por la oposición, sino también en el seno de su propia formación política, el Partido del Poder Popular (PPP). Y eso, con las elecciones legislativas a la vuelta de la esquina. A principios de abril.

La culpa la tiene un bolso azul de piel de becerro de Dior. Un regalo valorado en tres millones de wones —más de 2.000 euros—, que le ha granjeado a Kim Keon Hee una lluvia de críticas y hasta que la hayan rebautizado como la María Antonieta de Seúl. Por aquello del parecido con el «asunto del collar» que sacudió la corte de Versalles en el siglo XVIII.

El caso es que la primera dama podría haber violado la estricta legislación anticorrupción del país, que prohíbe a los funcionarios públicos y a sus cónyuges aceptar regalos por valor de más de un millón de wones. Y todo por haber caído en una trampa que le tendieron. Porque lo que ha descubierto el pastel es un vídeo grabado con cámara oculta en el 2022. Su autor: un pastor protestante, en el que, tras un encuentro con Kim, hija de un conocido suyo, prendió la sospecha de que tal vez estaría la esposa presidencial más que dispuesta a recibir presentes a cambio de favores políticos. Así que decidió tentarla con el Dior. Y acertó.

A los bolsos ha quedado claro que no le hace ascos la primera dama, pero por lo que realmente bebe los vientos Kim Keon Hee es por el arte. Que para algo estudió Bellas Artes en la Universidad de Kyonggi, hizo un máster en educación artística en la Universidad de Mujeres Sookmyung, se sacó un doctorado en diseño en la Universidad Kookmin y lo completó con un máster en Administración de Empresas en la Universidad Nacional de Seúl. Trabajó en su día como instructora de arte y profesora universitaria y en el 2017, cinco años después de contraer nupcias con Yoon Suk Yeol, fundó Covana Contents, una empresa que planifica exposiciones culturales y artísticas y que también se ha visto envuelta en la polémica a cuenta de los patrocinios. Y no acaban ahí los revuelos de la primera dama. Antes de la elecciones que llevaron a su marido al poder, organizó una rueda de prensa para airear a los cuatro vientos que había mentido y pedir perdón por ello. La cuestión, que había inflado los logros en su currículo «para quedar bien». En ese mismo foro confesó que había sufrido un aborto por mor «del agotamiento físico y mental» al que estaba sometida.

Gran amante de los animales —el matrimonio tiene seis perros y cinco gatos—, quiere Kim Keon Hee erradicar el consumo de carne de perro en su país, una práctica esa que repugna en Europa, pero que en algunos lugares de Asia, incluida Corea del Sur, es tradición. Cierto es que cada vez con menos adeptos. Para cumplir sus deseos, trabaja el Gobierno de su marido en una ley que, como no podía ser de otra manera llevará el nombre de su mujer, para ponerle coto a esta práctica centenaria y acabar con ella de manera definitiva en el 2027. Lo del «asunto del collar» ya sabemos cómo acabó para la última reina de Francia. Por suerte para el matrimonio, esta vez no será para tanto.

 

 

 

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