El sector minero, una lección del Mars Climate Orbiter

En 1998, la NASA se embarcó en una misión que prometía profundizar nuestro conocimiento del clima de Marte. El 11 de diciembre, la agencia espacial lanzó el Mars Climate Orbiter, una sonda robótica diseñada para estudiar la atmósfera marciana. Desgraciadamente, lo que iba a ser una misión pionera acabó en desastre cuando la nave se destruyó al entrar en la atmósfera de ese planeta. ¿El motivo? Un error simple, pero catastrófico: la NASA utilizaba el sistema métrico decimal y el constructor, las unidades habituales en EE. UU. Esta falta de correspondencia en los sistemas de medida sirve para recordar la importancia de adoptar normas comunes en las colaboraciones técnicas.

Pasemos ahora a Europa y su industria minera, donde nos enfrentamos a un reto similar: la falta de aplicación de normas comunes, además de la reducción del número de expertos en minería. Es posible que haya oído hablar en la televisión, o leído en internet y en la prensa, sobre la abundancia de litio en algunas provincias de Portugal o el descubrimiento de un importante yacimiento metálico en el norte de Suecia. Sin embargo, para los geólogos profesionales, estos titulares a menudo no hacen más que engañar al público —e incluso a los responsables de la toma de decisiones— sobre el verdadero valor de estos recursos. ¡Peor aun cuando la noticia tiene cifras!

En el sector minero existen normas rigurosas, como las que promueve el Crirsco (Norma PERC en Europa) y las normas sobre minerales de la Unece, que se utilizan para evaluar la presencia de minerales y la viabilidad de su extracción. Estas normas no se limitan a los números, sino que están estrechamente vinculadas a consideraciones medioambientales y sociales, garantizando que la minería sea responsable y sostenible.

El mismo principio de «normalización» se aplica a los profesionales del sector, en particular a los geólogos. Imagínese que está de vacaciones en un país extranjero y necesita ver a un médico. Esperaría que ese médico le diagnosticara y tratara con el mismo nivel de atención que recibiría en su país, ¿verdad? Del mismo modo, los geólogos (y otros profesionales) de Europa deberían poder trabajar con las mismas normas, lo que les permitiría operar sin problemas más allá de sus fronteras.

En la década de los 80, cuando la idea de una Europa unida cobraba fuerza, un grupo de asociaciones de geólogos profesionales fundó la Federación Europea de Geólogos (EFG). Su misión era sencilla: establecer normas profesionales comunes que mejoraran la movilidad internacional y garantizaran la coherencia en toda la profesión. Un resultado clave de esta iniciativa es el título EurGeol, una cualificación que certifica la competencia de un geólogo en toda Europa.

Algunos países europeos, como Italia —donde se cerraron cursos de ingeniería minera hace más de 25 años—, han perdido gran parte de sus conocimientos mineros. Para recuperar nuestro equilibrio, no solo debemos cartografiar nuestros yacimientos minerales, sino también nuestras competencias a través de las fronteras europeas, y trabajar en la transferencia de conocimientos. Por este motivo, la EFG está trabajando en la puesta en marcha de la EFG Academy. Formar profesionales móviles cualificados en geología facilitará que la industria minera europea sea más competitiva a nivel mundial.

En noviembre del 2025, España acogerá uno de los acontecimientos mundiales más significativos en el ámbito de las geociencias: el 5º IPGC (Congreso Internacional de Geología Profesional), en Zaragoza. Este evento representa una oportunidad para que la industria minera española muestre su potencial y Europa refuerce su posición en el panorama mundial.