El desafío de convertir el talento en futuro
Mercados
13 Oct 2024. Actualizado a las 05:00 h.
La identidad actual de Galicia ha internalizado la historia de un pueblo que se ha visto abocado a la emigración y sigue sin resolver el desafío de la fuga de talentos. La clave radica no solo en la escasez de trabajo, sino en la calidad de los empleos que deben favorecer el crecimiento personal y profesional. A pesar de que A Coruña y Vigo, entre otras ciudades gallegas, comienzan a destacar por su innovación tecnológica, todavía queda mucho camino por recorrer. El informe Ardán 2024, a partir de su análisis sobre la gestión del talento en las empresas, concluye que numerosos sectores en Galicia carecen de políticas adecuadas de contratación y capacitación, apareciendo así vacantes fundamentales en campos críticos como la inteligencia artificial o la ciberseguridad, que no encuentran personal formado adecuadamente, lo que amenaza la competitividad gallega y abona el riesgo de una continua pérdida de capital humano que, de haber tenido oportunidades locales, podría haber contribuido al desarrollo regional. El paradigma señalado por Manuel Castells, al afirmar que, en un mundo cada vez más digitalizado, la capacidad de un territorio para retener y atraer talento es primordial para su éxito, está todavía en proceso de construcción en Galicia.
Para resolver este problema, se debe hacer una apuesta firme y contundente que contemple conjuntamente las políticas de creación de empleo cualificado con la provisión de personas formadas con la cualificación requerida. Solo con un mercado de trabajo que responda a las necesidades empresariales y sociales emergentes, se crearán las condiciones para que los gallegos decidan quedarse y desarrollarse en su tierra. Esto pasa por humanizar el entorno laboral, impulsar la formación continua y desarrollar un sistema socio-económico atractivo no solo para los locales, sino también atraer talento exterior. Se puede y se debe invertir el círculo. La solución no está solo en lo económico. Galicia tiene un valor incalculable en su calidad de vida, en su cultura y en su entorno natural, donde se trabaja bien y se vive mejor. No son pocos los jóvenes gallegos que quieren regresar tras la emigración, pero para hacerlo necesitan encontrar aquí las mismas oportunidades que han buscado y que han encontrado fuera.
El desafío no es sencillo, pero es ilusionante y, sobre todo, no es imposible. Un pueblo acostumbrado a afrontar y superar retos de toda índole que, además, cuenta con un entorno y riqueza naturales excepcionales, puede y debe convertirse en una tierra de oportunidades, en un lugar donde no solo se forme a los mejores, sino donde se les ofrezca un futuro. El talento gallego no puede seguir buscando su lugar en otros territorios, y Galicia debe construir esos espacios aquí, en casa. La transformación económica pasa, necesariamente, por una apuesta decidida por la innovación, la sostenibilidad y, sobre todo, por las personas. Si Galicia logra retener a su talento y atraer a nuevos profesionales, podrá no solo superar las barreras históricas de emigración, sino liderar el cambio hacia una economía más competitiva, justa y sostenible, al tiempo que hacer frente a los crecientes retos demográficos. El futuro de Galicia depende de lo que los gallegos de hoy hagamos para hacer de nuestra tierra un lugar para vivir, crecer y soñar, donde la naturaleza y la humanidad se alíen con la innovación y se apoyen en la tecnología para plasmar en una realidad palpable la convivencia armónica con la naturaleza, el progreso y el bienestar, que potencie el talento, ya que, sin ese recurso humano, no hay crecimiento, ni innovación, ni futuro.