La Voz de Galicia

La logística como base del futuro

Mercados

Fernando González Laxe Catedrático emérito de Economía Aplicada. Universidade da Coruña

Galicia posee un sector escasamente desarrollado, pese a su peso en el PIB. El elevado precio del suelo, los escasos volúmenes de mercancías movilizadas o el reducido número de empresas reducen su valor.

10 Nov 2024. Actualizado a las 05:00 h.

La logística es una ventaja competitiva. Los avances tecnológicos y las mejoras de los sistemas permiten una mayor eficiencia en lo que se denomina las cadenas de suministro. Contribuyen a facilitar tanto el crecimiento del comercio internacional como a desplegar una mayor integración de los espacios territoriales.

La logística se enfrenta a varios desafíos. Trata de responder a los costes del transporte; a la intensidad y calidad de las infraestructuras; a los avances de la digitalización; y a la mayor preocupación por el estado del medio ambiente y los principios de sostenibilidad.

Para un mejor conocimiento de la realidad y poder llevar a cabo una evaluación de los parámetros de la logística, se utilizan diversos ejes competitivos. A saber, es preciso conocer el impacto que posee dicha actividad en el PIB, la facturación, el precio del suelo, el empleo en el sector, el desempleo y las mercancías movilizadas por los diferentes medios de transporte. Dichas ratios facilitan una mejor comprensión de realidad y nos proporciona una fotografía real admitiendo la posibilidad de efectuar comparaciones con otros entornos.

El Banco Mundial elabora un índice logístico en el que relaciona seis indicadores básicos. Tres de ellos hacen referencia a los inputs para definir las áreas o zonas logísticas, siendo los siguientes: la eficiencia de los despachos aduaneros, la calidad de las infraestructuras relacionadas con el comercio y el transporte, y la competitividad y calidad de los servicios logísticos. Los tres indicadores restantes son los outputs resultantes de las mencionadas áreas y zonas logísticas: siendo, la facilidad para coordinar embarques a precios competitivos, la capacidad para localizar y hacer seguimiento de la mercancía; y la frecuencia de arribo del embarque al destinatario dentro del plazo previsto.

Nuestro país ha ido mejorando en los últimos años y, en la actualidad, se sitúa en el puesto número quince del mundo (el décimo europeo) que está encabezado por Singapur, sobresaliendo en los dos últimos apartados y teniendo el peor resultado en lo que se refiere a la eficiencia de los despachos aduaneros.

España posee una de las economías más abiertas de la Unión Europea. Significa que nuestras ventas y compras al exterior son abundantes y, por tanto, son necesarias las cadenas de suministros y una capacidad logística adecuada para hacer dichas transacciones en el menor tiempo y costes posible; siendo capaz de integrar los distintos medios de transporte y conseguir competir con otros rivales. El índice de desempeño logístico refleja, en consecuencia, la eficacia de las cadenas de suministros a nivel global. El sector logístico español factura en torno a 10.000 millones de euros (aproximadamente el 7 % del PIB nacional) y agrupa a 218.000 empresas vinculados a la actividad.

La relevancia territorial del sector logístico español nos dice que Cataluña es el lugar donde se ubican el mayor número de empresas (14 %) muy por encima de Madrid (5 %) y Andalucía (4 %) De igual manera, si analizamos el ránking en cuanto a facturación también señalamos a Cataluña en la primera posición, seguida del País Vasco. Solo en el caso del análisis de las grandes empresas (mayores de 50 trabajadores) de la logística nos permite ver a la comunidad de Madrid en primera posición, agrupando al 19 % del total de las mismas; a pesar del elevado precio del suelo empresarial en dicho entorno.

Galicia, por su parte, posee un sector logístico escasamente desarrollado. A pesar de la existencia de nueve zonas logísticas de relevancia (Parque Tecnológico y Logístico de Valladares; Zona Franca de Vigo; Centro Logístico de Transporte de Culleredo; Centro Transporte de Ponte Caldelas; Centro Transporte de Mercancías de Santiago; Centro de Transporte de Mercancías de San Cibrao das Viñas; Centro de Transporte de Lalín; Parque Empresarial de As Gándaras; Centro de Transporte de Lugo y Terminal de O Ceao), no todas ellas funcionan eficientemente o desempeñan un rol integrador en el aparato productivo gallego o en su función de intermediador con los distintos sistemas de transporte. Sus rasgos muestran bastantes desajustes, entre los que destacan la escasa inserción global, la falta de intermodalidad y las reducidas economías de aglomeración que generan en los respectivos parques empresariales.

De mismo modo, la localización geográfica de las zonas logísticas es asimétrica en términos geográficos, en la medida que algunos parques guardan relación con los principales núcleos económicos urbanos en tanto que otros están ubicados y configurados en espacios territoriales en los que las conexiones de transporte son cuasi nulas y en las que apenas disponen de personal cualificado para el desarrollo de sus tareas. Ello hace que su contribución al desarrollo de las ventajas comparativas sea más bien reducida o baja; toda vez que la posición de Galicia, en cuanto a empleos y precios del suelo, se conviertan en rasgos negativos a la hora de mostrar la atractividad y ser catalizador para la captación e implantación de empresas.

Siguiendo los datos que nos proporciona Ardán en Galicia, el sector logístico se asocia con las actividades del transporte. De esta conjunción podemos decir que representa el 6,45 % de los sistemas productivos sectoriales de nuestra comunidad autónoma, abarcando a 1.915 empresas, generando 6.850 millones de euros y empleando a 33.500 trabajadores. Se sitúa, en términos comparativos, como el octavo sistema productivo de Galicia, en términos de empresas, tras la construcción, los servicios profesionales, turismo, las actividades agroalimentarias, los artículos de consumo, la información y las actividades financieras y de seguros. Pero, si lo medimos en términos de valor añadido es el quinto, después del textil y confección, los servicios profesionales, la construcción y la automoción.

Pero lo relevante del análisis es evaluar cómo está perfilado el sector logístico siguiendo parámetros homologables y comparativos con las comunidades autónomas españolas. Un reciente estudio revela esta situación y pone de manifiesto las distintas fortalezas y debilidades de las actividades logísticas gallegas. Subrayamos en términos positivos el papel que desempeñan las actividades logísticas dentro del PIB, así como el número de nodos logísticos existentes. Pero, también llama la atención, como rasgos restrictivos y poco competitivos, el elevado precio del suelo, los escasos volúmenes de mercancías movilizadas, el reducido número de empresas y el bajo porcentaje de personas especializadas en estas actividades.

O sea, queda un trabajo ímprobo a realizar. No obstante, hay que congratularse de que la concienciación de la relevancia sobre el tema va en aumento, lo que sin duda alguna obligaría a sugerir que las universidades públicas debieran impartir enseñanzas sobre la materia y que las empresas incluyeran en sus organigramas departamentos o unidades sobre logística, a fin de mejorar su eficiencia y eliminar los riesgos e incertidumbre sobre su funcionamiento.


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