«La confianza en mi trabajo es alta, no hay control de horarios»
Migraciones
La cambadesa Ana Costa está a punto de cumplir dos años en Suecia donde trabaja para Volvo Cars
13 Jun 2020. Actualizado a las 16:34 h.
Ana Costa cumplirá pronto dos años en Gotemburgo, en Suecia, pero su periplo internacional ha sido mayor. Nacida en Cambados en 1990, estudió Ingeniería de Caminos en A Coruña, pero fue un Erasmus en Portugal, lo que cambió sus planes. «En Aveiro descubrí lo estimulante que estar en contacto con diferentes culturas y formas de ver la vida. Tuve una conexión automática con el país y estar en contacto con una nueva realidad me ayudó a ver todo desde otra perspectiva». Tanto que, tras acabar la carrera, trabajó en Portugal durante un año y de ahí se fue a Bélgica a través de un programa de becas. «Allí trabajé en una consultora especializada en asuntos europeos desarrollando proyectos de transporte y movilidad para instituciones públicas y empresas. Después de casi dos años, me mudé a Suecia. Me surgió una oportunidad muy especial en Volvo Cars, donde entré en un programa de talentos y tuve la oportunidad de explorar las entrañas de la industria del automóvil, en un momento en el que nuevas tendencias globales como la electrificación, digitalización y nuevos modelos de negocio están transformando completamente esta industria».
Lo hizo, por lo tanto, en plena revolución del sector. «Este empleo está superando mis expectativas. El ambiente es magnífico. Hay mucha libertad y espacio para el desarrollo profesional. El nivel de confianza en los trabajadores es muy alto. No hay control de horarios, siempre y cuando presentes resultados. Además, escuchan y respetan la opinión de los jóvenes. Por otro lado, el equilibrio entre trabajo y vida personal, así como el tiempo de descanso de los trabajadores es sagrado»
Esta experiencia le ha facilitado incluso vivir el desarrollo y producción del primer coche eléctrico de la marca en Shangai. En sus planes está regresar, pero «en estos momentos no veo que vivir en el extranjero sea un sacrificio. Volver no es mi prioridad ahora mismo. Quiero aprovechar al máximo las oportunidades que me vayan surgiendo», explica.
Mientras, se adapta a la planificación que reina en el día de día de Gotemburgo: «La vida es muy diferente a Galicia. Echo de menos es la improvisación. Aquí la gente planifica sus horarios y tiempo libre con mucha antelación. Es muy habitual que si quieres hacer planes para el fin de semana no consigas encontrar un hueco en la agenda de tus amigos hasta dos semanas más tarde», explica con una sonrisa.