Miren dónde estaba la liebre
Opinión
13 Apr 2007. Actualizado a las 07:00 h.
UN DIRIGENTE del PNV, cuyo cargo lamento no recordar, dijo algo que sonó así: «¿Será por siglas? Batasuna las tiene a mogollón, para dar y tomar». Pues era verdad. Tienen tantas y de tan variado pelaje, que lo mismo valen para un roto que para un descosido; lo mismo sirven para respaldar la lucha armada que para rechazar la violencia; y lo mismo valen para predicar la independencia del País Vasco que para aceptar la Constitución de España. Tienen un gran patrimonio de siglas. No tienen más que acercarse a sus propios archivos y preguntar, como si fuera una tienda: ¿Qué tenemos por ahí? Y lo que tiene el tendero-archivero es una vieja gloria de poco uso que se llama ANV, Acción Nacionalista Vasca. Con esta mercancía sí que no contaba Mariano Rajoy. Josu Jon Imaz, sí. El señor Imaz, que para eso es el conductor del nacionalismo, avisó hace días: ojo, que pueden salir por ahí. Pero don Mariano está metido en una cruzada para que Zapatero se apee de su carismática inocencia y eche a las tinieblas exteriores al Partido Comunista de las Tierras Vascas, las famosas y silentes nekanes . Y no era ésa la liebre que había que cazar. La liebre estaba agazapada en otro matorral con tanta historia que hunde sus raíces en el reinado de don Alfonso XIII. ¡Anda, que si Zapatero obedece a Rajoy e ilegaliza al PCTV¿! Ahora, las carcajadas se oirían de Baracaldo al Bidasoa. Y ahí está, como nueva marca que concurrirá a las elecciones de mayo. Se ha caído el velo, aunque no entiendo bien por qué Arnaldo Otegi niega que Batasuna está detrás. ¿Será que está delante? ANV se desgajó del tronco del PNV en los años treinta porque lo consideraba demasiado católico y clerical, y no siente la necesidad de ganar el cielo, habiendo tantas delicias en la tierra. Y ayer recibió la laica bendición de María Teresa Fernández de la Vega. O la bula, que en esos territorios confesionales me manejo mal. La señora vicepresidenta no puso reparos: «ANV cumple inicialmente todos los requisitos». No me digan que no es prodigioso. No me digan que la política no es el arte de lo posible. Otegi y compañía, que se resisten a condenar la violencia como los niños a comer ensaladas, tienen un partido que la rechaza de forma expresa. Si hurgan más en sus archivos, seguro que encuentran algo que acepta los Principios Fundamentales de Franco. Pues a ver qué dicen la policía y los jueces. Porque unas siglas para una urgencia las tiene cualquiera. Pero ahora hay que llenar las listas. Y el cumplir los requisitos iniciales no significa, supongo, que por ahí se cuele una panda de etarras. Un partido, aun siendo legal, puede dejar de serlo si continúa o sucede «la actividad de otro declarado ilegal». Eso dice la ley.