La Voz de Galicia

Europa y el hallazgo del bosón de Higgs

Opinión

Carlos Pajares

05 Jul 2012. Actualizado a las 07:00 h.

E l descubrimiento del bosón de Higgs puede aparecer como algo interesante desde el punto de vista científico pero muy alejado de los intereses del gran público, que no vislumbrará la importancia de este hecho para Europa y para España en particular, pese a lo que significa el emprender una empresa común que ha exigido muchos esfuerzos humanos y económicos a lo largo de varias décadas para un principal objetivo, que es el conocimiento más profundo de nuestro universo. Sin perjuicio de que esta búsqueda conduce inexorablemente a la creación y desarrollo de múltiples tecnologías.

En efecto, el diseño y construcción del gran acelerador de protones del CERN en Ginebra ha sido un gran desafío cuyo objetivo fundamental es puro conocimiento. Entender cómo se originaron masas diferentes a nivel elemental, reproducir condiciones similares a las que se dieron en el origen del universo, contestar a la pregunta de por qué en nuestro universo las cosas están hechas de materia y no de antimateria, cuándo y cómo se rompió esa simetría materia-antimateria, son preguntas que se quieren contestar. En general se puede decir, recordando a Proust y su búsqueda del tiempo perdido, que el objetivo del gran acelerador es buscar la simetría perdida y entender cómo la diversidad de la materia puede conformarse en una visión unitaria. En otras palabras, en búsqueda de la belleza.

Construir un acelerador de 27 kilómetros de perímetro en un túnel a 100 metros bajo tierra requiere tecnologías sofisticadas, imanes superconductores que a su vez requieren bajas temperaturas que en este caso alcanzan los -271 grados. No hay ningún sitio en el universo con tan bajas temperaturas y en las colisiones se llegan a producir temperaturas cien mil veces superiores a las del interior del Sol. Igualmente se necesita ultravacíos para evitar que los protones puedan chocar con impurezas y estropeen los haces. En los cuatro lugares donde se producen las colisiones están colocados los detectores compuestos por diversa instrumentación. El volumen que ocupa es equivalente a un edificio de ocho pisos. Por todo ello se requiere el ingenio de muchos ingenieros y científicos a lo largo de muchos años apoyados por la sociedad, que a través de sus Gobiernos han contribuido económicamente. Ha sido Europa, a través de los 20 países miembros, la que ha hecho posible esa empresa, y en ella España, sus científicos, ingenieros y empresas, han jugado un papel relevante. Otos sitios del mundo lo intentaron pero no lo consiguieron. Estados Unidos empezó a construir un gran acelerador con el mismo objetivo, pero no fueron capaces de llevarlo adelante después de haber gastado 1.500 millones de dólares.

Por una vez, en lugar de ser la Europa de los mercaderes, esta es la Europa del conocimiento. La búsqueda de ese conocimiento ha dado lugar a la creación de múltiples tecnologías siguiendo la tradición del campo de la física de partículas. No hay que olvidar que en el CERN se desarrolló Internet o que de este campo surgió muy diversa instrumentación médica como los escáneres, PET, gammagrafía, RMN. Ahora, la construcción del gran acelerador ha permitido desarrollar tecnologías de información con la creación del GRID, ampliamente usado ya en otros campos, tecnologías de vacío, aplicaciones de aceleradores en industria, soldaduras de precisión, ensamblaje mecánico, mejora de rendimientos en placas solares, posible utilización de aceleradores de protones e iones para quemar determinados tumores, y un largo etcétera.

España tiene un papel relevante dentro del CERN. Cerca de mil científicos e ingenieros participan en él. Dos de las cuatro grandes colaboraciones, que agrupan alrededor de 3.000 científicos, tienen como chair a dos mujeres de universidades españolas. En las otras dos, varios españoles juegan papeles importantes, siendo normal que den las conferencias plenarias en los más importantes congresos del campo. Empresas españolas han obtenido importantes contratos en la construcción de partes del acelerador (por ejemplo, criogenia e imanes cuadripolares) y de los detectores. El retorno tecnológico que obtienen es muy importante y no solo por el valor de los contratos. La estancia de sus ingenieros les permite aumentar su formación de tal manera que las empresas son más competitivas tecnológicamente. No es extraño que en otros proyectos como el de la fusión nuclear Iter las empresas españolas sean las terceras en cuanto a contratos obtenidos y que prácticamente todas esas empresas hayan trabajado anteriormente en el CERN.

No se ha ganado el campeonato del mundo ni el de Europa, pero España debe brindar porque esta vez ha probado que está en la comunidad científica y tecnológica en primera fila.


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