El desorden energético y sus consecuencias
Opinión
02 Dec 2012. Actualizado a las 07:00 h.
Si en un país europeo, desde el año 2006 hasta el 2012, la factura eléctrica aumenta un 68 % cuando en el resto de Europa se contuvo o incluso disminuyó en algunos casos, eso significa que algo se está haciendo mal. Cuando en un país que ve caer mes tras mes el índice de producción industrial asistimos a una amenaza de deslocalización por parte de grandes consumidores energéticos como Alcoa o Aceralia si no se reduce el coste energético, es que la política energética es peligrosamente desacertada.
El partido del Gobierno, liberal, confirma en su nueva regulación su empeño en desordenar el sistema eléctrico, y es que ya aquel a la sazón director del Fondo Monetario Internacional que no vio venir la crisis, ministro de Industria de la segunda legislatura de José María Aznar, Rodrigo Rato, fue el ministro que más daños provocó en el sector eléctrico, y es que fue Rato quien impidió la fusión de Endesa e Iberdrola, que hoy sería por capitalización la primera compañía de Europa. También fue en su mandato cuando se privatizó totalmente la gestión de Endesa, gran error, cuando en Francia, Italia o Alemania el Estado mantiene participaciones en las empresas estatales, dado su carácter estratégico; como igualmente fue Rato el que aprobó un Plan de Energías Renovables que supuso el auge de uno de los mercados más especulativos, con diecisiete consejeros otorgando megavatios con criterios alejados de la sostenibilidad económica del sistema. Y fue Rato quien, por la proximidad de unas elecciones decidió crear el «déficit de tarifa» a favor de las eléctricas, que ya acumula 20.000 millones de euros que estaremos pagando muchos años, sin olvidar que como Gobierno liberal decidió liberalizar un mercado eléctrico hoy más y peor intervenido que nunca, para introducir una supuesta competencia que nadie percibe. Evidentemente, no podemos obviar las aportaciones que hicieron los ministros de Industria del Gobierno de Zapatero a este descontrol. Y ahora el Gobierno actual aprueba una reforma energética que pondrá en peligro miles de empleos, lo cual, como ciudadano y como alcalde de la villa con el mayor complejo eléctrico de Galicia, me preocupa, ya que aunque soy optimista con el funcionamiento de la central de carbón y su futuro, dada la competitividad de esta tecnología en el mercado, puede tener consecuencias en el empleo sobre todo indirecto, así como en el transporte de carbón, al igual que en la central de ciclo combinado, que deberá sumar a su escasa actividad esta nueva carga fiscal.