Emergencia ahora. Y el mes que viene
Opinión
12 Nov 2013. Actualizado a las 07:00 h.
Cuando lean este artículo ya habrán pasado tres días desde que el tifón Haiyan comenzó a devastar las costas filipinas. 72 horas decisivas en cualquier emergencia humanitaria para intentar reducir el sufrimiento inmediato y futuro de las víctimas. 72 horas en las que en un escenario de destrucción total se deben realizar dos tipos de tareas: 1.º Movilización inmediata de recursos: refugio, ropa de abrigo, higiene, agua potable, comida, etc., además de atención médica (incluyendo salud mental, estrés postraumático).
2.º Evaluación inicial de las necesidades para disponer de un panorama de la situación que garantice la eficacia de la respuesta y que esté accesible para todas las instituciones públicas (locales y nacionales), agencias de Naciones Unidas especializadas o de países donantes y oenegés y que desde el principio, sí o sí, deben actuar coordinadas para cubrir el máximo de las necesidades de la totalidad de la población más vulnerables.
Es notable la calidad de muchas de las oenegés que intervienen y el aprendizaje en emergencias previas (como en Haití), pero también lo regulada que está su actuación para asegurar el mínimo tiempo de respuesta, con procedimientos como el MIRA (Evaluación Multisectorial Inicial Rápida) o manuales de intervención como el Proyecto Esfera, reconocidos por haber establecido nociones de calidad, rendición de cuentas y principios que deben estar presentes en toda intervención humanitaria: evitar exponer a las personas a daños adicionales como resultado de nuestras acciones; velar por que las personas tengan acceso a una asistencia imparcial, de acuerdo con sus necesidades y sin discriminación; proteger a las personas de los daños físicos y psíquicos causados por la violencia y la coerción; y ayudar a las personas a reivindicar sus derechos, obtener reparación y recuperarse de los efectos de los abusos sufridos.
Dentro de dos semanas, empezará otra fase en la respuesta humanitaria: pasar de la emergencia a la rehabilitación para reconstruir las condiciones previamente existentes. Y con un requisito imprescindible para evitar muchos fracasos anteriores: hacerlo con el Gobierno de las autoridades e instituciones locales.
En breve empezará a disminuir la presencia de esta tragedia en medios de comunicación... y los donativos. Será en este momento cuando hagan tanta falta como ahora.
Si son de los que no comparten esa absurda división entre «pobres de aquí y pobres de allá», permítanme hacerles una recomendación: si pueden donen su tiempo o su dinero ahora, pero anoten en su agenda volverlo a hacer dentro de un mes. Multiplicarán su solidaridad.
Xosé Cuns Traba es Exdirector de Oxfam Intermon en Galicia.