La Voz de Galicia

El jefe de la tribu

Opinión

Enrique Clemente

23 Jan 2014. Actualizado a las 07:00 h.

Se ha ido el jefe de la tribu. Y se agolpan los recuerdos. De su amplio piso de Madrid donde apilaba cientos, miles de ejemplares de Le Monde, el Herald Tribune y otras publicaciones extranjeras, y carpetas llenas de recortes. Además de libros en varios idiomas. Porque Manu Leguineche era un reportero, pero también un hombre muy culto y leído, un trotamundos ilustrado, con una increíble habilidad para pergeñar a vuelapluma crónicas y análisis sólidos, bien escritos y rigurosos de acontecimientos sucedidos en los lugares más variopintos del mundo. En los cuales, por supuesto, siempre estaba o había estado. Recuerdo cómo en el diario para el que entonces trabajaba esperábamos el leguineche, que nos llegaba por el antiguo teletipo de papel desde alguna parte del globo, para colocarlo en página en un sitio preferente. Era lo que ahora se llama valor añadido. También escribió numerosos libros en los que mezclaba su estilo ágil y conocimientos adquiridos in situ a través de sus múltiples lecturas. Su libro El camino más corto valía, y vale aún pese a todo, más que mil manuales de periodismo para quienes pensaban en ser reporteros de internacional, corresponsales de guerra y viajar por el mundo.

Manu era un hombre bueno, tímido, pero con muchos amigos, un gran compañero, siempre dispuesto a ofrecer ayuda y consejo al que se lo pidiera. Del Athletic de Bilbao hasta la médula. Se sentía feliz ejerciendo su profesión, que a la vez era su pasión. Sus últimos años los pasó, cada vez más consumido por la enfermedad, en su casa de Brihuega, en Guadalajara. Pero seguía apilando periódicos atrasados, esa costumbre anacrónica que algunos mantenemos. Hacía mucho tiempo que el leguineche no llegaba a ninguna redacción, pero algunos, sobre todo los que alguna vez tuvimos el privilegio de editarlo, charlar con él y aprender de sus crónicas, lo echamos de menos. Ahora notaremos la ausencia de un hombre que huía de la notoriedad, aunque era uno de los más grandes de la profesión y abrió camino a otros muchos.


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